Reseñamos el espectáculo Song Machine Live From Kong de Gorillaz
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Reseñamos el espectáculo Song Machine Live From Kong de Gorillaz

9 / 10
Raúl Julián — 15-12-2020
Fecha — 13 diciembre, 2020
Fotografía — Archivo

Difícilmente un concierto puede generar las mismas emociones a través de una pantalla que teniendo delante a la banda en riguroso directo. Sin embargo, es evidente que este tipo de espectáculo alberga un sinfín de posibilidades y, en base a una creatividad siempre activa, Damon Albarn es especialista en aprovechar oportunidades. Es así como, dos décadas después de crear Gorillaz junto al dibujante y diseñador gráfico Jamie Hewlett, el londinense se sirve de las peculiaridades del momento para concretar otra idea original. Tal y como él mismo confesó en la rueda de prensa a la que asistió Mondo Sonoro, ‘Song Machine Live From Kong’ era algo que había ansiado desde los mismos inicios del proyecto, ya que aunaría por primera vez esos dos mundos entre los que transitan los protagonistas (animados y reales) del grupo. Un concierto emitido en streaming para todo el mundo los pasados días 12 y 13 de diciembre, que a su vez servía como presentación oficial en directo de Song Machine, Season One Strange Timez (Parlophone / Warner, 20), el que ya es séptimo álbum de estudio del combo.

Bajo la dirección creativa de Stephen Gallagher de Block 9, el resultado es una ambiciosa y brillante producción, situada a medio camino entre el sótano ficticio de Kong Studios (residencia de la banda animada) y los estudios londinenses LH2. La experiencia, además de entretenidísima, resulta apabullante a nivel técnico y visual, con una formación capitaneada por Albarn que cuenta en sus filas con músicos como Seye Adelkan, Karl Vanden, Femi Koleoso y Remi Kabaka. Junto a ellos, la grabación presenta un auténtico desfile de artistas invitados, ya sea aprovechando su presencia física en el mismo estudio –caso de Robert Smith, Leee John o el bajista Peter Hook–, en forma de holograma –Beck o Fatoumata Diawara– o de dibujo animado, caso del mismísmo Sir Elton John en “The Pink Phantom”. ‘Song Machine Live From Kong’ es una celebración compartida con el mundo, de efecto balsámico para combatir esos niveles de miedo y crispación que nos agotan. Si bien es verdad que el asunto contaba en sí mismo con gran potencial, no es menos cierto que Albarn y compañía se muestran especialmente diestros en el desarrollo de un experimento que, como no podía ser de otro modo dado el talante inquieto y multicultural de la formación, transita despreocupada y convincente entre numerosos estilos. Sucede desde el inicio con la presencia del mencionado vocalista de The Cure en “Strange Timez”, pasando por el pegadizo ramalazo funky de “The Valley Of The Pagans”, el hip hop de “Dead Butterflies” con Kano, el soul de “The Lost Chord”, el post-punk de “Aries” con el ex Joy Division, o el exotismo africano de “Désolé”. Todo a lo largo de una secuencia en la que también destaca el gamberrismo de Slaves y Slowthai durante “Momentary Bliss”, una recuperada “Dracula” o la solemne aportación del actor Matt Berry en “Fire Coming Out Of the Monkey's Head”.

Trazado a lo largo de ochenta minutos con un ritmo ágil, colorido y resuelto, el concierto finaliza con el clásico "Clint Eastwood”, en una lectura acelerada junto al cantante de reggae Sweetie Irie con invasión de buena parte de los invitados incluida. Es el desparrame final de un concierto logradísimo y vanguardista durante el que se cuelan simpática y generosamente 2-D, Murdoc Niccals y compañía, con idéntico atractivo en el plano visual que en el musical. Lo cierto es que ‘Song Machine Live From Kong’ deja la sensación Damon Albarn es uno de los talentos más diversos e incontestables de su generación, en una versatilidad creativa que empieza a recordar poderosamente a la eximida a lo largo de su carrera por David Bowie. Son ya treinta años probando un perfil mutante, inconformista y, casi siempre, absolutamente deslumbrante. Virtudes a las que añadir su capacidad para asumir nuevos retos, transitar entre diferentes géneros y experimentar mucho más allá de aquellos magníficos Blur con los que, de paso, logró actualizar la tradición musical británica hasta recolocar al Reino Unido en el epicentro de la industria musical.

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