Hace ya cuatro largos años, un lejano febrero de 2019, Recycled J estrena ‘City Pop’ en la Sala Shoko de Madrid. La cola daba la vuelta a varias manzanas y mucha gente se quedó sin poder entrar. Ese día en la Sala Shoko cubrí mi primer concierto como semi-profesional y empecé a dar mis primeros pasos serios en la prensa musical. La vida de Recycled J, la de todos, ha cambiado mucho en este tiempo. La discoteca del metro de La Latina cuenta con un aforo menor a mil personas y solo con la cola de la entrada, hubiera podido llenarla de nuevo. Pero era un concierto gratuito, claro. Cuatro años después, esta vez en Ronda de Atocha, a solo mil metros de la Shoko y jugando en casa, el madrileño ha vendido más de dos mil entradas en menos de una hora para su concierto del pasado viernes 3 de febrero en el Circo Price de Madrid.
Han pasado cuatro años, y lo que era un directo falto de experiencia, en un momento en el que el urbano más underground moría para dar a luz a otra cosa, aunque no se supiera bien el qué, ahora es una propuesta sólida en la que el de Carabanchel se siente amo y señor de sí mismo. En este tiempo Jorge le ha robado el foco a Natos y Waor en lo último de ‘Hijos de la Ruina’ confirmando su condición como vocalista; ha probado el pop ochentero; se ha acercado a la electrónica en un EP como ‘Sad Summer’ que fue lo mejor del año 2021 en Madrid para esta revista; ha sobrevivido a una pandemia; ha renovado su imagen y ha firmado decenas de conciertos en los que su propuesta ha ido cogiendo color y forma.
Mano a mano con Selecta, que también estaba a su lado aquel febrero de 2019, ha ido perfeccionando un directo que ya es capaz de competir con los mejores del país. Y es que con el productor ha concebido una colección de temas que están a la altura de cualquiera en la escena nacional. Las canciones se suceden una tras otra y el público fija la mirada en Recycled sonriendo saboreando junto a él su éxito. ’Carretera’, ‘A la Tumba’, ‘Raíces’, ‘Angelito’, ’40 Noches’, ‘Bambino’… y dos bombas inéditas que formarán parte de su nuevo trabajo, son algunos de los momentos álgidos de una noche a marcar en el calendario. Se celebraron en Madrid las olimpiadas de 2023 y fueron de Jorge, que demostró que no hay que ganar las elecciones para ser el alcalde de tu casa.
Cuatro años después del lanzamiento de su último álbum, Recycled J se sube al escenario del Price y lanza una advertencia que es también una petición. Como en toda relación de un artista con su público, uno se convierte en acreedor y deudor al mismo tiempo. Jorge habla en madrileño y pregunta que quién le iría a ver a su barrio y la respuesta es ensordecedora. Quien quiera entender que entienda. En la capital eso tiene un nombre y se llama Palacio de Vistalegre. Un enclave que durante el pasado ciclo olímpico solo podría aspirar como parte de Hijos de la Ruina y que ahora reclama en solitario.
Cuatro años después, con la mirada puesta en un año 2023 donde llegará el que debería ser su álbum de consagración; donde se enfrentará a miles de personas a dos paradas de metro de su casa, muchos días después de aquel concierto en la Shoko, hay algo que no cambia. Sonrío como el público del Price porque puedo terminar esta crónica como empecé la de aquel día: “La familia de Jorge, el hombre detrás de Recycled J, veía emocionada, desde la zona reservada, el show”.
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