Rebecca Gates + Ted Leo, la bella y la bestia
ConciertosTed Leo And The Pharmacists

Rebecca Gates + Ted Leo, la bella y la bestia

8 / 10
Miguel Ángel Sánchez Gárate — 13-09-2012
Empresa — Son Estrella Galicia
Sala — Berlín Café / Madrid
Fotografía — Nacho Ballesteros

La ocasión de ver en en solitario a dos de las cabezas visibles de The Spinanes, banda de Sub-pop con nutrida cosecha discográfica en los noventa, y por otro lado Ted Leo, sin su consistente trío The Pharmacists, en un reducido club sembrado de mesas y con cierta aura de jazz auguraba buenas vibraciones, en gran parte por esa cercanía implícita y rompedora de las barreras propias entre artista y respetable que se dan en otras condiciones.

Rebecca Gates, de negro riguroso, defendió a capa y espada y haciendo gala de un humor desenfadado ese disco titulado “The Float”, en el que tira de indie-folk. Su perfilada voz no está lejos de la de Suzanne Vega pero sus maneras van mucho más allá que las de ésta o las de las de Michelle Shocked. El brío de la electroacústica fulgía entre canciones con vocación más críptica y llenas de claroscuros como “The Seldom Scene” o “You Don´t Love Me“, con una vena agridulce. Aunque dejó patente su estancia en Madrid, la primera vez que vino con catorce años y visitó el Museo del Prado: “Todavía no conocía a Goya”; o montó en bicicleta por sus calles. como ya hiciera en Amsterdam. Entre canción y canción hizo un guiño a las próximas elecciones norteamericanas con vis cómica: “Obama tiene sus problemas pero no son para mi”. Y nos presentó a su “pequeña” orquesta que le acompañaba, un Ipod, del que extrajo un ruidoso loop como telón de fondo para desplegar sus letanías. Ya en el ocaso de su actuación abordó una versión acústica de “Talk Of The Town” de The Pretenders. Y dejó bien caldeado el escenario a ese pequeño gran hombre que es Ted, quién también optó por un fondo de armario oscuro y escueta presentación en un español con poco acento foráneo.
Su furibundo arranque con “Nothing Much To Say” tuvo la mala fortuna de que se le desenchufara el pedal de efectos que llevaba, por lo que tuvo que retomar la canción desde el principio. Aquí se vieron los espasmos de ese pasado hardcore en Citizen Arrest y se demostró también que puede batallar en solitario con tanta fuerza como si una banda le cubriera las espaldas detrás, algo de lo que no adoleció la noche en absoluto. Como Billy Bragg el norteamericano se las compuso en formato one-band man sin que le temblaran las piernas en ningún momento. Siguió con “The Sword and The Stone” y “Bleeding Powers” con su magnética voz y esa guitarra cargada de espasmos como una montaña rusa. También jugó su baza de humor cuando increpó a la audiencia en busca del “silbido más potente”. Tiró de nuevo repertorio: “Rooms Of Animal” y sacó lo mejor de su repertorio: “The High Party”, “Where Have All The Rude Boys Gone”, “The Goldfinch and The Red Oak Tree“. Aunque quizás el público tuvo más empatía y connivencia en las bailadas y coreadas “Me And Mia” y “Heart In Cork”, números más melódicos y radiables con los que provocó el delirio. Así mismo se sacó de la chistera un tema punk con cierto deje a lo Circle Jerks: “Anonymous 1304”. Y como colofón regaló un fantástico “Timorous Me”, con esa melodía vocal digna de Phil Lynott, y que puso el broche de oro a una noche mayúscula, Ted dejó claro que es más que una simbiosis perfecta entre Paul Weller, Shane Mc Gowan y Joe Strummer. Porque Ted Leo no hay más que uno, y bien vale su peso en oro.

Un comentario
  1. ufff Des radvam se che ne go posnta tova za Sagmeister kato izleze Helvetica che togava beshe mnogo fash i samo se prevurtaha razni imena sredcreativnite nadprevarvaiki se koi po i sto 😀 a kolkoto do nego vinagi sum si mislil che e jako da znaesh che prosto go imash i ne se napuvash da pravish kakvoto pravish mislja che i v BG mojeshe njakoga da se sluchi tova no mai vsichki si cheshat tas egoto s copy & paste vmesto da razkazvat istorii za mjastoto i vremeto

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