Raíces y Alas
ConciertosAlhautor

Raíces y Alas

8 / 10
David Pérez Marín — 20-08-2021
Empresa — Oh Salvaje
Fecha — 14 agosto, 2021
Sala — Auditorio Finca el Portón (Alhaurín de la Torre)
Fotografía — David Pérez Marín

El ciclo Alhautor vuelven a salirse del redil de festivales y ofrece este verano una nueva ecléctica y atractiva programación para todos los públicos. Cultura segura en un marco que es puro regalo para los sentidos, la finca de El Portón de Alhaurín de la Torre, música que huele a flores bajo atardeceres y cielos estrellados, tal cual.

La jornada de hoy se presenta auténtica como pocas, una fecha de altos quilates grabada a fuego en nuestro calendario: Israel Fernández, La Tremendita y Cristian de Moret. Raíces y Alas. Jóvenes flamencos que vienen de vuelta, tres voces con personalidad a raudales que, desde el total dominio y respeto por la tradición, mantienen y avivan el fuego del género dando pasos adelante y atrás, experimentando hacia otras galaxias y salvaguardando al mismo tiempo la insondable riqueza pretérita.

Cae la tarde y muy puntual, con muchas butacas aún vacías que se terminarán llenando, comienza a desbordar arte por los cuatro costaos Rosario La Tremendita, muy bien acompañada por tres músicos de primera (bajista con pedaleras espaciales, percusionista y Tremendo Hijo, su hermano, al compás por palmas y jaleos). Ya lo hemos comprobado y reiterado muchas veces: Rosario es una fuerza de la naturaleza imparable a la que le corre la música por las venas. Su inconfundible voz cincela a su antojo cada cante, y con la misma abrumadora sensibilidad degusta los tiempos por seguiriyas, soleares o bulerías, pasando por cañas y polos sin despeinarse, sacándole chispas al cajón, acompañándose ella misma a la guitarra o acelerándonos las pulsaciones con su bajo poseído por el espíritu de Jaco Pastorius. De su Triana, con Cobito y El Arenero bajo las alas, a Camarón o la Faraona… Todo con una clase y personalidad sin costuras, a corazón abierto y sello propio.

Recorre los surcos del soberbio Delirium Tremens que firmó en 2018, con el que encontró su rumbo actual y un nuevo universo que no entiende de techos ni paredes, hechizando a la luna con fragmentos de “Romance del silencio” y “Valeriana”, entrelazando letras populares y mostrando una comunión total con sus músicos. No cesa la jondura y es una “fuente cristalina de la que salen ríos caudalosos” por alegrías, desembocando en esas coplas que le gustaban a sus abuelas por bulerías, y rematándonos con “una escalera de vidrio por donde suben las penas”, hasta llegar al anochecer de un cielo incicatrizable, marcado por la estela de tangos de mil colores.

Recuperamos el aliento y la velada flamenca llega a su cima más pura con el cantaor a batir, Israel Fernández. Lo disfrutamos hace unas semanas en La Mar de Músicas (junto a Diego del Morao) y hoy (acompañado de un gran Rubén Lara), vuelve a dejar claro en un parpadeo que ese genuino quejío, su frescura y sentimiento, pueden marcar historia. Humildad y hondo conocimiento del flamenco (liga los tercios y las letras de su amplio repertorio como si tuviera la sabiduría de cien años), más un don y maestría que parece crecer por momentos. “Yo creía que el querer /era cosita de juguete / y ahora veo que se pasan / las duquelas de la muerte”. Vamos con el Pilarico a por agua (Soleá del Pilarico) y en el camino nos quedamos. Los casi catorce minutos por soleares de arranque, meciendo y combinando letras populares en el aire, desgarrando con su emocionante soniquete, ya justifican el precio de cualquier entrada. Morentiano regusto en “Si sufres, sufre callando /y no publiques tu pena, / aunque te estén ahogando / que nadie se ría de ella”. Eriza en el cielo hasta la última estrella.

La magia continúa surcando su imprescindible Amor (21), por cantes de Levante, tarantos y cartageneras, de tientos a tangos y rematando por bulerías, con su Pastora Pavón por bandera. Las ovaciones y piropos no cesan, el público en pie aplaudiendo una y otra vez. Si aún resonaba en los cuatro vientos el “Romance del amargo” que dejó más de una boca abierta la noche anterior en el Starlite, donde acompañó a Tomatito (todos los grandes lo quieren a su lado), antes de que termine el recital de Alhaurín, ya hay un coche en marcha para que haga doblete esta misma madrugada… No hay quien lo pare. Termina por fandangos y dejándonos con ganas de mucho más.

El fin de fiesta llega de la mano de otra de las nuevas voces del momento, Cristian de Moret. Con su Supernova (21) bajo el brazo le pone la guinda perfecta a una de las citas con más arte que se recuerdan en Alhautor. Entre el público (los que aún no lo conocían), se escuchan comentarios como: “¡Qué voz tiene!”, “Entre Camarón y Jimi Hendrix”, “Es el nuevo Raimundo...”. Con su eléctrica enfundada y acompañado hoy de su hermano al bajo y teclados atmosféricos, desgrana su sobresaliente debut, demostrando un conocimiento jondo, magnetismo y fuerza que hace imposible perderle la pista. Una mixtura de sonidos en los que defiende la tradición y la electrifica propulsándola al espacio exterior. Borda los tangos del “Pañuelo”, la debla “Geometría sagrada” y la trilla “Meteoro”, cambiando guitarra por teclados. Demuestra con soltura sus vastos saberes intercalando palos, fusionándolos con jazz, rock o funky con la misma naturalidad. Poderío a cada paso. De granaínas, a alegrías de Cádiz, pasando por fandangos de Paco Toronjo o los sones africanos de“Alas”, precedida de una coreada versión de “La leyenda del tiempo” y finalizando con un atrevido y festivo tema a ritmo de cumbia.

Jóvenes y sabias voces libres. Raíces y alas.

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