Noche de estreno y cumpleaños

Punk sin concesiones. Así de sencillo y así de complicado. Pero eso es lo que llevan diez años haciendo los bilbaínos RadioCrimen. Una década en la que, a pesar de los cambios de formación, han sabido mantener la coherencia en unos tiempos en los que lo fácil ha sido dudar de todo, hasta de uno mismo. Así que, para celebrar una década de supervivencia, se juntaron con todos sus fans en el Antzoki aprovechando además, para presentar su nuevo trabajo, "Franki", que regalaron a todos aquellos y aquellas que se acercaron a disfrutar del evento.

Como aperitivo, pudimos disfrutar del bolo de la joven banda Free City, sobrados de actitud y practicando un hardcore melódico, que se envenenaba cada vez que se ponía en marcha el hiperactivo vocalista, quien llevaba a una dimensión más punk esos sonidos noventeros. Energía pura para prepararnos ante la que se nos venía encima.

Los primeros acordes de ‘Jon’, uno de los nuevos temas de RadioCrimen, daban inicio a un concierto en el que no hubo un solo momento de respiro, y en el que los bilbaínos presentaron, por fin, en sociedad su nuevo trabajo: ‘Franki’, un disco conceptual en el que se cuentan historias de otra época, concretamente de los años 80 y los primeros 90, con la explosión del punk en Bilbao, en medio de una reconversión industrial salvaje. Recuerdos de una ciudad gris y sucia, pero con mucha más alma y personalidad que esta “ciudad Playmobil”, en que los dirigentes municipales han ido convirtiendo Bilbao a lo largo de los años… en fin, que esto daría para un debate más extenso, y este no es el lugar para ello, así que a lo que íbamos: ¿quién mejor para contar estas historias que unos supervivientes de la época, que han sabido mantener la esencia punk a lo largo de los años? Destacaremos pues, los tres temas que sonaron de este nuevo trabajo: el ya mencionado ‘Jon’, que cuenta el origen del disco, la rabiosa ‘Bastardos’, que apostamos desde ya que se va a convertir en uno de los grandes himnos de Radiocrimen, y la nostálgica ‘Dios ha muerto’, con recuerdos a MCD, Zer Bizio? Y las noches en el Gaueko, el Kaixo o el Gaztetxe de Bilbo…

Pero como decíamos, aparte de ser un concierto de presentación de un nuevo disco, también era una fiesta para celebrar el décimo aniversario de una banda que, como decíamos, ha sabido mantener encendida la llama del punk en Bilbao, cuando parece complicado mantener una coherencia, tanto musical como ideológica, algo que ellos demostraron con creces en el concierto del sábado, donde como es habitual, se dejaron la piel en cada tema, repasando toda su discografía. Comenzando con su inicial ‘Mátame’, del que sonaron ‘Terror’, ‘Buko’, ‘Mis demonios’, con aires postpunk, ‘Los chicos ya no quieren llorar’, coreada por todo el público y ‘En las cloacas’, que por cierto, nada tiene que ver con lo que se escucha en la grabación del disco, ya que con el paso de los años, ha mutado en un tema mucho más salvaje, al igual que el resto de composiciones de aquel debut discográfico.

Y es que, si algo se puede decir de Radiocrimen es que, al contrario de lo que podría imaginarse, es una banda que se ha ido endureciendo a lo largo de los años, convirtiéndose en una auténtica apisonadora, como demostraron a lo largo de un bolo en el que los dos miembros fundadores y únicos supervivientes, Luis Punk y Txarly Usher, mostraron una complicidad pasmosa a la hora de repartirse las labores vocales, algo que hizo que la cosa no decayera en ningún momento, con momentos álgidos como ‘Contenedores’, perteneciente a su disco de 2014 ‘Antecedentes’, ‘Los chicos ya no quieren llorar’ o ‘Autocrítica’, una de las mejores letras de la discografía de la banda.

No faltaron imprescindibles como ‘Mundo basura’, ‘Los indeseables’, o ‘Bangladesh’ ambas incluidas en la trilogía denominada ‘Ira’, perpetrada en tiempos pandémicos. Por supuesto que tampoco se olvidaron de ‘Ahógate en el WC’, un tema que ya han hecho propio y que sirve como homenaje a una de esas bandas más que necesarias, como es La Broma de Ssatan a quienes, por cierto, en breve tendremos por aquí, tocando junto a los no menos míticos Ultimatum.

Y esto es todo lo que dio de sí una noche de punk rabioso y salvaje, en el que celebramos los diez años de una banda a la que, tal y como demostraron, todavía le queda mucho por decir. De momento, ya han soltado a Franki… ahora sólo queda atraparlo en todos los bolos que sea posible.