Noche fría y lluviosa en Portugalete. Nada que no se solucione con un buen concierto de punk old school en la que, probablemente, sea la mejor sala de conciertos de Bizkaia. Putakaska y La Excavadora se reunían en la Groove para dar una auténtica master class de actitud y experiencia sobre el escenario, manteniendo siempre el espíritu combativo y rabioso del punk.
Abrieron fuego unos Putakaska sobrados, que prácticamente, jugaban en casa y eso se notaba, porque creo que Barakaldo se tuvo que quedar vacío, ya que medio pueblo estaba allí viendo a sus héroes locales. Zapatilla y más zapatilla. Eso es lo que dieron los “Putakas” en un concierto de hora y diez minutos (más o menos) para 29 temas, intro incluida. Casi nada. Y es que los de Baraka no dieron ni un segundo de descanso, en un bolo trepidante, en el que repasaron una discografía de, nada más y nada menos, que 40 años de carrera, comenzando con “Corre Johnny” y terminando con “Por lo menos”. Y por el medio, fueron cayendo uno a uno imprescindibles como “Caballo de Troya”, tan acelerada y rabiosa como “Vives”, la crítica social de “Mendigando”, la oscura “Psicótica”, el alegato contra el postureo en “Tontería en la capital”, y pasajes más cercanos al rock and roll más clásico como “Yo me quedo aquí” o “Tu rock and roll es una mierda”, donde destacaron los coros por parte del guitarrista y el bajista, que acompañaron a la voz a un inconmensurable Olivas que se pegó una buena paliza.
Tampoco faltaron himnos como la nostálgica “Verano del 86” y “Barakaldo”, que provocó el delirio en una sala atestada, como ya hemos dicho, de paisanos y paisanas de la localidad fabril, que no pararon en todo el bolo de corear y bailar cada uno de los temas de los “Putakas”, que se despidieron con un tramo final inigualable en el que sonaron “Violencia”, “Kuelga la txapa” y “Kema la televisión”, para acabar con la mencionada “Por lo menos” un bolo inmenso en el que los de Baraka demostraron, una vez más, que la edad sólo es un número, más aún cuando se va tan sobrado de actitud como estos cuatro tipos que nunca defraudan.
Y si hablamos de actitud, qué decir de los siguientes en pisar el escenario. La Excavadora, super banda creada en periodo pandémico y que ya son sobradamente conocidos por estos lares. Especialmente, los dos miembros que se mantienen desde el principio del proyecto: El “Pela” a las voces (Sumisión City Blues, Obligaciones, Marky Ramone, Víctimas Club…) y “Txiki” (Gatillazo, La Polla…) a la guitarra.
Otros, por cierto, que tampoco fallan nunca. Y esta no iba a ser una excepción. Comenzaron el show con una de sus últimas composiciones, “Quién manda aquí”, y a partir de ahí se desató la locura en un bolo en el que dieron una lección magistral de lo que es hacer punk rock, sin olvidarse del mensaje en unas letras que, como todo lo que hace el cantante de la banda en cualquiera de sus proyectos, siempre son sobresalientes. Aprovechando ese “Guerra mundial”, de la que se habla en “Mi novia y yo odiamos la humanidad”, el de Judimendi se acordó del “estado terrorista de Israel”, antes de abordar un rollo más rockandrollero en “La fábrica de gas”, y repasar ese temazo con letra magnífica de Otxoa de Uribe, que es “La canción sin nombre”. Trepidante “Kimika”, precedía al último sencillo de los alaveses: “Los once del Bulldozer”, rock pesado que contrasta con el hard rock melódico de “Mi carrera delictiva”.
Tras un breve pasaje de calma y tranquilidad con el medio tiempo “Contra el suelo” (“Hemos venido a la margen más chunga del Nervión a cantar canciones de amor”, bromeó El “Pela”), sonaron dos composiciones perfectas como “Animales” y “Ceniza”. Con “Grasa en el taller” reivindicaron el orgullo de la clase obrera, antes de repasar dos futuros himnos de la banda como “Mala música” y “Quiero ver como sufren”, y otro medio tiempo como “La Excavadora”. La coreable “Aún queda un sitio donde huir” nos va llevando hacia un final en el que sonó “Esclavos del Siglo XXI”, revisión en clave “ramoniana” del tema de Gatillazo, que enlazaron con el punk rock acelerado de “Habrá pelea”, que daba paso a “Futuro”, con la que cerraron un concierto en el que el tiempo pasó como un suspiro y que, como siempre, nos supo a poco.
Pero bueno, así es el punk ¿no? Lo que no puedas decir en una hora como mucho, no sirve para nada. La verdad es que eso es lo que duró, más o menos, cada uno de los bolos. Y aunque repito que supo a poco, ambas bandas dijeron absolutamente todo lo que tenían que decir y aprovecharon su tiempo, haciéndonos olvidar durante un rato la lluvia y el frío. Putakaska y La Excavadora. La mejor receta contra los rigores invernales.
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