(Mucho) estilo propio
ConciertosPurple Weekend Estrella Galicia

(Mucho) estilo propio

9 / 10
Raúl Julián — 10-12-2019
Empresa — Son Estrella Galicia
Fecha — 07 diciembre, 2019
Sala — Espacio Vias
Fotografía — Olivia LH.

Hace ya tiempo que el Purple Weekend se consolidó como uno de los mejores y más completos eventos de corte mod/sixtie (en su amplio espectro de variaciones y posibilidades) de Europa, por lo que su nómina de artistas resulta, año tras año, todo un seguro de calidad y fiabilidad. El trazado de las dos principales jornadas de la trigésimo primera edición del festival leonés –el viernes 6 y el sábado 7 de diciembre– incluía así multitud de nombres ilusionantes. Las norteamericanas The Rosalyns fueron las encargadas de abrir fuego en el Espacio Vías, con una actuación que fue claramente de menos a más, pero que terminó por imponerse como adecuado aperitivo. Los continuos cambios de posición de las cinco componentes, un amplio recorrido de influencias que abarca desde The Runaways hasta The Shangri-Las, y su arrojo sobre el escenario al ritmo de piezas como “Abba” o “Come Back” terminaron por convencer a un público todavía perezoso.

A los barceloneses Los Retrovisores les pasó un poco lo contario: comenzaron arrasando con su pop ibérico de evidente querencia sesentera cargada de vientos, pero la estrechez de sus propias prioridades terminaron por pasarles factura. A pesar de firmar un concierto vistoso y bien ejecutado el asunto fue perdiendo interés por pura repetición, si bien por el camino quedaron momentos de indudable celebración como “Me olvidé de ti” o “Mentiras”.

La principal novedad de esta edición residía en el cambio (claramente a mejor) del recinto encargado de acoger el escenario principal, ubicado ahora en el Palacio de Exposiciones. La responsable de estrenarlo fue la portuguesa Marta Ren quien, acompañada de su banda, desplegó ese soul volcado hacia el funky para todos los públicos que sobre las tablas presentó con un exceso de poses verbeneras más propias de otro tipo de ámbitos. No cabe duda de que es una solvente vocalista rodeada de buenos músicos, e incluso cuenta con algunas canciones notables, pero la parafernalia de la que hizo gala restó demasiada credibilidad al tema. Justo lo opuesto sucedió con Carlton Jumel Smith, quien también apuesta por el soul y el funky de los setenta como principal argumento, pero en este caso con una base más negroide y que en directo maneja a su antojo para, ahora sí, motivar una fiesta en la que apetece implicarse de lleno. El neoyorquino es poseedor de toda la autenticidad que le falta a la lusa, pero también de esa chispa que al contacto con el escenario termina convertida en incendio, tras acelerar el ritmo de las canciones incluidas en su álbum "1634 Lexington Ave" (Timmion, 19). Suyo fue, en definitiva, el mejor concierto de la jornada. Por su parte, The Jaybirds regresaban al festival presumiendo de una carrera de treinta años. Los australianos hicieron justo lo que se esperaba de ellos, completando un concierto sin fisuras (ni tampoco mayor historia) protagonizado en su mayoría por un sonido deudor de grupos clásicos británicos como The Rolling Stones, The Who o The Animals. El cuarteto rubricó una de esas actuaciones sin margen de error cuando se trata del entorno que nos ocupa, en donde perfiles de ese tipo son siempre aplaudidos.

The Rosalyns

Había muchas ganas de ver a los grupos seleccionados para el sábado y la cosa no pudo empezar mejor, con otros veteranos como The Loons dando un fantástico concierto dividido en dos partes. La primera mitad estuvo copada por repertorio propio y canciones tan atractivas como “Inside Out Your Mind” o “Siren City”, mientras que para el resto del bolo se apropiaron con respeto y habilidad del venerado repertorio de 13th Floor Elevators. En uno y otro caso, los norteamericanos evidenciaron ser una banda rodadísima que, atendiendo a su pura esencia, parece nacida para participar en este tipo de saraos independientemente del contenido que decidan ofertar.

Para la mayoría de las formaciones sería un marrón salir a escena después de tal muestra de sapiencia roquera, pero afortunadamente el grupo programado a continuación era Les Grys-Grys. Los franceses bien podrían ser una de las mejores bandas de corte garage/sixtie que actualmente hay en Europa, y su desvergonzada juventud los plantea como una de las grandes esperanzas del género de cara a un futuro inmediato. Sobre todo después de comprobar el acongojante arrojo que lucen en directo, en donde apuestan por una intensidad salvaje que esquiva cualquier elemento que huela a relajación. Pero es que, además de actitud y consistencia, el combo tiene una colección de canciones en las que subyacen melodías irresistibles tras esa rabia evidente. Los de Montpellier se mostraron intratables, y la suya fue sin duda la presencia más apabullante de todo el evento.

Ya de vuelta al escenario del Palacio de Exposiciones, The Tranzmitors se presentaban en el Purple como parte de la que era su primera gira peninsular. Los canadienses ofrecieron un concierto correcto, con sonido notable y juegos de voces bien controlados, además del logo de The Jam bien visible en la solapa. De hecho, el combo remitió rematadamente al grupo de Paul Weller, solo que sus canciones obviamente no son las del modfather en los setenta y primeros ochenta.

Peter Perret

La apuesta por contar con Peter Perret era arriesgada y seguramente no contaba con el beneplácito de los más puristas, al alejarse del perfil habitual manejado por los organizadores. Pero lo cierto es que el ex The Only Ones ha publicado dos discos mayúsculos en los últimos años y, contra viento y marea y pese a quien pese, protagonizó el que bien pudo ser mejor acto de todo el evento. Volcado hacia el indie-pop/rock, el suyo fue un concierto precioso y preciso, distinguido, solemne y cargado de detalles con los que engalanó esas maravillosas canciones recientes. Más allá de preferencias personales, el paso del británico y su troupe por León fue pura magia para cualquiera con oídos a ambos lados de la cara.

La de Hoodoo Gurus  (foto principal) era, casi con toda seguridad, la actuación más esperada de todas, al menos para la mayoría de los asistentes. La legendaria y veterana banda australiana cerraba en el Purple una exitosa gira española, y lo cierto es que demostraron una energía natural y poco habitual para una formación talludita. Si a temas tan irresistibles como “Death-Defying”, “I Want You Back” o “1000 Miles Away” sumamos un publico entregado de antemano y la presencia en los bises de Keith Streng de The Fleshtones (versión del “Ten Dollars More” incluida), era difícil que el contagioso power-pop de guitarras del grupo no terminase en victoria.

El Purple Weekend sigue siendo un festival infalible en el que vale la pena confiar, con multitud de actividades paralelas (sesiones de DJ’s, concentración de scooters, exposiciones, cuentacuentos, mercadillos…) enardeciendo la cultura mod y sixtie. Una variedad que, junto a mayoría de música en directo, propicia ese sello de calidad que además puede presumir de un estilo y aroma inconfundibles. Una exclusividad que, temporada tras temporada, multiplica exponencialmente el valor del evento.

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