José Miguel Conejo Torres aparece en escena acompañado de sus siete compinches, todos rodean el micro y entonan, en un coro más o menos agraciado y a pleno pulmón, el inicio: "A capella", la llaman. El tumulto grita y alborota como si estuviéramos en Las Ventas y oigo el crujir de las palomitas de mi compañera de al lado, que le dice a su respectiva –que viste, a su vez, una desgastada camiseta con la portada de "Animales"–: "Que lloro tía". Jamás antes la media de edad fue tan corta en el Auditori, constato. Las baterías de los móviles van en caída libre, mientras la adrenalina sube como la espuma: no hace falta que suene la música para que el respetable al unísono sienta el impulso, a priori y ya de entrada, de levantarse, excitarse y agradecer, agradecer por-el-hecho-de-existir. Agradecer aún antes de recibir; la venda en los ojos del fan-fan. Rápidamente me doy cuenta que estoy en un concierto ‘puro Leiva’, o lo que es peor, 'puro Pereza'; me ahorraré el juego de palabras.
No andan ustedes leyendo la 'Súper Pop' ni cualquier otra revista 'teen' que se precie. No estamos locos, ni le echamos un pulso al 'mainstream'. El propio José Miguel Conejo Torres, o lo que quede de él bajo el avatar Leiva, es el que nos ha invitado a la velada: por sus referentes (Josh Rouse, Sufjans Stevens… Don Disturbios ya los citó en 2009); por sus colaboraciones (José Ignacio Lapido, entre las últimas); por una carrera en solitario que, pese a pertenecer al club-Calamaro –una de cada veinte canciones, por matraca ‘taylorista’, brilla– parecía haber mutado hacia algo más ambiguo y complejo, echando alguna mirada a los márgenes, demostrando algo de calentura de sesera a la hora de vestir aquel mismo y desgastado –pero siempre ilusionante– mensaje del pop: tú, tú y tú, el dolor y lo escurridizo del amor.
Pero no, nada tuvo que ver el Leiva del directo con el del grabado. No al menos en el 16º Festival del Mil·leni, en el que el madrileño prefirió seguir viviendo del rock 'descarnado' y de pretensiones canallescas, y a resultas simplón, que lo encumbró mediáticamente. Sigue aparentando ser Jagger, pero en versión rígida y apocada –nada se le pegó taloneándolo hace unos meses–. Y mira que lo intenta, pues aunque "Como lo tienes tu" sufriera de un ligera viento Beatles a las voces, no fue más un oasis entre el universo Rolling que impregnó la totalidad concierto. Lo que en sus dos últimos largos pudiere parecer una incursión en el folk de coetáneos como Quique González –algo de oreja para la americana de botín de cuero y apego por otro tipo de narraciones– en directo se traduce en solos onanistas, gratuitos, e incluso a destiempo; voces gritonas que no intensas; dinámicas efectistas y estructuras que se repiten una y otra vez. Ya saben: el 'prota' siempre se salva o el negro muere el primero. Así de emocionante. Tampoco ayuda el ‘setlist’, toda una declaración de intenciones: de mitad en adelante, la banda se vacía en artificios, ya sea con la sexista y mono-neuronal "Superhermanas", la 'comprometida' " Mirada perdida" o una versión eterna y autocomplaciente de "Vis a vis". Tan sólo "Champagne" (tal vez su mejor tema, y el hilo del que debería estirar) o "Aunque sea un rato", se mostraron comedidas, pensadas sin excesos y con el trabajo enfocado a la canción –gracias a los aportes de los vientos metal–.
Tras los bises, la sala es una jaula de grillos; como si alguien nos hubiese dicho que estamos todos infectados de ébola. La conexión emocional con el público es incontestable y la gimnástica revolucionaria surge efecto: cuanto más simple es la proclama, más alaridos. ¿La conclusión? El público de Leiva sigue yendo a buscar a Pereza, y él lo sabe. Tal vez por eso haya renunciado, al menos en directo, al crecimiento como artista. Tal vez el único despistado allí fuera el que escribe: buscando a una estrella deconstruida y venida a cantautor, fiel a los principios de artista reflexivo y atormentado que evoca en sus entrevistas, y encontrando tan solo a una buena campaña de reenfoque de la identidad corporativa.
Champagne no sono compañero...para ser la mejor que tiene no te conoces demasiado bien el título!!
Aún así bastante de acuerdo con la crónica....además de un concierto demasiado corto para el precio de las entradas.
Ya se sabe que esta publicación desde hace un tiempo nunca, NUNCA, pone bien a ningún artista de Madrid