Tras una intro con una melodía muy del "Funeral" de Arcade Fire, salieron los cinco Punsetes a escena en un Kafe Antzokia abarrotado de fans con ganas de estrenar la primavera. Abrieron con “Opinión de mierda” como buena declaración de intenciones. En efecto, tras 20 años lanzando discos, girando y ganando seguidores, en este “Que le den por culo a tus amigos tour” pueden reírse sin complejos de la opinión del público y de la prensa: ¿Que si Ariadna no sabe cantar? ¿Por qué adopta esa pose hierática y fría en todos los conciertos? ¿Es una genialidad inspirada en Lindsay Kemp o es para ocultar su timidez?¿Cómo consigue estar parada todo el concierto? ¿Cómo se atreve a salir con ese vestido de Minnie Mouse? Todo esto, hoy más que nunca les importa una mierda. A la espalda, casi una decena de álbumes y multitud de giras que les han llevado recientemente hasta México, letras crudas en las que describen como nadie las miserias humanas y un sonido que recoge la herencia del punk, del garaje, del pop español y del indie rock americano.
Tras el primer gran hit, siguieron lanzando balazos sin tregua con un sonido empastadísimo. La segunda fue “TIN-TAE” en la que arremeten contra la propia estupidez y el sistema bancario, destacando un puente instrumental ruidista. Continuaron con la más pop “Vas hablando mal de mí” en la que el público hizo suyo el grito final “no puedes hacerme daño” mientras el flanger de las guitarras nos reventaba los tímpanos con gusto. Con un ritmo brutal siguió “Dinero 2”, en la que describen de manera hilarante cómo pudre el dinero y más si ha sido ganado de manera sospechosa. La batería de Chema, que sonaba gigante, se puso en modo speedico con “Mabuse” para ralentizarse con el canto generacional “La manera de acertar” y pasar a una ritmo de los años 50 en “Formol” de aquella Maqueta rosa de 2010.
Tras “Idiota” dieron el primer respiro con la ambiental “Un corte limpio”. En “Un palacio con mis huesos”, Luis al bajo y Anntona a la guitarra demostraron que no solo llevan mil años tocando sino que además saben hacer unos buenos coros. Los asistentes cantaron al unísono “Untitled” y el set continuó con “155” del mismo álbum “Una montaña es una montaña”, con un sonido digno de Dinosaur Jr. El segundo respiro llegó con “Lo dejo” quizá más plana que en el álbum “Aniquilación” de 2019. A continuación lanzaron “Un arsenal de excusas” y las guitarras de Anntona y Jorge volvieron a darle al flanger en “Camino”. Siguió la atmosférica “Estrella distante” del mismo álbum que la anterior (¡Viva!, 2017), sin duda el tema de mayor duración con un desarrollo instrumental creciente precioso.
El repaso a la discografía siguió con “Madrid me ataca” del EP del año pasado, “Dos policías” del primer álbum de 2007 y “Tu puto grupo” de 2017, coreadísima por los fans. Las letras ácidas herederas de Los Nikis son todo un ejercicio de ironía, creatividad y de incorrección política, como demostraron “Me gusta que me pegues” y el himno “Viva” en la que toda la sala se puso a bailar salvo la cantante. Si no puedes contra el sistema, únete a él y ríete un rato como hicieron a principios de los 90 sus venerados KLF.
Los grandes éxitos continuaron en la recta final: “Tus amigos”, “Maricas” y el cierre de “Una persona sospechosa” a toda caña, tras la cual se fueron del escenario y esta vez sí, Ariadna levantó la mano, se despidió y esbozó una media sonrisa.
A diferencia de otras veces, tras un concierto de tan solo hora y cuarto, la sala no se vació al terminar, sino que gran número de gente se quedó bailando al ritmo de El Columpio Asesino y de Dorian. Puede que el indie sean los padres, pero también el sonido de una generación.
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