¿Qué planetas deben alinearse para que un concierto de Siniestro Total sea aburrido? Porque ni la previa lo es. Bien puedes acudir sin compañía y entretenerte con las camisetas de los fieles. Que si “Los feos somos más”, que si “bésame soy gallego”, que si ”esta noche el cuerpo me pide comisaría”... Los himnos de la veterana banda están incrustados en nuestro cerebro sin remedio, y eso es algo que se lleva con orgullo. Entre tanto, ellos resisten con elegancia a la nostalgia ochentera y luchan contra ellos mismos -¡qué problema la acumulación de hits!-, pues no existiría Julián Hernández sin ingenio ni inquietud.
Si bien es cierto que los gallegos parecen haber abandonado la dinámica del álbum durante el último lustro, lo que va desde el 'Country & Western' (Sony Music, 2010), no han dejado de lanzar canciones al mundo en formato digital. Algunas de ellas realmente inspiradas, caso de “Chico de ayer” o la hilarante “Luis Tosar”, con Luis Tosar, que por desgracia no sonó en Joy Eslava. En esas, Siniestro Total regresaba a la capital tras una larga gira de verano para inaugurar el ciclo Escenario Eslava. La afluencia no era quizá la ideal, pero sí la suficiente para una larga noche de jueves que fue de menos a más, y es que no por continuar siendo un grupo de rock y “tocar a toda hostia” son todavía unos chavales.
Ya desde el principio se adivinaba el equilibrio pretendido en un repertorio de mil combinaciones posibles, alternando temas recientes (“La Paz Mundial”, “Country & Western”) con clásicos que bien podrían haber cerrado los bises (“Miña Terra Galega”, “Emilio Cao”). Así, de sopetón, tenían al público un día más en el bolsillo, justo antes de llegar al momento de repartir el protagonismo de Julián cediendo el testigo a <<la voz de terciopelo del barrio del Calvario>>, también conocido como Javier Soto. Del mismo modo que sucedería minutos después con Óscar Avendaño, en su caso a cargo de “Tumbado a la bartola” (a tener en cuenta la carrera en solitario del bajista, en la que está desarollando una personalidad muy interesante).
Y en esa pelea por seguir siendo un grupo viviente hay que asumir la frialdad de un público con ganas de cachondeo y poco espacio para las novedades ante canciones no solo más o menos recientes, sino en otro tono. Sucedió con “El mundo da vueltas”, canción que dará título a un próximo 10'', o con “Black Jack”, ganándose reprimenda (amable) algún impaciente por pedir demasiado pronto “Ayatollah”. La banda como si nada, y tocando de memoria. No es para menos si pensamos que esta última formación, en quinteto, lleva ya sobre el escenario 16 años.
Por supuesto, llegó “Ayatollah”, y llegó el bis con recuerdo para Manolo Tena y su “Quiero bailar rock & roll”, así como el “Bailaré sobre tu tumba”. Más que de sobra para que a nadie le falte de nada, y de nuevo esa sensación de que, más allá de emborracharse, cantar y recordar, aún deben esperarse cosas de Siniestro Total.
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