Los merecidos elogios y buenas críticas que ha recibido “Almería”, tercer trabajo en solitario de Jose Domingo, no fueron suficientes para congregar a más de una centena de asistentes que disfrutaron con entrega y pasión de sus nuevas composiciones. Una lástima, pues la calidad de los temas y su intensa interpretación merecían, sin duda, mejor suerte.
Inició su bolo el de Girona echando mano de su segundo álbum en solitario, encadenando “Negro sobre negro”, “Tengo mil razones” y una “Dime que sí” con la que se empezó a vislumbrar la que nos caería encima. Una tormenta de electricidad de la mano del excelente trabajo a la seis cuerdas de Jordi Herrera (también en la banda mallorquina Satellites) que demostró su pericia a la hora de darle ese toque psicodélico y evidentemente setentero a las composiciones de Domingo.
Después de esta especie de introducción para tantear el ambiente, le tocó empezar a mostrar las canciones de “Almería”. Y lo hizo jugando fuerte desde el principio, descargando dos de los mejores temas del álbum: la fronteriza “Hubiera sido lo normal”, y ese single rotundo y cañí en el que se ha convertido “Palidez”. Tras esta llegó el primer momento de cierto relajo de la noche con la dulce y sinuosa “En blanco y negro”. Aunque si hubo un momento que tildaría de clave durante el set, fue cuando se lanzaron a interpretar “Un caballo solo”, donde brilla con luz propia el cantaor Jordi Fornells, que aparca por un momento su cajón, y se lanza a crear una serie de drones con una tampura eléctrica, forjando un ambiente de psicodelia arábiga que casa perfectamente con esta pieza de fusión flamenca, que recuerda a la labor que Lagartija Nick hicieron con el fallecido Enrique Morente en el imprescindible “Omega”.
Tras esta demostración de fuerza que te deja sin aliento, el resto era tarea fácil. “Lunar”, presentada por el propio Domingo como una “rumba galaáctica”, demostró que hay un puente más evidente del que a priori parece entre sus dos últimos discos. Y si luego la intención era provocar cierta euforia entre el respetable, no se me ocurre mejor forma de hacerlo que interpretar la cachonda y rotunda “Más que perfumado”, Un tema que fue recibido con vítores y bailes entre el público, provocando que el concierto se convirtiera en una auténtica celebración coronada otra vez, por el espíritu psicodélico y flamenco de “Piedras en los bolsillos”. Tras unos escasos segundos de descanso le tocó el turno a los bises con una endurecida para la ocasión “Tus ojos de mujer” y un “Palidez” que, en mi opinión, no deberían hacer sacado a pasear de nuevo, teniendo la posibilidad de echar mano de una versión de los Doors o los Electric Prunes. Don Disturbios
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