Euforia medida
ConciertosFestival Santas Pascuas

Euforia medida

7 / 10
Alberto Bonilla — 12-11-2019
Empresa — Last Tour
Fecha — 07 noviembre, 2019
Sala — Zentral
Fotografía — Javier Escorzo

¿Podemos afirmar que el pasado jueves la sala Zentral de Pamplona acogió a una de las bandas más grandes que han pasado por sus aposentos? Sí, sin lugar a dudas, pero también podemos acordar que no fue uno de los mejores conciertos que hayamos vivido en la corta pero prolífica historia de la sala. Los escoceses Primal Scream, comandados por el inigualable Bobby Gillespie, desembarcaron en Pamplona como plato principal de una nueva edición del Festival SantasPascuas que se desplegará al completo en fechas navideñas. Ejerciendo de teloneros en la noche grande, el nuevo proyecto de Juancar Parlange y Eneko Cepeda, First Girl On The Moon (foto inferior), que con el electro post-punk y los ritmos progresivos de su estreno "Scars" (Oso Polita, 2019) sirvieron el aperitivo de un Zentral abarrotado como en las mejores citas.

Al filo de las diez de la noche daría comienzo el espectáculo. Bobby y su banda con la estudiada inmutabilidad de las estrellas del rock aparecieron en escena, quizá sorprendidos por la notable diferencia con la estampa de días atrás en Razzmatazz o quizá mimetizados con el frío de la noche pamplonesa. Pero el caso es que ahí estaba una de las bandas más eclécticas y relevantes de las últimas décadas. Unos habituales de las noches más memorables. Unos revolucionarios desde aquél "Screamadelica" trangresor y aún hoy venerado.

De este trabajo salió el tema con el que dieron comienzo al show, ese “Don’t Fight it, Feel it” que sonó un tanto descafeinado ante las impasibles miradas de guardia de seguridad de un bazar chino del propio Gillespie. Otro gallo cantaría con la irrupción de “Swastika eyes”, en el que las primeras filas sirvieron de arenga para unas mayores dosis de baile antes de una dedicada “Miss Lucifer” (“This one is for my girl”). Sorprendentemente, no sería hasta la llegada de una frenética “Can’t go back” del poco reivindicado "Beautiful future" cuando el público pamplonés acabaría por entrar de lleno en el espectáculo. La banda, como queriendo recompensar el esfuerzo, quiso hacer honor al "XTRMNTR" con esa trepidante “Accelerator” que sonó más nítida pero menos intensa que en estudio. Para relajar los ánimos, “Cry myself blind”, sirvió de impás y lucimiento de Gillespie en el apartado vocal y, en este sentido, cabe destacar que, aunque la intensidad no fue una de las notas destacadas de la velada, el sonido se comportó como en los grandes conciertos, a pesar de la cantidad de pregrabados en sus temas más electrónicos.

Ya enfilado el directo, el dúo conformado por la breve y britpopera “Velocity girl” y el genuino rock&roll de “Dolls” servirían de antesala para uno de los grandes momentos de la noche iniciado por el famoso diálogo de The Wild Angels. “Loaded”, una de las canciones referencia de la banda, logró la comunión que se esperaba por medio de elementos progresivos que culminaron en un baile generalizado con Gillespie como maestro de ceremonias. Nada que objetar si el cénit de la performance tuvo su continuación en unas “Movin’ on up” y “Country girl” coreadas hasta cuatro manzanas abajo. Como cabía esperar en sus escasas intenciones de aparentar un final, el espectáculo no había terminado. Para los bises tenían preparado lo mejorcito. Una fraternal “Come Together” con más abrazos que los coaches de la Voz, el irrepetible estribillo de “Jailbird” y una de sus composiciones más populares y pinchadas en clubes, “Rocks”.

Primal Scream, los éxitos de siempre y la cercanía a nuestras casas bien sirvieron de compensación del precio de la entrada, de la poco apetecible noche pamplonesa y de una ristra de sonidos lanzados que desdibujaron algo uno de los conciertos del año.

Pero qué demonios, ¡que los Primal han tocado en Pamplona! Con eso debería ser suficiente.

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