El pasado 10 de noviembre tuvo lugar la fiesta presentación del Festival Santas Pascuas, una cita emplazada en las fechas navideñas que los últimos años ha ido contando con una fecha de presentación previa que anuncia el festival. Los elegidos en esta ocasión fueron León Benavente y Ángel Stanich, dos nombres que ya han formado parte del evento en años anteriores y que se han creado un público fiel, por lo que la apuesta iba sobre seguro. Gracias a esto las entradas para esta cita de presentación se agotaron con más de un mes de antelación.
Lo primero que resalta en un Zentral abarrotado es aquella máxima de que el indie de ayer es el público adulto de hoy. Si bien León Benavente nacieron hace poco más de una década, su audiencia y la de Ángel Stanich siguen compartiendo ese segmento de público que va de los 30 a los 50 años.
Angel Stanich salía al escenario pasadas las ocho de la tarde con una banda al completo conformada por Víctor Pescador (guitarra), Alex Izquierdo ( bajo) Lete Moreno ( batería) y Jave Rujlen (teclados). Comenzó con “El Volver”, el tema con el que retornaba de aquel retiro voluntario de la música que lo tuvo fuera durante dos años. “Una Temporada En El Infierno”, de título tan “rimbaudiano” nos trae ese ritmo acelerado con el que mete ya al público en su bolsillo desde el comienzo. “Un día épico” es el primero de los viajes al tiempo en el que conquistó al público con la publicación de “Antigua y Barbuda”(Sony Music/Orgullosa María, 2017). Seguidamente suena“Nazario”, uno de los mejores cortes de su último disco en el que muestra su espíritu huidizo que tiene aires de Fleetwood Mac por su ritmo juguetón. La vuelta a su segundo álbum vuelve con el compás trotón de corte clásico de “Le Tour 95”. Stanich gusta y se gusta a tenor del buen ambiente que crea entre su prestancia tras la guitarra, el buen feeling con la banda y el público.
El artista de la sempiterna barba juega muy bien su papel de retratista de la sociedad en la que se inscribe . El ejemplo máximo de esto viene también por el speech de varios minutos en el que realiza magia con las palabras para hacer un repaso histórico o nombrar algunos de los hitos de la ciudad en la que está tocando. En este caso le tocó al Carlismo, el Opus, Los Burgos de la ciudad o San Saturnino. La cita posterior a “Amanece que no es poco” nos habla claramente de por donde van los tiros a la hora de buscar referentes para el artista santanderino. Un lugar en el que confluyen las referencias políticas, los chascarrillos, mucho sarcasmo e hitos vivenciales que su público puede disfrutar y coger al vuelo. Para el final deja dos de sus hits, la épica de “Escupe Fuego” y “Mátame Camión” que ponen el colofón donde se puede apreciar a una banda bien ensamblada en la que hay mucho optimismo, fuerza y más rock que roll.
Y llegó el momento de León Benavente. Esta era ya la quinta vez que se presentaban en Zentral por lo que podríamos decir que son unos clásicos sobre las tablas del escenario del Mercado de Santo Domingo. La última ocasión los vimos presentando “Era” (Warner, 2022), uno de sus discos más electrónicos. Un año después han decidido volver a sacar lustre del cancionero contenido en su exitoso disco de debut homónimo. Un álbum que ha sido reeditado con material inédito para la ocasión. Es por ello que han diseñado una gira de 10 conciertos con entradas agotadas en todas las fechas, lo que demuestra el gran valor que le otorga el público a esta efeméride.
Y dicho y hecho. Si bien hay grupos que intercalan los temas del disco adecuándolos a un formato en directo, la banda ha optado por el orden exacto del disco para llevarlo adelante. De esta manera comenzaron con “Ánimo Valiente”, “Las Hienas” y el ritmo electrizante de “Las Ruinas”.
El show comienza acelerarse por momentos con el guitarreo y fuzz de “La Palabra”. Los León Benavente de 2013 estaban más cercanos al punk que al kraut y la electrónica que sus últimas entregas pero dominaban estos estilos también a la perfección gracias a una banda con muchas tablas. Además de Abraham Boba siendo voz y teclados están Luis Rodríguez (guitarra), Edu Baos (bajo) y Cesar Verdú (batería).
Los temas de aquel disco de hace una década se van sucediendo hasta llegar a “Soy Brigada”, que es el gran hit que pone a toda la sala a moverse merced también al ritmo frenético que ofrece Abraham Boba como frontman. Suyo es el triunfo de expresar claramente cada uno de los temas sobre la música, declinando, casi rapeando y tirando de un segundo micro para crear una complementariedad al registro sonoro original. Mención especial merece también el encargado de la iluminación del show, algo que aporta más espectacularidad si cabe al concierto.
La segunda parte del concierto fue para recuperar otras etapas de su cancionero. “California” tiene ese aroma Suicide en el que un fraseo acelerado acaba rompiendo en guitarras. Podría ser un buen resumen de lo que es un directo de León Benavente; con palabras afiladas, velocidad y un conjunto compensado entre música y letra, más recitada que cantada.
Continuaron con esa personal “Where is My Mind” que es la derrotista “La Canción del Daño” de su segundo disco “Vamos a volvernos Locos” (Warner, 2019). En el último tramo recuperan los mejores cortes de “Era” con “La Gran Muralla” y “Mítico” donde la sala ya se encuentra metida en faena y moviéndose con cada uno de los acordes.
“Hemos echado de menos al Columpio” decía Abraham Boba apesadumbrado. Y es que las carreras de ambos artistas tienen un recorrido estilístico y biográfico como grupo casi complementario como artistas de pequeñas grandes audiencias.
Para el bis se guardaron otros de los hits como son “Ayer Salí” y “Gloria”. Un concierto que dejó un buen sabor de boca a la espera de la octava edición donde llegará el grueso de la programación.
Euforia, rock y punk electrónico con dos grandes figuras del indie en castellano así para empezar. El precio de la entrada estuvo más que amortizado.
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