Nunca está de más que el altruismo desinteresado de las personas volcadas por una buena causa acabe resultando en proyectos solidarios como Festival Mússol. A muchos se nos olvida que existen realidades que, por mucho que pasen desapercibidas bajo el manto del tabú, no significa que dejen de ocurrir. Por eso, iniciativas de formato único -una banda y tres canciones para cada uno de los diez artistas invitados- como la de este festival, no solo sirven para concienciar, sino que se convierten también en el canal idóneo a través del cual poder colaborar. Celebrando su cuarta edición, Festival Mússol volvió a reunir a un conglomerado de artistas diversos en la Sala Paral·lel 62, todos con el mismo objetivo: recaudar fondos para la lucha contra el cáncer infantil.
Nada más empezar, el ambiente familiar, desenfadado, hizo acto de presencia mientras la cardedeuenca Roserona inauguraba una gala benéfica marcada por el soft pop y el indie catalán. A medida que se llenaban las butacas, la intimidad de su particular obertura, a bajas revoluciones, dio paso al seguido de artistas que fueron reemplazándose unos a otros cada vez más contagiados por la emergente energía festiva. La primera mitad del evento, más calmada, ofreció puestas en escena minimalistas que ponían el foco de atención en la propia música, sin ostentaciones. Henrio sorprendió al público con “Good Angel”, una canción muy personal con la que rindió homenaje a Pau, un viejo amigo víctima de la enfermedad. Junto con su compañera fiel, la guitarra, y su mejor aliada, la voz, jugó como quiso con el sentimentalismo de las melodías para llevarnos a donde le interesaba, un poco como lo que hizo Maren, alargando y acortando su capacidad vocal distanciándose del micrófono. Ambos aprovecharon la ocasión para darle importancia a vivir el presente, mientras que Maio –autora de “Des dels marges” (21)– reivindicaba los vínculos emocionales en los márgenes de la hegemonía heterosexual, cantando una oda a “decirnos cosas bonitas”. Por su parte, Clara Viñals de Renaldo & Clara introdujo varios cambios que la desmarcaron de las propuestas anteriores (muy cercanas entre sí). A través de “Globus” y “Per fer-te una idea”, los sintetizadores tomaron protagonismo dibujando un paisaje de instrumentales multisensoriales.
Una vez terminada la primera tanda de artistas, Mússol hizo un breve recordatorio de por qué hacían todo esto: todos los fondos recaudados se destinarán a la Casa dels Xuklis, un alojamiento gratuito que AFANOC (Asociación de Familiares y Amigos de Niños Oncológicos de Cataluña) ofrece a todas las familias que se han visto obligadas a desplazarse a Barcelona para empezar el tratamiento de sus hijos. Gracias al trabajo de colaboradores y voluntariado, también se incluye un servicio de apoyo emocional con el que, además de hacer frente a la enfermedad, favorece que los niños sigan siendo niños y evita que los adolescentes dejen de sentirse como tal.
Hecho este pequeño inciso, la presentadora Júlia Blum dio el pistoletazo de salida a la segunda mitad; mucho más marchosa y animada que la anterior. Encabezada por Triquell y Roba Estesa, uno y otro hicieron que el público se levantara de sus sillones, ansiosos por bailar al ritmo de la música. Concretamente, el ex concursante de “Eufòria” (TV3) evidenció la irrupción de una nueva paleta sonora que dio comienzo a la verdadera celebración. Tan solo con unos pocos segundos de su éxito “Jugular”, los bpm aceleraron rápidamente la soltura de los presentes. En ocasiones, hasta llegó a cederles el micrófono, fortaleciendo una compenetración artista-espectador que no cesaría hasta el cierre del telón. A continuación, Roba Estesa cogió el relevo colocándose al mismo nivel, pero, esta vez, dando la bienvenida a un intérprete del lenguaje de signos que puso la guindilla al pastel de su directo lleno de instrumentos.
Sin embargo, no todo salió a pedir de boca. Los problemas técnicos iban y venían, alargando la sucesión entre músicos más de lo necesario y sin olvidar la ausencia de un artista sorpresa que no apareció. De todas formas, los altibajos de la noche se solventaron rápidamente, gracias también a una presentadora que no dudó en improvisar, tratando de convertirse en una entertainer más. Cosas del directo. Aun así, la palma se la llevaron Karina Pasian, Marina Herlop y Muskhaa. El trío femenino, opuestas por completo unas de la otras, se robaron el show. Pasian, nominada en 2008 a los Premios Grammy en la categoría de Mejor álbum contemporáneo de R&B por su álbum debut “First Love”, sirvió notas inalcanzables que le hicieron justicia a su impecable trayectoria, aportando (desde Estados Unidos) el elemento internacional al espectáculo. Asimismo, el momento más cautivador estuvo en manos de Marina Herlop, a quien solo le hicieron falta el micrófono, percusión y piano para desprender una absorbente presencia escénica. La promesa del experimental catalán hizo enmudecer a toda la audiencia; todos estaban demasiado ocupados atestiguando una performance única y sin precedentes. Ahora bien, la vilassarenca Mushkaa se reservó el final para ella sola, dándole a Mússol el cierre que se merecía. Anticipando su entrada con un tema La Mafia del Amor, Irma Farelo llegó para darle gas a lo que había sido un fuego lento, convertido entonces en todo un incendio musical avivado por la contundencia del bombo, la resonancia del autotune y la gracia del reguetón. Después de dos horas de actuaciones, toda la sala del Paral·lel 62 botaba extasiada al escuchar “Sembla Mentida”, “El Mambo” y “TAS LOKO”.
Al fin y al cabo, Festival Mússol lo que tiene que hacer es estar orgulloso de lo que ha conseguido. Cuatro años de música dedicados a la lucha contra el cáncer han valido la pena, sobre todo cuando se es capaz de juntar artistas de la talla de Marina Herlop o Karina Paisan con las promesas del panorama nacional, Triquell, Maren o Maio, todos en la misma sala, sin distintivos. Acudir al evento significa aportar nuestro granito de arena para mejorar la situación por la que, desgraciadamente, niños, niñas, adolescentes y familiares tienen que pasar. Pudiendo ser partícipes de una cita en la que descubrir nuevas ofertas de la música contemporánea, estaremos colaborando con algo muy bonito que, esperemos, siga durando muchos años más.
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