A Brian Molko siempre le ha gustado nadar a contracorriente y expresar sus opiniones sin filtro, normal que admirase a Sinéad O'Connor y decidiera dedicarle el concierto de la noche del jueves a su memoria. Creo que eso le dio un extra de fuerza a una actuación en la que junto a su compañero Stefan Olsdal decidió olvidarse de su disco más popular, "Without You I'm Nothing", y centrarse en el último, “Never Let Me Go”, que puede que sea el mejor desde aquel en una trayectoria que va camino de los treinta años.
La actuación comenzó con una petición en castellano, por favor nada de móviles durante el concierto, que fue bastante respetada y que Molko se encargó de repetir varias veces más durante el concierto, incluso cambiando la letra de "Too Many Friends" para decir "When all you cunts do all day is stare into a phone". Tampoco había mucho de que quejarse, y no lo hicieron mucho, el público fue mayoritariamente respetuoso con la petición y abrazó a la banda como si se estuviera reencontrando con un viejo amigo, recibiendo a las dos primeras canciones, "Forever Chemicals" y, sobre todo, "Beautiful James", como si fueran ya grandes clásicos de la banda.
Molko y Olsdal estaban al frente mientras que el resto de músicos, Bill Lloyd a la guitarra, el multi instrumentista Nick Gavrilovic, Matt Lunn a la batería, y Angela Chan a los teclados y el violín se quedaban en un discreto segundo plano. Olsdal tiene más presencia y tablas que Molko e interactúa más con el público, claro que es la aguda voz del cantante la que sigue siendo la principal característica de una banda que, musicalmente, sigue sonando a sus inspiraciones principales, Joy Division, The Cure o The Smiths.
Eso sí, el concierto pecaba de algo de frialdad, estaban tocando muy bien pero no parecía que Molko estuviera muy metido, cantaba su canción, cambiaba su guitarra y poco más. Pero entonces llegó ese momento en el que antes de tocar "Happy Birthday in the Sky", la canción que dedicaron a Bowie por su fallecimiento, sacó un papel y leyó en un castellano bastante bueno su elogio de Sinéad O'Connor y decidió dedicarle el concierto a su memoria.
En la siguiente canción Olsdal, también en un perfecto castellano (se nota que no son una banda británica, sino una europea), nos invitó a un viaje al pasado con la única canción que sonó de sus discos de los años 90, en concreto "Bionic", de su debut "Placebo", publicado en 1996. No hubo una sola concesión más, ni una sola canción de "Without You I'm Nothing". Ya sabíamos que a Molko no le gusta ni "Pure Morning", ni tampoco "Nancy Boy", sus dos mayores éxitos, pero tampoco hubo "You Don't Care About Us", ni la titular, ni "Every You Every Me".
La banda ha marcado una línea en la arena y ha decidido que no quiere vivir de las rentas del pasado. El jueves la gente la cruzó con ellos, eso sí, los momentos más intensos del concierto fueron cuando sonaron "For what it’s worth", "Slave to the wage", "Song to say goodbye" y aquello casi se cae cuando tocaron "The Bitter End" y cerraron con "Infra-red". Fue el momento álgido de un concierto en el que sí que consiguieron esa conexión que buscaban con su público, al día siguiente algunos no tendrán el vídeo del momento en el que sonó su canción favorita pero sí la experiencia de haberla cantado dándolo todo con la banda.
El bis final fue extraño porque metieron una canción nueva, "Fix Yourself", entre dos versiones de dos clasicazos como el "Shout" de Tears For Fears y el "Running Up That Hill" de Kate Bush, que alargaron entre infinidad de distorsión, lo que hizo que se la vieran demasiado las costuras y quedara un poco empequeñecida. Probablemente hubiera sido el momento de meter uno de sus clásicos propios… Eso sí, también he de reconocer que ante la disyuntiva de escuchar a una banda en modo piloto automático tocando sus viejos éxitos y ver a una banda entregada defendiendo su nuevo material, aunque sea a costa de perder repertorio, me quedo con esta última.
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