Pixies, la nostalgia tenía un precio
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Pixies, la nostalgia tenía un precio

7 / 10
J. Batahola — 07-11-2013
Empresa — Live Nation España S.A.U.
Sala — La Riviera, Madrid
Fotografía — Alfredo Arias

Ciento cincuenta euros pedían ayer por una entrada en la reventa. Tal cual se lo estoy contando. Teniendo en cuenta que las dos fechas para sus conciertos en Madrid –única parada en nuestro país- estaban agotadas desde hace meses, no es extraño que más de uno –doy fe- estuviera dispuesto a realizar semejante dispendio. ¿Que si merecía la pena? Pues sí, y no.

Sí porque la casi hora y media de concierto fue un carrusel de éxitos (no podía ser de otra manera, ya que hasta lo más recóndito de su repertorio es casi un hit) y teniendo en cuenta que el respetable entraba dentro de la categoría “personas respetables que siguen creyendo que son jóvenes pero tienen cerca de cuarenta y se lo pasan igual de bien el día que salen”, aquello fue una fiesta. Y no, porque Frank Black (o Black Francis, como prefieran) y Joey Santiago llevaban el piloto automático tatuado en sus despejadas y ¿todavía brilantes? cabezas. Las tensiones internas llevaron a Kim Deal a abandonar el grupo, y con Joey Santiago las cosas no parecen ir mucho mejor. Ni se miraban. Al menos, sabiendo que han vuelto por dinero, es muy de agradecer que hayan tenido la decencia de grabar canciones nuevas.

Se preveía un festival de éxitos, y así fue. Desde el primer tema –“Cactus”- hasta el final, no dieron tregua a un público que no podía haber estado más a su favor. Hasta los momentos más tibios como cuando interpretaron temas de “EP1”, sus nuevas canciones, fueron recibidos con aplausos. Clásicos de los 90 como “The Holiday Song”, “Where´s my mind?", “Subbacultcha” sonaron con ganas (y el particular sonido de La Riviera en este caso ayudó a que la suciedad característica de los de Boston brillara como tenía que brillar), pero ¿dónde estaba el peligro? En ningún sitio. Ni los ocasionales desvaríos eléctricos de Joey Santiago ni los gritos de Frank Black en “Carobou” o “Isla de Encanta” dejaron muestras de la tensión eléctrica por la que se les conocía. Los grandes temas seguían ahí, es cierto, y cuando dieron rienda suelta a su lado más melódico con canciones como “La La Love You”, “Here Comes your Man” o “Velouria” pudimos recordar por un rato que los de Boston fueron, y siguen siendo, una grandísima banda con directos regulares y un batería espectacular del que se habla demasiado poco; David Lovering.

Las siete primeras canciones fueron un pequeño ciclón en el que el viento del recuerdo tuvo más peso que la fuerza de la interpretación, pero es verdad que hay que saber hacerlo, no basta con los temazos. Fue una actuación solvente, mecánica y nostálgica, en la que la nueva bajista, Kim Shattuck (The Muffs), cumplió con creces pero se echó mucho de menos a Kim Deal.

4 comentarios
  1. muy de acuerdo con la crítica. la sombra de Kim Deal es alargada y Frank Black no hizo mucho, ni poco, ni nada por que no se notara. y lo de La Riviera se asume, porque se sabe que cada vez es peor que la anterior. pero aún así Pixies son Pixies, y había que estar allí y darlo todo.

  2. A la Kim Deal de 2013 nadie la echa de menos. Yo, al menos, en absoluto. Los músicos tocan hoy mejor que hace veinte años, sin duda alguna. Al menos agradezco al redactor que no haya repetido la pijada paleta (y boinera) de que no tocaron Debaser, Tame o no sé qué otro tema.

  3. Yo vi a Francis y a Santiago cómplices y juguetones. Incluso confrontaron sus calvas.

  4. ¿Que no tocaron Tame?

    El bolo del Primavera de hace 3 años fue también de piloto automático. Es como cuando viene Creedence u otras reliquias. Hacen buenos conciertos pero se echa de menos no haberlos podido disfrutar cuando "las cosas" pasaban "de verdad".

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