Cinco bandas, siete horas del punk rock más espectacular y diez años para recordar: el PintorRock, conocido como uno de los festivales más salvajes y descarados de la escena catalana, celebró el pasado sábado su décimo aniversario con un "Bonus Track” en el Hivernacle del Poble Espanyol.
¡No todos los días celebra uno su décimo aniversario! Y por dicho motivo, el festival decidió preparar esta fiesta de presentación previa al PintorRock 2020. Más de 3.000 personas alzaron sus voces para disfrutar de la noche más punk de Barcelona en esta primera edición “Bonus Track”.
Los más ansiosos esperaban impacientes a la apertura del recinto para poder vivir la locura a eso de las seis de la tarde en la zona de la Plaza Mayor. Una vez dentro, no pude evitar abstraerme en medio de aquel precioso lugar; entre la multitud, sentía como los diferentes sonidos en estéreo y las voces de las conversaciones varias, se entremezclaban y confundían llegando a introducir una convincente banda sonora en mi cabeza. Desde luego, para los que asisten allí por primera vez puede ser una experiencia impactante y, personalmente, aquel paisaje me conquistó. Me detuve embelesada durante varios minutos frente aquella espectacular estructura transparente de más de 1.200 m2 para contemplar bajo el color indeciso del crepúsculo todos los detalles de su inmensidad. Flores, vegetaciones, destellos y luces varias, adornaban con encanto los techos de aquel espacio, que se convertía en un escenario perfecto para disfrutar bajo la luz de la luna de las actuaciones de algunas de las bandas más relevantes del punk rock estatal.
Los conciertos comenzaban a las siete de la tarde y terminaron a la una de la madrugada, cumpliendo de forma rigurosa con los tiempos establecidos por la organización. En este "Bonus Track" pudimos disfrutar de las actuaciones de Soziedad Alkoholika, Crim, Milenrama, Lendakaris Muertos y Segismundo Toxicómano. Todo apuntaba a lo que prometía ser una noche de diversión llena de grandes estrenos y novedades por la que merecía la pena liarse y, de hecho, eso es lo que fue.
Milenrama fueron los primeros en subirse al escenario del Bonus Track. Con más de una década en activo y llevando a sus espaldas tres discos y cientos de conciertos entre giras nacionales y europeas, la joven banda de Sarrià de Ter, Girona, se encargó de encender la chispa del evento a base de "Corazón y Actitud". Sus ritmos combativos acompañados por esa característica voz femenina y plagados de mensajes reivindicativos, antifascistas, antihomófobos, y libertarios se ganaron, una vez más, la aprobación y el reconocimiento del público. Y es que Milenrama, después de seis meses sin tocar y, a pesar de aquellos aparentes nervios, transformaron el Poble Espanyol en un auténtico ‘Poble Rebel’, donde solo podían escucharse gritos de rabia, garra y furia contra la desidia, las mordazas y la ignorancia que sientan las bases de nuestra sociedad actual. Una actuación donde no faltó la vitalidad y la energía propia del grupo, que acabó con la presentación de su nuevo single "A sabiendas del final".
Tras una breve pausa, era el turno para Crim, la banda catalana más destacada del punk rock en catalán. El grupo, originario de Tarragona, tuvo un directo espectacular e impecable, donde no faltaron las guitarras contundentes y la áspera y particular voz de Adrià. Los tarraconenses se subieron al escenario y avivaron la llama del recinto presentando su último trabajo “Pare Nostre Que Esteu A L’Infern”, publicado a finales de 2018. Sin duda, los pies te tiemblan y te baila el alma cuando escuchas un disco tan exquisito como este, un auténtico cóctel de ritmos y letras inteligentes. La banda cuenta con un gran prestigio entre sus seguidores, y los catalanes demostraron tener un público fiel que coreaba excitado y satisfecho todas las canciones de memoria con los puños en aire. Nada más sonar los primeros ritmos de las canciones, ya fueran nuevas o recientes como “La Puta Copa del Rei, “Hivern Etern” y “De Debo” o, por el contrario, más clásicas, como “Castells de Sorra”, los asistentes no tardaron ni medio segundo en empezar a cantar los temas.
Y precisamente temas es lo que no faltó en el amplio repertorio de Soziedad Alkoholika. S.A. es una de esas pocas bandas que no necesita presentar material nuevo o tener una excusa para actuar para seguir manteniendo la expectación de su público intacta. El grupo debutó con un atronador compendio de sus mejores temas, interpretados con la crudeza y la solidez propia de los directos del quinteto, como ‘Ratas’, ‘Piedra contra tijera’, ‘Cuando nada vale nada’ o ‘Sangre al fin’. Cabe mencionar que, pese a la compostura de la puesta en escena de la banda, no faltó el desenfreno en los pogos. Sus conciertos, además, han logrado alcanzar un impresionante despliegue técnico tanto a nivel sonoro como de iluminación, por no hablar también de la utilización de los cañones de humo reservados para los momentos clave de la actuación que dieron un plus a sus directos.
Justo después, llegó la hora de Segismundo Toxicómano, quienes tras cinco años de silencio, se subieron al escenario para presentar su último disco ‘Sangre Fácil’. El grupo punk de Vitoria-Gasteiz hacía su entrada entre punteos de guitarra y al clamor de ‘Contra el muro’, lo que de inmediato provocó que el público se apretara en la primera fila, que se separaba unos metros de los Segis. Como es lógico, dieron prioridad a las canciones de su nuevo disco, el cual, por cierto, regalaban con la entrada del evento. Entre sudores y vasos de alcohol derramados, el público gritaba y disfrutaba de los nuevos ritmos de canciones como ‘Loco’, ‘Gloria’ o ‘Amanece’. Sin embargo traían un repertorio muy compensado repleto de grandes clásicos como ‘Hoy como ayer’, ‘Por ti”, “12 años” o “Último asalto”. El público y la banda fluyeron durante la noche en una perfecta armonía. Sin duda, aquello fue un auténtico espectáculo, lleno de euforia y de sentimientos indescriptibles que acababan poniendo el cuerpo del revés. Retumbaron y brillaron como auténticos cohetes con cada uno de sus temas. Uno de los momentos más caóticos de la actuación fue cuando Rocky, la mascota del PintorRock, acompañó a la banda en el escenario animando con sus aires y bailes de gamberro desfasado. La despedida llegó de la mano de “Las Drogas”, buque insignia de los Segis, que arrastró a casi toda la gente a un inmenso pogo.
Por último y, por supuesto, no por ello menos importante, sino al revés, llegó el esperado momento de los Lendakaris Muertos, quienes volvían a la carga con la presentación de su octavo disco, ‘Podrán cortar la droga, pero no la primavera’. Al principio, la pausa parecía extenderse más que las anteriores, pero justo cuando estaba a la espera de recargar mi vaso, se escuchó de fondo el feroz grito que decía ‘Drogopropulsado’, y, sin duda, no pude evitar salir corriendo mientras entonaba la canción a pleno pulmón entre zancada y zancada intentando no perder mi bebida por el camino. Nos esperaban sesenta minutos de auténtica locura y desenfreno. Un pistoletazo de salida a partir del cual no dejaron de sonar temazos uno tras otro. Además de las presentaciones de nuevas canciones como “No Tomorrow", que muchos ya llevaban aprendidas de casa, no se olvidaron de sonar los temas más clásicos de la banda, como “El último txakurra”, “Cómeme la franja de Gaza”, “Fuimos Ikastoleros”, “Cerveza sin alcohol”, “ETA, deja alguna discoteca”, “Héroes de la clase obrera” o “Violencia en acción”, que han envejecido con el tiempo tan bien como el propio Aitor Ibarretxe, quien no paraba de saltar y hacer piruetas por todo el escenario durante la actuación.
La banda de punk española procedente de Pamplona conquistó el escenario desde su entrada hasta el final. Con un tono reivindicativo, sin complejos, cargado de humor negro y con chistes más o menos afortunados, el grupo agradeció también al público su asistencia a pesar de la apabullante alarma social que se había creado entorno al coronavirus justo antes de comenzar a tocar “Gora España”. Siguieron descojonandose de los fachas encubiertos con “Centro comercial”, poniendo ritmo a las desfachateces sociales con canciones como “Húngara Chungara” y recordándonos la necesidad de protegerse frente a las adversidades con un buen “Detector de gilipolleces”. Durante la actuación, el cantante de los Lendakaris hizo crowd surfing. El personal aprovechaba para tocarlo y, al parecer, uno de ellos no pudo contener sus ganas de morderle. Después de ese episodio de agresividad tierna, entre el artista y el público, Josemi, guitarrista de los Lenda, se lanzó también con la intención de hacer amigos, dando una vuelta en hombros por todo el Hivernacle con la esperanza de no tener tan mala suerte como su compañero. Mientras se acercaba el final tocaba ponerse en “Modo Dios” literalmente, para posteriormente pasar a “Oso Panda”. Entre el decorado, la bestialidad de los sonidos y los rugidos del público aquello acabó convertido en una auténtica selva solo apta para las almas más salvajes.
Año tras año el festival se ha esforzado por enriquecer sus servicios y mantener satisfechos a todos sus seguidores. Cabe mencionar que para esta nueva edición la organización apostó por el uso de la tecnología para facilitar el servicio de la barra. Con sólo descargar una aplicación y buscar el nombre del festival, podías pillar tus bebidas sin necesidad de tener que cambiar el dinero por tokens y tener que hacer colas; directamente podías dirigirte a la barra y recoger tu pedido. Una idea que parecía aligerar servicios y aumentar la comodidad de los asistentes. Podemos concluir diciendo que, sin duda, la noche fue todo un éxito y contó con una gran acogida y repercusión en general. La mayoría de las asistentes se quedaron con un exquisito sabor de boca y hay quienes ya reclaman la celebración de esta previa de marzo para los próximos años junto con el festival oficial de noviembre.
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