Antes de que salieran al escenario las hermanas Álvarez, Malela (ex Nosoträsh) presentó LeMót, su nuevo proyecto, todavía en ciernes (éste era su quinto concierto) pero con argumentos suficientes ( “Mi menor primera”, una acústica versión de Astrud) como para demostrar que es algo más que un pasatiempo al margen de Garzón, con los que acabó dando otra fuerza a sus canciones. Luego, Malela volvió con el coro de Ladinamo para adornar alguno de los temas de Pauline en la Playa. Alicia y Mar, Mar y Alicia, con un acompañamiento centrado básicamente en el jazz, terreno al que se han abonado desde su segundo largo, “Termitas y otras cosas”, y que en directo aporta la sutileza necesaria para que no pierdan ternura. En sus conciertos, las asturianas han renunciado a la continuidad como valor para centrarse en una sucesión de viñetas de costumbrismo pop salpicadas de humor. Alternaron temas de su recién publicado “Silabario” (entre esquemas ya conocidos, como “Lo que mejor se me da”, y el riesgo moderado de “Menuda torpeza”) con viejas piezas de su particular canción de autor(as), para terminar con una preciosa interpretación del “Dance Me To The End Of Love” de Leonard Cohen. Pequeños pedazos de felicidad.
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