Paul aún permanece
ConciertosPaul Simon

Paul aún permanece

9 / 10
Guillermo Chaparro Terleira — 23-11-2016
Empresa — Riff Producciones
Fecha — 18 noviembre, 2016
Sala — Barclaycard Center, Madrid
Fotografía — David Pérez Márin

Cuando un artista como Paul Simon, estandarte e historia viva del pop, da un concierto en una ciudad que no pisaba desde hace 25 años, la enorme expectación está más que justificada. Por suerte para todos los que estuvimos presentes, el de New Jersey ofreció un concierto a la altura de lo esperado donde no dejó indiferente a nadie, ni siquiera a los que sacaron su entrada conociendo únicamente las dos o tres canciones más famosas de Simon & Garfunkel.

Minutos antes de empezar, el panorama que nos encontramos es el propio de este tipo de conciertos: Gente de unos cincuenta años o más con sus hijos, artistas reconocidos, periodistas del mundo de la cultura y más de un joven melómano. Con todo el mundo sentado en sus asientos, la excelente banda de acompañamiento salía primero al escenario para tocar una intro instrumental que dio paso a la aparición del protagonista de la noche y con él, una tremenda ovación de todo el Palacio de los Deportes que no pudo contener la muestra de cariño mezcla de admiración y agradecimiento hacia el autor de algunas de las canciones que han sido banda sonora de muchas de las vidas presentes en el reciento.

"The Boy In The Bubble" de su emblemático "Graceland" abría el concierto. Simon comenzó directo, descarado y confiante desde el principio. Tras unos primeros temas con los que repasó algunos de sus trabajos en solitario, se dirigió al público con un "Bienvenidos a todos" en español guiri para posteriormente invitarnos a bailar con "Rewrite". Lo de cantautor es solo la superficie. Paul Simon es mucho más, un músico en todos los sentidos. Con la mayoría del público ya encandilado, terminó por hacerlo al completo cuando el músico se acercó al micrófono y soltó los suaves "mmmm" que preceden "America", la primera canción de Simon & Garfunkel que sonó en la noche. El karaoke era unánime. La bonita "Mother And Child Reunion" y "Me And Julio Down By The Schollyard" terminaron por culminar un gran inicio de concierto que sirvió para repasar algunos de sus mejores temas de su etapa en solitario. Paul Simon tenía claro desde el principio lo que el público quería y merecía después de 25 años y no fue hasta la décimo sexta canción del concierto cuando su último disco, lanzado este mismo año, tuvo cabida con el tema que le da el nombre, "Stranger To Stranger". Mientras, viejos conocidos como "Spirit Voices", "El Condor Pasa (If I Could)" o "Duncan" se iban sucediendo a medida que la gente se iba acumulando a los pies del escenario.

Metiéndonos de lleno en las melodías y sonidos exóticos que caracterizan algunos de los álbumes de Simon, llegaba "Diamonds On The Soles Of Her Shoes" para poner a todo el recinto dando palmas. De repente, todo se llenó de una atmósfera de alegría que llevó a su máxima expresión cuando de empalme comenzaron a sonar los primeros acordes de sintetizador de "You Can Call Me Al", con la que jóvenes y mayores se levantarón como un resorte de sus asientos para ponerse a bailar. La estampa era de pura felicidad. Con este clima abandonaba Simon el escenario para cerrar esta primera parte y dar paso a la tanda de bises que vendría a continuación.

Como al comienzo del concierto, primero fue la banda la que salió y tras tocar una breve introducción, Simon volvía a salir para arrancar el primero de cuatro bises. Esta traca final fue todo una delicia para el público presente. No solo porque sonaron imprescindibles de su carrera en solitario como "Graceland" y "I Know What I Know", sino porque cumplió el sueño de muchos al interpretar "The Boxer", "Bridge Over Troubled Water" y ofrecer una preciosa versión acústica de "The Sounds Of Silence". Si, esa canción que unos conocen porque estuvieron presentes cuando vio la luz; otros gracias a sus padres; otros tantos por la escena final de "El Graduado"; algunos por el entierro del Comediante o, simplemente, porque es un tema imprescindible en la historia de la música pop.
Con el deber cumplido se bajaba el telón después de casi 3 horas y 27 canciones.

Paul Frederic Simon tiene 75 años, alguno de los temas que sonaron esta noche tienen más de 50 años. Pero lejos de claudicar, el pasado viernes 18 de noviembre demostró que, como el boxeador, aún permanece en pie.

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