Cuando un grupo está formado por músicos experimentados y que han pertenecido a bandas como los Cynics, Dr. Explosión o Paul Collins Beat, además de haber tocado en infinidad de proyectos propios, sólo pueden esperarse cosas buenas. Peralta derrocharon elegancia y personalidad sobre el escenario, demostrando todos sus componentes tener más tablas que un mundial de ajedrez. Impactaron sus bonitas melodías, que inundaron el ambiente con su desnuda simpleza y recordaron a Big Star, así como su pericia para desarrollar armoniás a dos y tres voces, al estilo de Teenage Fanclub. Tras varios temas propios, navegando entre el pop rock americano, el neocountry y abrazando levemente la psicodelia, Paul Collins hizo acto de presencia para ayudarles a homenajear a Flamin' Groovies, interpretando "You tore me down". Tras tocar todos juntos una canción del propio Collins que, según él mismo dijo, era la primera vez que se escuchaba en directo, Peralta sorprendió con una enérgica versión de un tema de Arthur Lee, para casi terminar con su pelotazo más rockero y cañero, el vibrante "Rollercoaster".
Tras el buen sabor de boca dejado por los ayer teloneros, el turno fue para un orondo Paul Collins (fotos superiores) y su banda de jóvenes americanos y americana. Comenzaron fríos y sin transmitir gran cosa, ofreciendo pop algo falto de garra, a pesar de algunas gemas clásicas como "You won´t be happy". Por suerte, la cosa cambió, y a medida que el grupo fue entrando en calor y se sintió mas cómodo, sus prestaciones mejoraron, y a pesar de cierta irregularidad, el neoyorquino consiguió ir salvando los muebles con varios trallazos incontestables de power pop musculoso, tanto de su proyecto principal como de su etapa primigenia en The Nerves y de su carrera en solitario. El cantante y guitarrista de culto, como se autodenominó, se mostró cercano y accesible en todo momento, y muy bien arropado por una bajista que ganaba protagonismo en los momentos más densos, por un batería sólido y correcto, y por un guitarrista solista estupendo que, sin aparente esfuerzo, nos deleitó con su habilidad y su insultante destreza. Lo mejor lo dejaron para el final, para un extenso bis en el que cayeron uno tras otro hits de toda época y condición, incluido el trepidante y chispeante "Walking out on love", y los esperadísimos y muy bailados y vitoreados "Different kind of girl" y "Rock N' Roll Girl". Seguramente no fue el mejor concierto del viejo Paul, pero le cantó a la vida, le cantó al amor, y nos hizo pasar un rato agradable con sus infalibles y rejuvenecedores estribillos. Sonidos de espíritu adolescente para admiradores de Peter Pan.
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