Yuri Méndez Barrios -conocido artísticamente como Pajaro Sunrise- tuvo el honor de inaugurar la temporada de conciertos en el zamorano Avalon Café, después del parón estival y en una sala que a finales del presente año celebrará su vigésimo aniversario. El leonés es una de esas rara avis dentro de la escena nacional, y viene dotado con una fuerte y reconocible personalidad que también fue capaz de trasladar a las tablas.
El vocalista homenajeaba sus diez años de carrera -que incluyen discos tan logrados como "Old Goodbyes" (Lovemonk, 11) o "Kulturkatzenjammer" (Lovemonk, 13)- con una mini-gira peninsular, y fue precisamente un interesante repaso por esa década de creatividad lo que ofreció sobre el escenario ante unos treinta aficionados con olfato. La suya es una colección de canciones distinguida, emocionante y sentida, que se balancea entre la fina línea que separa folk y pop, y que cuenta con un valioso distintivo en su propia interpretación.
Para la ocasión estuvo fielmente flanqueado por el violinista Javier Jiménez, que remató las composiciones con un punto adicional de clasicismo siempre favorecedor con la esencia de las mismas. El autor empleó además tiempo en desarrollar diálogos y pasajes humorísticos entre tema y tema, y si bien esto no afectó a la seriedad ejecutiva, quizá sí alteró levemente una solemnidad global que no parece reclamar esa clase de adornos. Concierto, en cualquier caso, elegante y bello, equipado con generosa profundidad y una sensibilidad no demasiado habitual.
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