Empecemos por el principio. La velada prometía tras quedarnos hipnotizados con el buen hacer del dj y productor barcelonés Mans O. Sentado en el suelo, con las piernas cruzadas y con todos sus sintes y demás aparatos, fue capaz de crear un especie de microclima ambient donde el público, también sentado en el suelo (¡en Apolo!), pareció disfrutar de las creaciones del artista. Román Daniel a.k.a Mans O, también partícipe de la banda Wesphere, ofertó su gran abanico sonoro que incluye temas de "Thirst o Sed", su reseñable primer LP del 2016.
A continuación saltaron a escena los mallorquines Oso Leone, que aún con su segundo álbum "Mokragora" (13) como última referencia han comenzado una gira para presentar nuevos temas que verán la luz a lo largo de 2017. Para este nuevo lanzamiento, y por consiguiente también para los escenarios, la banda se presenta ahora como un sexteto dada la reciente incorporación de Emil Saiz (Nothing Places) a la guitarra.
Sin embargo, tal y como reseñaba David Byrne en su libro Cómo funciona la música, hay bandas que destacan en la intimidad del estudio y otras que, claramente, tienen como campo de batalla el escenario. En este caso los mallorquines dejaron un sabor agridulce a aquellos que pretendían disfrutar de pequeñas joyas como "Rebellion", que a ratos sonaban tan diferentes que fueron irreconocibles.
Estuvo bien, no nos engañemos, los ingredientes estaban. Unas bases contundentes que vestían las canciones de pies a cabeza, sintetizadores que las maquillaban y unas sutiles líneas de guitarra. El fallo resultó ser que de tantos estímulos que enviaba cada músico, no había manera de apreciar cada uno. Nada resaltaba y todo resultó bastante monótono, poco cohesionado, haciendo que la mayoría del concierto pareciera una larga canción.
Es cierto que la sensación la transmitieron, así como su gran capacidad de hacer piezas complejísimas con el poder de hacer que la mente de uno viajara a su gusto. Sin embargo muchas veces menos es más, y a veces haciendo algo más simple se consigue acrecentar tanto el mensaje como la calidad de los temas. Y ellos lo saben, como demostraron con ese magnífico "Oso Leone" (Foehn, 11) que sorprendió al público. Con la delicadeza y sencillez de esos cortes hicieron una clara declaración de intenciones que se han ido diluyendo, en este directo al menos, con un uso excesivo de James Blake como referente.
Veremos cómo evoluciona su manera de hacer, si vuelven a aferrarse más a sus orígenes o siguen experimentando más con la tentación electrónica. Por el momento esperamos con ganas su próximo lanzamiento porque a fin de cuentas, saber, saben.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.