Después de vivir de las rentas durante demasiados años, quizá la falta de presión post-Oasis no le ha sentado tan mal a Noel Gallagher, y el segundo disco en solitario que venía a presentar a Madrid es al menos notable. En cualquier caso, mucho mejor que los de Beady Eye. Así, el artista, con su eterna leather jacket y camisa blanca, mezcló a la perfección sus nuevas canciones con los clásicos de Oasis que todos deseábamos oír.
Abrió con “Everybody’s On The Run” y la contagiosa “The Heat Of The Moment”, y enseguida llegaron “Talk Tonight”, “Champagne Supernova” o la emocionante “Half The World Wway”, y los recuerdos de dos años en las que nadie escribió más buenas canciones que él. Más simpático que el viejo Noel pero igual de socarrón, respondió con un imperturbable “I don’t think so” al karaoke del público para que tocara “Live Forever”. Reconocido aficionado del Manchester City, también se acordó de donde estaba y espetó a los aficionados madridistas: “Do you think you’ll win the Champions League? No fucking chance!”.
A diferencia de otras estrellas del rock, Gallagher respeta sus propias melodías cuando canta, y eso se agradece. Sólo en los bises, cuando sonó la previsible “Wonderwall” y aparecieron con ella los odiosos teléfonos móviles, el cantante cambió un poco el registro. Sólo quedaron “AKA… What A Life!” y cerrar los ojos con “Don’t Look Back In Anger”, recordando y cantando nuestros sobrevalorados “good old days”.
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