Sin dificultad
ConciertosNiña Polaca

Sin dificultad

7 / 10
Raúl Julián — 09-10-2023
Empresa — Directos Vibra Mahou
Fecha — 06 octubre, 2023
Sala — La Cueva del Jazz en Vivo
Fotografía — Agus Martín Vizán

Con las credenciales que supone haber vendido todas las entradas para una plaza importante como es La Riviera madrileña (anuncio de una segunda fecha incluida) a dos meses de su celebración. Así llegaban Niña Polaca a la que era su primera visita a Zamora, de la mano del ciclo Vibra Mahou y en los primeros compases de su nueva gira, preámbulo de la publicación de “Que adoren tus huesos” (Subterfuge, 23), el que será segundo álbum de la banda cuando vea la luz a finales del presente mes. Una cita en la que, como era de esperar, también agotaron el papel, con La Cueva del Jazz en Vivo luciendo el aspecto de las grandes ocasiones y un público repartido entre algunos aficionados de la vieja guardia y amplia mayoría de seguidores juveniles, dispuestos unos y otros a cantar a voz en grito aquellas historias costumbristas que protagonizan las canciones de la formación afincada en Madrid.

Ese parece ser, precisamente, el secreto evidente (y no demasiado disimulado) del actual éxito de Niña Polaca: canciones directas, de clásica alma pop/rock que llegan al oyente sin dificultad, adornadas con guitarreo necesario (por eso de dar algo de empaque al asunto) y una cucharada de épica. El quinteto es uno de esos grupos idóneos para el ambiente festivalero, pero también para la celebración hedonista de un viernes por la noche, aderezada con no pocas cervezas y al amparo de esa distancia corta que sólo pueden ofrecer las salas. La música de la banda busca la inmediatez (muy) por encima de la transcendencia, en una maniobra que, visto lo visto, funciona y deriva en resultados complacientes. Un tipo de victoria también refrendada a su paso por la ciudad castellanoleonesa, con un público no demasiado interesado en escarbar y, a cambio, volcado y satisfecho con la oferta del grupo.

Niña Polaca firmaron un concierto de esos cortitos (poco más de una hora) y efectivos, que, a pesar de ciertos problemas técnicos en su tramo inicial, gustó y vino rodado en base a la verticalidad de temas como “Travieso”, “Los días malos”, “Madrid sin ti” –la mejor del lote y con la que finalizaron la velada–, “Ivona (Voy a decirle a mi madre que la quiero)” o “La muerte de Mufasa”. Sin resultar poseedores de un elemento claramente determinante, el combo apuesta todo al atractivo (tan inmediato como algo fugaz) de una serie de canciones de estribillos pegadizos. Para bien o para mal, la jugada queda materializada al contacto con el escenario, y emplazamientos de tamaño considerable como la mencionada Riviera podrían pasar a ser su destino habitual en un futuro no muy lejano. Quién sabe, quizá en breve cualquiera que estuviera la pasada noche la sala zamorana pueda sacar pecho y decir aquello de ‘yo estuve allí’.

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