Como las aguas tumultuosas del río Nervión, los asistentes al Nerbioi Punk Fest fluyeron en un encuentro singular, bautizado por la organización como "una manifestación libre en Euskal Herria para reivindicar el espíritu punk". La cita, que tuvo lugar en el 2º pabellón del Bilbao Exhibition Center (BEC) el pasado viernes, 12 de abril, se vivió con intensidad y entrega.
A pesar de la estela de emociones y cansancio que la gabarra dejó a su paso por la provincia el día previo, los devotos del punk y la música rebelde de Euskal Herria fueron llegando, uno a uno, con ansias de sumergirse en la amalgama sonora que ofrecía el cartel: Pinpilinpussies, Ezpalak, Distorsion, Biznaga, La Élite y Non Servium.
La esencia rebelde y la disidencia sistémica permeaban tanto entre los espectadores como en el despliegue escénico de los artistas. Además, este encuentro trascendió fronteras, evidenciado por las declaraciones en inglés que resonaban entre algunos asistentes. La brecha generacional entre los grupos presentes nutría la diversidad de edades en la audiencia, desde La Élite o Biznaga, encarnando la juventud, hasta Distorsión, con más de cuatro décadas de experiencia sobre el escenario. Non Servium, a su vez, actuaba como puente entre las nuevas generaciones, aunque impregnados de influencias antiguas tanto en lo musical como en su postura, forjadas en los cimientos de este movimiento rebelde y contrasistémico.
Las primeras en inaugurar el festival fueron las Pinpilinpussies. Entre ambas existía una conexión musical afianzada y contagiaban su energía a los recién llegados. Después de sus últimas piezas “Erre” y “47 segundos” se corearon varios “beste bat” (“otra”): señal de su éxito con los allí presentes.
El grupo euskaldun Ezpalak sedujo a la audiencia con su repertorio integro en euskera y con influencias directas del rock británico. El público vizcaíno coreó sus temas habitualmente explosivos y caracterizados por ruidosas guitarras con un sonido próximo al garage y al noise, con potentes riffs y ramalazos punk.
Los miembros de Distorsión, esta vez, jugaban en casa y así lo demostró el batería del grupo, Félix Torralba (Ganso), que portaba la camiseta rojiblanca del Athletic Club. El trío de punk-rock vizcaíno es uno de los nombres históricos de este estilo musical en la margen izquierda desde los 80. En su cita alternaron clásicos con temas recientes de sus últimos álbumes.
Bajo el frenético ritmo de sus acordes, Biznaga, la emblemática banda madrileña de ascendencia malagueña, desplegó una vez más su característico punk rock, directo y sin concesiones. A través de sus letras cargadas de crítica y rebeldía, la agrupación no solo se erige como exponente musical, sino como voz de una generación que clama por la justicia y la renovación social.
Con una energía arrolladora, la banda catalana La Élite conquistó el escenario, inundando el espacio con su punk electrónico vibrante. Sus canciones gamberras y pegajosas encontraron eco entre el público, que al compás de la reivindicación burlona, se entregó al baile y al desenfreno en una actuación electrizante.
Non Servium (foto de encabezado), la icónica banda de street punk y oi!, demostró una vez más su conexión innegable con el pueblo euskaldun. La banda protagonizó un salto imponente, equiparable al icónico salto del Nervión de 222 metros, ofreciendo una experiencia épica en el marco del festival. La mezcla de adrenalina y euforia que emanaba de su música canalla envolvió a los asistentes, brindándoles la oportunidad de sumergirse en la demanda y la desobediencia.
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