El pasado domingo 6 de diciembre en el Teatro La Latina de Madrid, y dentro de la programación del festival Madrid Brillante, la pamplonesa Natalia Lacunza ofreció un concierto de una hora con el cartel de sold out colgado en la puerta. Así pues, a la una del mediodía, y tras pasar por una cola larguísima, entramos en la sala donde al apagarse las luces salen al escenario Natalia, Tere (Ganges), María, Luz y Paula. La de Pamplona empieza presentado su último tema, que vio la luz el pasado viernes 4 de diciembre, titulado “Nuestro nombre”. Canción muy indie que logró más de ciento cincuenta mil reproducciones en Spotify durante sus primeras 24 horas de vida. Además, el videoclip de la canción, dirigido por Jean Lafleur y que se publicó el 8 de diciembre, también consiguió más de cien mil visualizaciones tan solo durante el primer día, lo cual ya da una dimensión de las cotas que puede alcanzar la cantante en el futuro. Tras “Nuestro nombre”, y una pequeña introducción, continúa con “Algo duele más” perteneciente a su último EP, “ep2”, que vio la luz en plena pandemia y que obligó a la artista a cancelar su gira y proponer una más reducida a la que llamaron “tiny tour”, y en la que ya contó con la colaboración de Tere y María.
Las canciones se fueron sucedieron y después de “Otras alas”, la navarra, que durante todo el concierto estuvo muy animada, presenta, entre risas y palabras bonitas, a la murciana María Blaya, para cantar con ella un tema inédito que aún no ha visto la luz y que me dejó con los pelos de punta. Tras el que fue sin duda uno de los puntos álgidos del bolo, Natalia la emprende con "Boys” para volver a dar paso a otro invitado especial, Pascual de Chill Chicos. En esta ocasión también cantan un tema inédito, perteneciente al nuevo álbum de Chill Chicos, “Le Chill”. A Natalia Lacunza se la nota contenta y eso tiene su reflejo en el público que no puede dejar de cantar y reír. Y es que, aunque la artista de tan solo 21 años no tenga aún mucha experiencia encima de un escenario, se nota que está cómoda, le gusta lo que hace, y que cada vez tiene más soltura a la hora de hablar con la platea.
Empieza a sonar “Gata negra” y tras ella viene un bloque de canciones un poco más tristes, en las que vemos a una Natalia Lacunza que desnuda sus emociones encima del escenario y logra conmovernos a todos. Termina “Olvídate de mí” y toca presentar a la banda antes de dar rendida cuenta con los bises. Salen de nuevo al escenario Tere, que se sienta al piano, y Natalia, que se coloca a su lado y es ahí cuando suenan las primeras notas del mega éxito de Lacunza junto a Guitarricadelafuente, “Nana triste”. Natalia canta toda la canción con una mano en el pecho y el público se queda completamente en silencio, no se oye ni el aletear de una mosca. Y, al terminar, las dos chicas se funden en un abrazo que transmite hermandad, respeto y una conexión que no todo el mundo puede llegar a tener. El público aplaude muchísimo y lo cierto es que han logrado desbordar nuestras emociones en esa correa invisible que existe entre el escenario y el público. Es ahora cuando salen María, que se sienta en la batería, Luz, que coge su guitarra y Paula, que se cuelga el bajo del cuello. Natalia se sitúa delante del micro y aparece como un huracán Sergio, cantante del grupo trashi (del que también forman parte María y Luz), para ofrecernos, junto a la cantautora de Pamplona, otro tema inédito, el tercero de la noche. Terminan la canción y la gente se levanta a aplaudir, le entregan un ramo de flores azules a Natalia, que con una sonrisa en la cara lo coge y saluda a un respetable que no puede parar de aplaudir. Triunfo sin paliativos.
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