Parece que nos haya acompañado toda la vida, pero hace tan sólo seis años
que la sala Apolo ha hermanado a los crápulas, los ansiosos fiesteros
inconformistas con el fin de semana y aquellos jóvenes (sin oficio ni
beneficio) que se niegan a empezar la semana enclaustrados en sus casas.
Barcelona (y su oficina de turismo) le deben mucho al Nasty Mondays. Y como
una efeméride de este pelaje no se repite todos los días, llegó el momento
de premiar a la clientela con un aniversario de cotillón y parrandismo
sueco. Friska Viljor, pese a esa limitación temática marcada por el sexo,
los hígados malgastados por el alcohol y el fútbol (la razón de ser de su
nombre artístico), gracias a temas como "Old Man", "If I die now" o la
esquizofrénica "Shotgun sister" consiguieron levantar la ovación de un
público que en los primeros minutos se mostraba igual de gélido que la
tierra que les vio nacer. El hecho de que fueran un gran secreto para gran
parte del respetable (algo sumamente extraño si se tiene en cuenta que desde
2006 se pasean por los escenarios) les jugó a primeras una mala pasada. Sin
embargo, supieron sobreponerse a las circunstancias llenando de energía y
falsetes el escenario. The Sounds, por su parte, fueron a lo seguro: el show
que pudo verse mostró pocas sorpresas respecto sus últimas visitas por
nuestro país (el repertorio no difirió en exceso del de su paso por el
pasado Sonorama). Aparcando los juicios de valor sobre su valía como
regeneradores de la new wave (populista a la par que juerguista), una cosa
está más que clara: Maja Ivarsson es una frontwoman con sobrada soltura y
carisma a pesar de sus limitadas cuerdas vocales y pretender convertirse en
la Debbie Harry de las generaciones púberes. Su magnetismo, sus lascivos
tocamientos de bajos y su diminuta figura (además de ser una de las pocas en
plantarle cara a la dichosa ley antitabaco) bastan para que acapare todas
las miradas. Sonaron los temas previsibles, desde "Beatbox" a "Living on
America" (sin obviar, lógicamente, ese "Tony the beat" con el que abrieron
fuego prematuramente) e, incluso, un adelanto del próximo álbum que lanzarán
en marzo. El público se mostró eufórico en todo momento, de modo que debe
interpretarse desde la barrera como un éxito. Madmax & Sören, como viene
siendo habitual, fueron los culpables de la resaca que hoy luce un servidor.
Así que lo único que podemos hacer desde aquí es felicitarles (por escrito)
por esta señalada fecha y desearles muchos años más.
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