Brillantez deslucida
ConciertosNada Surf

Brillantez deslucida

7 / 10
Luis Benito — 09-03-2020
Empresa — Get In
Fecha — 07 marzo, 2020
Fotografía — Tom Hagen

Para quien firma esta crónica, un concierto de Nada Surf es una fecha importante en la agenda del año, sin duda. Desde mediados de los noventa, las canciones del trío norteamericano han sido sinónimo de inmejorables momentos y grandes alegrías.

Casi veinticinco años de trayectoria discográfica para nueve discos de estudio. Es difícil no encontrar temas redondos en cada uno de ellos. A buen seguro, el público es sabio y no duda en no perderse un encuentro con Nada Surf  cada vez que es posible. Prácticamente, se llenó el Kafe Antzokia bilbaino. La nota positiva (ya lo comentó Daniel Lorca) es que el personal joven también acudió, no solo los fans que rondan los cuarenta.

En 2016, el grupo llevaba en formación a Doug Gillard como segundo guitarra y en esta nueva gira la formación cambia con la entrada de Louie Lino a los teclados y la salida de Doug. Visto lo visto, la propuesta en escena varía considerablemente y personalmente me quedo con la versión anterior. El show que nos ocupa estuvo marcado por un sonido que me descolocó bastante. Algo falló. Los coros de Elliot y Lorca apenas se oían, la guitarra de Caws sonó baja en muchos momentos y los teclados tampoco brillaron como debían. Lo siento mucho, duele contarlo así, pero sucedió.

Lo mismo que ocurrió que el público se mostró entregado a pesar de todo, la banda siempre agradecida y algunos hits sonaron irresistibles como siempre. “Hyperspace” supuso el clímax y “Always love” demuestra el gran poder de una melodía redonda y luminosa. Matthew Caws no dejó de mostrarse como un cantante superior, tan fino como el primer día. La base rítmica engrasada y un repertorio completo que alcanzó las veinte canciones con la entrada de “Popular” como cierre final ante un público que no quería abandonar la sala.

La velada la abrió John Vanderslice, sólo ante una audiencia atenta. Difícil papel de telonero para una propuesta como la suya, ciertamente. La hora y tres cuartos de Nada Surf  servirá para no dejar de sonreír cuando volvamos a ver anunciada una nueva visita suya al norte. Me quedo con esta ilusión.

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