MUWI es ese festival que, poco a poco, y haciendo las cosas bien, consigue convertirse en referente y cita ineludible al final del verano. Esta edición, con Rigoberta y León Benavente como cabezas visibles, ha sido la más multitudinaria de las celebradas hasta el momento, sirviendo como alivio para acabar con el hastío y desasosiego derivado de las cancelaciones del COVID. Parece que la sonrisa ha vuelto a la música y, durante estos días, MUWI la ha dibujado bien grande.
El evento es cómodo, cargado de bondades (buen cartel, precio asequible, cercanía absoluta al centro de la ciudad, zona electrónica en una sala de barricas que convierte en mágico ese escenario, gastronomía impecable, vino…). Un must en el calendario nacional. Entre las novedades de la presente edición está el Vermuwi, que este año se ha trasladado a dos puntos de la calle Laurel y aledaños. Fran Río y Lugg se encargaron de mostrar que MUWI va más allá de la bodega en una actividad que, tras el éxito, seguro ha venido para quedarse.
El jueves se daba el pistoletazo de salida desde el Escenario Ibercaja - Revellín. Las Me&dj marcarían el ritmo como djs de continuidad y, poniendo el broche a la jornada en ese escenario (puesto que la fiesta se prolongaría hasta las cuatro en el Maldeamores, con Lugg e Ipu). Entre los conciertos, la presencia riojana de The Monster Lover, una de las bandas con más solera de la capital, daba el pistoletazo de salida a todos los conciertos de las cuatro jornadas. Tras los logroñeses, The Crab Apples demostraron su buen sonido, actitud y puesta en escena, demostrando el grandísimo margen de crecimiento que atesoran. Los gallegos Terbutalina cerrarían por todo lo alto la primera noche con su rock garajero y actitud punk.
The Crab Apples
Desde el viernes (además del citado Vermuwi y las multitudinarias sesiones en el Maldeamores -con Lazy Sunday y Fetén-) el grueso del festival pasaba a Bodegas Franco Españolas, centro neurálgico del MUWI. El festival deja de ser una experiencia musical para convertirse en una multidisciplinar, con gastronomía y catas como principal atractivo, como lo es ver a algunos de los mejores djs nacionales (Göo/ y Yahaira), poner ritmo dentro de una sala de barricas y mantenerla, durante las dos jornadas, llenas a base de ritmos electrónicos. Sin duda, el escenario se ha convertido en un referente dentro del estilo y el público lo sabe.
Niña Polaca
Volviendo al escenario principal, Niña Polaca desgranó sus dos largos, “Asumiré la muerte de Mufasa” y “De la línea diez al sol” (elemento contra el que tuvieron que luchar y que parecía no iba a aparecer según las previsiones meteorológicas de la semana, amenazando la celebración del festival pero que, afortunadamente, brilló casi en la totalidad de las jornadas). Los madrileños, promesa y realidad del circuito, aglutinaron a muchísimo público, el cual disfrutó con temas como “Magaluf”, “Madrid sin ti” o “Joaquín Phoenix”. Arrancaba bien la jornada. Panoramis, con su entrega y selección musical, amenizaría los cambios entre conciertos de manera acertada. Volviendo a los conciertos, los inmensos Lagartija Nick tomarían el relevo. Sin Eric, pero con toda la esencia, sin necesidad de estridencias, los granadinos demostraron su calidad y el porqué de su leyenda en un bolo en el que sonaron con algunos de sus temas más relevantes (“Strummer / Lorca”, “Vuelta de Paseo”, “Buenos días Hiroshima”) pero que tuvo una parte mucho más “oscura”, con temas menos conocidos. Tras ellos, las guitarras dejaban paso a los sintetizadores.
Lagartija Nick
Con Mueveloreina subió la temperatura. “Eiffel”, “Postureo”, “Imbécil”… Bombazos con los que poner patas arriba la bodega. Era la previa perfecta para la explosión Bandini en el, quizás, concierto más multitudinario de la historia del festival. Pechos fuera al ritmo del “Ay Mamá”, “Perra”, “Too many drugs”, “Julio Iglesias” o “In Spain we call it soledad”. La masa, entregada, con un público de todas las edades, coreó de principio a fin todos sus temas. Remataría la jornada Edu Anmu. Mezclas elaboradas, variedad de estilos y épocas... Un clásico del festival que juega en casa y con quien la gente responde año tras año.
Rigoberta Bandini
También pasó por allí Maren, en doble sesión. Otro de los puntos fuertes del festival es la existencia de acústicos dentro de la bodega. Al igual que el sábado, con La La Love You, todo un éxito el poder ver a los artistas del festival alejados del bullicio, con una entrada limitada y un formato mucho más íntimo. Que en 2019, con su juventud, MUWI ganará un Best Of Wine Tourism, no es fruto de la casualidad. El sábado la música, la calidad y el disfrute se abrieron paso en una bodega, de nuevo, abarrotada de ganas de seguir pasándolo bien tras un VerMUWI épico. Cuando se plantea un festival desde el primer momento con un claro enfoque experiencial, en el que la propuesta musical tiene calidad y el peso del mundo del vino le aporta la redondez necesaria para disfrutar, todo está a favor.
The Prussians
Jordana B. fue la encargada de arrancar los conciertos de la bodega. La hispano-argentina y su banda mostraron una potente puesta en escena, desafiando al calor vespertino a base de toques pop cargados de ironía y de eclecticismo. Sonaron “Club de Fans”, “Superstar” u “Otro bisturí”, entre otros de sus temas. Arrancaba potente el sábado, refrendado por los míticos Los Fresones Rebeldes, dinámicos y en forma con ese pop que tantas alegrías dio décadas atrás. “Al Amanecer” y “¿Por qué me tengo yo que enamorar?” fueron sus temas más disfrutados durante la actuación, sirviendo como puente en el tiempo entre el pasado y el presente, un presente basado en singles como “Tú y yo, un barco y el mar azul”, “Amor que no tiene fin” o “Cada San Valentín”. Tras la energía de los Fresones, la mítica banda dejaba paso a una de las victorias del festival, The Prussians. Su propuesta, cargada de calidad y versatilidad, dejó muy sorprendidos a buena parte de aquellos que no les conocían. Con influencias cercanas a Foals, Glass Animals o Alt-J, e incluso, por momentos a los extintos WU-LYF o los mejores Kassabian. Durante esta jornada era Brummel quien se encargaría de llevar a cabo los cambios entre conciertos desde el Escenario Viñas con su inconfundible estilo ecléctico. Se acercaba la traca final con los coreadísimos y enérgicos La La Love You, mucho más directos que sus predecesores, tocando la fibra de los asistentes versionando a Massiel, Nena Daconte, o lanzando sus dos grandes éxitos, “La Canción del Verano” y la archiconocida, “El Fin del Mundo”.
Párrafo independiente para León Benavente, bolo más potente del festival por nombre y ejecución y que demostró, sin lugar a dudas, el nivel que atesora como una de las bandas referentes a nivel nacional. Desde el primer bombo de batería el show fue apabullante. En un repaso a todos sus álbumes, la banda consiguió enganchar de principio a fin a base de calidad en la ejecución y una puesta en escena que, con sólo la mitad de su “artillería” técnica (la que se puede llevar un festival) y suficiencia, dejó boquiabiertos a los que llevábamos tiempo sin verlos. Cerraría la noche David Van Bylen, otro habitual en las noches de MUWI que, a base de hits y mash ups, ponía el broche a otro día épico.
León Benavente
Pero MUWI no acaba el sábado, aún queda tiempo para una jornada dominical que aúna solidaridad, gastronomía, bailes, más conciertos y que se enfoca en los más pequeños, creando cantera musical. Amadeus MUWI Band, con Diego Continente, líder de Messura como profesor, interpretaron canciones de Oasis, The White Stripes, Ramones o Nirvana. Lo dicho, hay cantera. Previamente, los más pequeños habían tenido tiempo de bailar al ritmo de Pim Pan Pun Disco. Además, fue una jornada con talleres de creación de chapas o tote bags, de baile, sesiones a cargo de Fran Río, Guatecon o Van Bylen, y aún quedaba tiempo para cerrar los grandes conciertos con Colectivo Da Silva, The Grooves o Tomaccos. Los primeros ya habían pasado por Logroño durante Actual y volvieron a mostrar sus credenciales repasando los temas de sus álbumes “Vacaciones” y “Casa Vargas”. Jornada calurosa en la que los granadinos encajaron a la perfección. Las madrileñas The Grooves se encontraron con aún más temperatura con un buen concierto en el que la actitud y el derroche musical, unido al baile que siempre proponen, hicieron honor a su nombre mezclando sintetizadores, instrumentos de viento y cuerda. Tremendas. Tomaccos, quienes ya habían actuado el sábado por las calles de la mítica Laurel, cerrarían el ciclo de conciertos del festival con su vuelta al pasado con ese swing tan elegante que despachan.
En resumen, MUWI ha sabido devolver la ilusión a Logroño después de la difícil situación vivida en los últimos años. Evidente es, además, que el esfuerzo de los organizadores, Impar Eventos, ha sido correspondido por el público en la edición más multitudinaria hasta la fecha valorando la calidad del evento. Lo que está claro es que MUWI no tiene techo y que va a seguir creciendo en los próximos años. Una oferta múltiple a nivel cultural, enológico o gastronómico, con un market con productos de gran finura, al lado de la ciudad, sin agobios, con un buen funcionamiento de las barras y, lo más importante, con calidad en su cartel.
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