Música, sol y polémica para celebrar diez años de vida
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Música, sol y polémica para celebrar diez años de vida

8 / 10
Fran Martínez y Roberto Silva — 06-08-2018
Empresa — Santander Live Producciones
Fecha — 02 agosto, 2018
Sala — Campa de la Magdalena / Santander
Fotografía — Enrique Santiago

Los astros se alinearon para que la décima edición del Santander Music gozase de los mejores días de sol de los últimos dos meses. Algo reseñable teniendo en cuenta el verano tan loco que estamos viviendo en Cantabria. El jueves, Arizona Baby empezaron puntuales, con la gente aún entrando al recinto. Javier Bielva es un experto en meterse al público en el bolsillo, no le costó mucho que los asistentes entrásemos al trapo y disfrutamos de un concierto que fue de menos a más. Rock enérgico, acústico y polvoriento que nos recordó dónde estábamos y nos metió de lleno en la fantástica rutina festivalera que nos esperaba durante los siguientes tres días. Y para rematar, pudimos escuchar algunas canciones que formarán parte de su nuevo álbum (cuatro años hace ya de “Secret Fires”).

Tras Arizona Baby llegaba el reclamo de la noche. Viva Suecia, llevan un par de años de boca en boca y subiendo como la espuma en los principales festivales españoles. Es llamativo ver cómo, con apenas dos discos, han conseguido un buen puñado de hits que la gente corea como si no hubiese un mañana. Era nuestra primera vez con los murcianos y quedó claro que se toman esto en serio. No dejan nada al azar y, si bien la cosa empezó un poco fría, rápidamente subieron la intensidad y supieron mantenerla hasta el final de la actuación. Con un set bien equilibrado entre “La Fuerza Mayor” y “Otros Principios Fundamentales” fueron repasando temas como “Piedad”, “Los Años” o “Bien por ti”. El concierto lo cerraron con un Rafa Val pletórico cantando “Hemos ganado tiempo” entre las primeras filas, aunque sin duda donde más se escuchó al público fue en los minutos en los que sonó “Todo lo que importa”, un pelotazo rotundo.

Varry Brava saben a lo que juegan y lo juegan bien. Canciones que giran en torno al calor, a la noche y a la fiesta son perfectas para hacer bailar al personal en una calurosa noche de verano. Desde el primer momento se metieron al público en el bolsillo y fueron repasando a base de bombos y teclados toda su discografía con temas como “Nada Personal”, “Sonia y Selena” o “Calor”. Desde luego un acierto para un festival como el Santander Music, aunque nos quedamos con la sensación de que quizá deberían haber sido ellos quienes cerrasen la noche.

Difícil papeleta la de Zoé. Salir después del fiestón que montaron Varry Brava y además a las dos de la mañana puede que no fuese el contexto ideal para disfrutar de los mexicanos. Si a eso le sumas el peor sonido de la noche, la cosa no pintaba demasiado bien. Pero si algo le sobra a esta banda son tablas, y a base de oficio, lograron salvar los muebles de un concierto basado en su nuevo disco “Aztlan” (empezaron con “No hay mal que dure”), aunque también hubo concesiones a su extensa discografía (“Nada”). La banda muestra en esta etapa un sonido mucho más sintetizado, rock conciso sin efectismos innecesarios. Y desde luego un derroche de clase que le otorgan sus 20 años de carrera. Una de esas golosinas a las que nos tiene acostumbrado este festival cada año, y que habitualmente, por una cosa u otra (esta vez por el horario), pasan un tanto desapercibidas.

Mención especial a Yahaira, que estuvo animando al personal toda la noche entre concierto y concierto. Una pinchada llena de actitud y saber hacer, leyendo perfectamente al público que tenía delante.

El viernes nos pasamos por las Vermú Sessions que el festival había preparado con gusto y mucho mimo, de cara a integrar su propuesta en las calles de Santander. Apartamentos Acapulco se ganaron el sueldo en el Pasaje Zorrilla bajo un sol de justicia. Son de Granada, son jóvenes y les encantan Los Planetas. Y lo mejor de todo es que no lo esconden (ese guiño final sin complejos a “Cumpleaños total”…). Nos los perdimos en su última visita a Cantabria junto a The Pains of Being Pure at Heart y esta vez nos desquitamos. De lo mejorcito del festival. Antes y después de estos chavales, Monterrosa amenizaron el mediodía con una sesión irregular, pero divertida, repleta de guilty pleasures (que repetirían durante la noche en la campa). Justo después, un lujazo en la Plaza del Centro Madrazo. Los Mirlos y Guacamayo Tropical hicieron bailar a los que allí nos juntamos, y enfilamos el camino a La Magdalena con una sonrisa en los labios.

Los encargados de dar el pistoletazo de salida en la campa fueron Luis Brea y el Miedo. Su indie/rock directo le va al pelo a unas letras en las que tampoco se andan con rodeos. No hay más que darle una escucha a algunos de los temas que sonaron “Como una ola”, “Discotecas” o “Dicen por ahí” para darse cuenta de ello. Sus temas enganchan y es una pena que hubiese aún tan poca gente, porque seguro que se hubiesen metido a más en el bolsillo, pero ya se sabe que es una papeleta complicada el tener que abrir la jornada. Aun así, lo hicieron con mucha solvencia. Buen inicio de viernes.

Rufus T. Rirefly es una rara avis en el panorama nacional y es de agradecer que de entre cientos de clones y clones de clones, podamos disfrutar de bandas como esta. Aunque su propuesta se disfruta más en la intimidad de una sala, la banda creó también esa sensación en un festival. Bien juntos en el centro del escenario, nos metieron de lleno en su particular mundo. Rock lleno de aristas, psicodelia, atmósferas que crecen y te atrapan… Todo ello con personalidad propia, y una potencia y pegada que nos peinó el flequillo a muchos. “Loto” o “Demogorgon”, de su último álbum, sonaron a gloria. Con ellos hubo unanimidad. Tremendos.

Kase O lo tiene todo para ganar. Ídolo de una generación que creció escuchando a Violadores del Verso, el zaragozano trajo a Santander un show de hip hop en toda regla, basado básicamente en “El Círculo”. Perfectamente arropado por su compañero de mil batallas R de Rumba a los platos, y Mc Momo como escudero de lujo, el rapero tenía al público a sus pies prácticamente antes de salir al escenario. Todos danzaron al son que marcaba el rapero, coreando, levantando las manos… “Repartiendo arte”, alguna mirada atrás a la época de violadores y, sobre todo, “Mazas y catapultas” fueron los puntos álgidos del concierto. En lo negativo, demasiados parones que cortaban el ritmo y te sacaban del show. Se hace pesado también el discurso positivista tan sobado y que, en ocasiones, llega a rozar el coaching motivacional. Con todo, poco más se le puede echar en cara a uno de los personajes más importantes e inquietos ya no en el hip hop, si no en la música de este país. Demostró una vez más que en el cuerpo a cuerpo pocos (o nadie) le ganan. ¡Ah! Y la mención a Chinatown… Lagrimita (¡que vuelvan ya!).

Y llegó la polémica del festival, empezó un show adornado con fuego, luces y bailarinas haciendo pole dance. Las reacciones que despierta C. Tangana entre el público no tienen término medio, con defensores a ultranza y auténticos detractores. Desde que sacase la Mixtape 10/15 hace ya tres años, Tangana no ha parado de facturar temazos a una velocidad vertiginosa. El concierto se centró en presentar sus dos últimos trabajos “Ídolo” y “Avida Dollars”, disparando sin tregua temas como “No te pegas”, “Baile de la lluvia”, “Inditex” o “Cuando me miras”. También tuvo tiempo para volver a meter el dedo en la llaga tras su enfrentamiento con Yung Beef (al que proyectaron en la pantalla caracterizado como el Che Guevara) con “Forfri”, y para presentar su último single “Bien duro”. Le pese a quien le pese, lo que vimos el viernes fue a un artista en su mejor momento, que sabe perfectamente en qué punto se encuentra. Decimos artista y no cantante porque, como él mismo ha dicho en varias ocasiones, lo suyo es hacer una performance completa para generar reacciones. El viernes cumplió su objetivo, ha hecho ruido, o ¿queda alguien que aún no haya opinado sobre su concierto en el Santander Music? Nada más salir al escenario las redes sociales se incendiaron, y en la propia campa las opiniones se polarizaron. Hubo quienes reivindicaron la salida de Kase O ante tanto autotune y voces pregrabadas, mientras que otros lo dieron todo bailando “Mala Mujer”. De cualquier forma, en sus letras, el madrileño deja entrever que disfruta provocando estas situaciones: “¿Quién quiere tu respeto cuando tengo un millón?”. “Llorando en la limo” cerró un concierto que se antojó demasiado corto y la realidad es que el recinto estuvo lleno hasta el final. Ah, no lo habíamos dicho antes, pero empezó con “Caballo ganador”… Pues eso.

Instituto Mexicano del Sonido le pusieron ganas a pesar de empezar a las tres de la mañana. Su mezcla de cumbia, funky y electrónica convenció y sacudió a los valientes que no sucumbieron al cansancio.

El sábado las Vermú Sessions se “masificaron” y Modelo de Respuesta Polar y Bitches Djs (que junto a Las Chillers animaron el cotarro también durante la noche) disfrutaron de una buena cantidad de gente en su concierto y pinchada respectivamente en el Pasadizo Zorrilla. Algo menos en Texxcoco y Plastic Addicts Djs en el Centro Madrazo (con visita policial inesperada y corta rollos).

Ya en la campa, desde el primer momento se notó que el día grande era el sábado y que grandes reclamos como La M.O.D.A o Izal son garantía de lleno absoluto. Mientras la campa se iba llenando con un goteo constante, salieron al escenario Soleá Morente y Napoleón Solo. Su concierto fue una potente mezcla de melodías flamencas con un regustillo de oscuridad, y está claro que da resultado. “Dama errante”, “Baila conmigo” y “Todavía” son temas muy efectivos en directo, y si pones la guinda con una versión de “Te estoy amando locamente” de Las Grecas, pues lo tienes hecho.

No era la primera vez de La M.O.D.A. en el Santander Music y se les esperaba con ganas. Con un público cada vez más apretado y el sol dando sus últimos coletazos, los siete de blanco salieron a demostrar por qué son una apuesta segura y reclamo suficiente para llenar recintos como la campa. “Nubes negras” para empezar y después todos sus himnos. “Los hijos de Johnny Cash”, “Miles Davis” o “Hay un fuego” se fueron sucediendo en una fiesta que todo el mundo celebró. Nos sigue pareciendo curioso que un grupo como La MODA, con un sonido, a priori más cercano al llamado rock urbano o al ska, tengan tanto tirón entre el público de un festival de perfil más pop, pero la cosa es que cada vez que vienen lo petan.

Izal están en el olimpo de grupos como Vetusta Morla o Love of Lesbian en el que llenan allá donde van. Con un montaje de luces diseñado para a resaltar a Mikel Izal en el centro del escenario, comenzaron un concierto que duró hora y media y fue un auténtico karaoke de principio a fin. Lo tuvieron fácil para animar a un público que parecía venir caliente de casa. Desde el inicio con “Autoterapia” se fue caldeando el ambiente hasta convertirse en una verdadera olla a presión ya en la recta final con “Qué bien”, “Pánico práctico” y “La mujer de verde”. Se ve que disfrutan de lo que hacen y la gente disfruta con ellos. No se puede pedir más.

Grises salieron con una idea bien clara: hacer bailar a todo el mundo. Ya lo dijo su cantante Amancay nada más saltar al escenario, que aprovechó también para reivindicar el papel de la mujer en el mundo de la música. Lo tenían complicado los guipuzkoanos tras el concierto de Izal, pero lo sacaron adelante gracias a su resultón indie pop electrónico.

No se nos ocurre una guinda del pastel más adecuada que Joe Crepúsculo. El Barcelonés es sinónimo de fiesta y es imposible resistirse a la ristra de temazos que ha acumulado ya en su discografía. “Mi fábrica de baile” (con la gente de la organización sobre el escenario) puso el punto final a la décima edición del Santander Music. Y nosotros, con la mente puesta ya en la undécima.

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