Cada loco con su tema
ConciertosMúsica En Grande

Cada loco con su tema

7 / 10
Raúl Julián — 06-07-2023
Fecha — 01 julio, 2023
Fotografía — José Manuel Sánchez (El rey lagartón)

Para su edición de 2023, el festival (o ciclo de conciertos, según se mire) ‘Música en Grande’ celebrado en la localidad cántabra de Torrelavega, distribuyó días por estilos sin apenas disimulo. Si en las noches anteriores los focos habían recaído sobre Taburete, Alejandro Fernández o Melendi, el sábado se imponía un claro talante indie alejado de los mencionados nombres. Una selección que, además y en base a los protagonistas del cartel, fijaba su punto de mira sobre dos tipos bien diferenciados de público objetivo. Por un lado estaban aquellos más festivaleros, destinados a gozarla con grupos nacionales de accesibilidad casi global y aptos para la celebración indiscriminada. A eso se prestaban unos veteranos en estas lides como Lori Meyers, pero también formaciones más jóvenes como Arde Bogotá (cuyo triunfo en términos de popularidad resulta ya un hecho) y Shinova. En la esquina contraria asomaba la vieja guardia, estrato que sobrepasa con creces la cuarentena y que acudió, exclusivamente y sin dudarlo, atraído por la presencia en el sarao de unos clásicos eternos de la escena británica como son Suede. A todos ellos había que añadir la presencia de We Are Not DJ’s, ejerciendo tras los platos al comienzo y el final del día.

Un poco en medio de ninguna parte se encontró Natalia Lacunza, que inauguró la velada con su pop de trazo poético, a modo de bienvenida para con los por entonces aún despistados asistentes de uno y otro bando. De este modo, la navarra fue encargada de poner esa agradable banda sonora que acompañó al público mientras se posicionaba para lo que vendría a continuación.

Arde Bogotá aceleraron el pulso y aumentaron la intensidad exponencialmente, desde el mismo momento en el que pisaron el imponente escenario levantado por la organización. Los de Cartagena demostraron (con creces) por qué están destinados a ser el próximo gran grupo que seguramente moverá tras de sí a un público generalista, amén de poner patas arriba a audiencias asiduas a festivales de cierto perfil. El combo se mostró tremendamente sólido en formas y maneras, con sonido arrollador que puede llegar a recordar a Arctic Monkeys o Queens Of The Stone Age, pero que al mismo tiempo se entiende como invitación difícilmente rechazable para cualquiera que quiera cantar a voces sus estribillos y letras verticales (“Cariño”, “Los perros”, “Antiaéreo”). Pueden gustar más o menos, pero su paso por tierras cántabras fue triunfal, guiado por un vocalista con gancho como es Antonio García... y la enésima evidencia de que se encuentran inmersos en la carrera por el trono.

Arde Bogotá

Tras ellos llegó el turno de unos Suede que disfrutan de un excelente momento, tanto en su versión de estudio como en directo, una especialidad esta última en la que en realidad siempre han lucido sobremanera hasta apuntar a la devoción religiosa. Sobre todo, gracias a la figura inabarcable de un Brett Anderson que desprende tal magnetismo que casi eclipsa al resto de la banda. El vocalista volvió a ser centro de atención, con su carisma estratosférico y tirando de entrega y cercanía con el público, además de ampararse en un catálogo discográfico abrumador (que, de paso, suma cuatro discos espléndidos en su segunda época como grupo). De hecho, los londinenses venían con el magnífico “Autofiction” (BMG, 22) aún reciente bajo el brazo, del que recuperaron la oscura “Turn Off Your Brain And Yell” para iniciar su actuación y la impagable “She Still Leads Me On”, antes de soltar sin apenas interrupción nada menos que un total de catorce singles. Su concierto fue la enésima celebración eufórica en la que confluyeron fans y los propios músicos, acostumbrados los primeros a que el quinteto nunca falle en directo y, aun así, arrastrados unua vez más tras las tácticas de un Anderson al servicio de himnos como “The Drowners”, “New Generation”, “She’s In Fashion”, “Beautiful Ones”, “Lazy”, “So Young”, “Animal Nitrate” o el único (y precioso) bis “Saturday Night”. Orgásmico.

Otros que suelen ser valor seguro, al menos cuando se trata de pasarlo bien al cobijo de una noche de festival, son Lori Meyers. Su cartera de canciones “coreables” resulta a estas alturas poco menos que inabarcable, y pueden presumir de un repertorio de lo más apropiado para este tipo de citas. Aunque no tuviesen su mejor noche (al menos no el vocalista Antonio López "Noni"), la misión resultó certificada en base al mencionado repertorio y también a unos visuales y juegos de luces trabajadísimos. Sin duda, los andaluces han desarrollado conciertos mejores que el que firmaron en Torrelavega, pero lo cierto es que tampoco importa demasiado cuando el objetivo no es otro que disfrutar de la felicidad efímera que producen piezas del tipo de “Luces de neón”, “Emborracharme”, “Luciérnagas y mariposas”, “Mi realidad” o una “Alta fidelidad” que ejerció como cierre.

Shinova completaban el cartel, con la vitola de ser otro de esos grupos de creciente aceptación en base a parámetros de sobra conocidos y explotados durante los últimos años. Con las formas de Izal, Miss Cafeina y compañía en la retina, lo cierto es que el combo resulta algo excedido en pose, pero (al menos a día de hoy) la maniobra parece seguir funcionando, con temas como como “Niña Kamikaze” o “Doce meses (El año del maravilloso desastre)” cumpliendo expediente. El caso es que, unos y otros, lo que habían ido a esto y lo que fueron motivados por lo otro, terminaron satisfechos con lo visto en un festival volcado en ofertar música en directo para todos los gustos.

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