Tuya es el proyecto personal de David T. Ginzo y, aunque en el pasado se le pudo ver acompañado de banda, en el Avalon Café (su “casa” en Zamora) se presentó en solitario. Lo hacía tras varios años de sequía en cuanto a nuevos lanzamientos, en un silencio roto hace apenas dos meses con su segundo LP “Proxy” (Auto, 23), que, como curiosidad, se puede adquirir en formato casete de edición limitada. También viene acompañado de un libro, perfecta extensión para comprender a este músico singular con gusto por la filosofía trascendental del alma y que tan bien sabe plasmar en el directo todo ese universo mágico y a veces atormentado. Su música es magnética, dramática, y su propuesta en el escenario oscila entre lo luminoso y lo oscuro, en permanente desequilibrio equilibrado.
Así pues, el concierto se centró en viajar por sus nuevos temas surgidos alrededor del confinamiento. Música espacial, multidimensional, que poco a poco se fue apoderando del local y del respetable. Los que aceptan la invitación al viaje son mecidos con cantos de sirenas en un paraíso de calma y agua, quizás en medio de un bosque, y, de repente, en el instante inmediatamente después, suspendidos ante un abismo de oscuridad del que surgen amenazantes demonios y otros seres indescriptibles del inframundo. El viaje parte de unas bases electrónicas con las que se crea el ritmo y la melodía, y se van transformando en el escenario según los múltiples efectos creados casi artesanalmente en vivo, acompañados de unas letras profundas expresadas con abierta sinceridad. La voz del propio David es algunas veces fraternal, y otras veces es ronca, enemiga y tendente al grito por la angustia o la urgencia del siguiente movimiento, pero siempre resulta extremadamente íntima.
Hay momentos que crees escuchar pajaritos y sonidos amazónicos, pero en otros estás en sus antípodas más radicales, con sonidos propios del garage, post-punk o incluso el metal, todo envuelto en un poso de trascendencia al que ayudan no sólo las músicas, sino también la sencilla pero efectiva propuesta de luces. En medio de la vorágine, también hubo tiempo para recuperar algunos temas de su primer disco “Waterspot” (Subterfuge, 12), los más equilibrados y serenos en ese viaje que fue su concierto, y en los que encontramos a un David más popero y más “aprisionado en la guitarra”, según sus propias palabras. El directo de Tuya es un ejercicio de honestidad que engancha al respetable. No llenará estadios, pero si te dejas llevar por su música, el viaje dramático, ancestral, animal… será siempre un buen viaje. Un viaje diferente, personal e intransferible.
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