Ecosistema sonoro
ConciertosMugako Festival

Ecosistema sonoro

8 / 10
Antton Iturbe — 16-10-2018
Fecha — 11 octubre, 2018
Sala — Artium, Vitoria-Gasteiz
Fotografía — Ibaiobo

Dicen que es ante las adversidades cuando las personas mostramos nuestra auténtica cara, cuando se descubre a los verdaderos amigos, y cuando damos la medida real de nuestras posibilidades. Los organizadores del festival MUGAKO pasaron y superaron sin duda una dura prueba, cuando en el día clave y en el momento clave, dos de las máximas atracciones del cartel, como eran Mick Harris y Blawan, cancelaron sus compromisos a ultimísima hora (sin entrar en detalles ni especulaciones sobre las razones, y en espera de que sus agencias informen de manera oficial de los motivos) sin dar prácticamente margen de maniobra. A contrarreloj, se pudo contratar una digna alternativa como James Ruskin para Blawan, y el dúo finés Morphology que ya había actuado el primer día accedió de manera muy amable a ofrecer un nuevo set en el hueco dejado por el ex de Napalm Death. Más allá de entrar a odiosas comparaciones sobre el nivel artístico de cada uno y las preferencias de cada cual, lo importante es que no empañó el ambiente de disfrute ni la sensación positiva ni el dulce sabor de boca que nos dejó a todos esta ya cuarta edición. Y eso dice mucho sobre la personalidad y el buen hacer del estupendo evento gasteiztarra.

Dejando a un lado este incidente importante pero al fin y al cabo puntual y aislado, MUGAKO se presentaba este año como un evento extendido a tres días de duración y con una mayor presencia de actividades paralelas que diversifican y enriquecen su propuesta. La apuesta del festival es clara en términos estéticos en ese cruce entre la experimentación audiovisual y el club de baile y en términos de la calidad de sonido y la calidez que garantizan el tamaño y entorno concreto de ARTIUM/Kubik. Y es desde esa base desde la que busca abrirse a nuevas vías de crecimiento y de mayor alcance entre el público aficionado. Obviamente cabría pedirle un mayor riesgo en la elección musical o una mayor ambición en cuanto a los objetivos de público asistente, pero es cierto que se convertiría en otra cosa, y no es que el panorama de festivales este precisamente escaso de propuestas diferentes para quien las necesite en estos momentos. La coherencia que ha mostrado y sigue mostrando MUGAKO se convierte así, probablemente, en su mejor arma para sobrevivir y destacar en el maremágnum, y le permite además superar con mayor fortaleza reveses tan duros como los citados anteriormente.

Sala de modulares (Auditorio) por Ibaiobo

Hecha esta larga introducción que creo necesaria para justificar mi impresión general de nuevo éxito, sin ánimo de una exhaustividad que sería imposible y desde un punto de vista parcial y por tanto discutible, estos son en mi opinión los momentos más destacables por diversos motivos:

Jueves 11

Dado que forme parte del encuentro de sellos discográficos de electrónica en el que participaron Analogical Force, Stale/Soul Notes, Forbidden Colors y el incipiente proyecto editor del colectivo Rebels, me es complicado dar una opinión sobre su desarrollo. En 2 horas se comentaron muchos temas diferentes, por lo que el debate funcionó más en el sentido de tomar el pulso de la actualidad que el de alcanzar grandes y reveladoras conclusiones. En cualquier caso, lo cierto es que la participación del público dio a entender que es un tipo de iniciativa que puede tener un interesante recorrido en futuras ediciones.

Steven Rutter por Ibaiobo

Morphology por Ibaiobo

En cuanto a las actuaciones del día, el programa se centró en el showcase del sello Analogical Force, con dos artistas de auténtico culto, como Steven Rutter de los legendarios B12 y Martin Jenkins aka Pye Corner Audio a modo de introducción y de atractiva carta de presentación. Un culto al que ambos hicieron justicia ofreciendo sets a la altura de las expectativas, pero quizá exclusivamente limitadas a ello. Les vi elegantes y cumplidores pero sin llegar a emocionar ni excitar especialmente. Quizá su ubicación en el horario, en pleno arranque, con los ánimos aún fríos y el público sin haber tenido tiempo de ubicarse y relajarse todavía, pudo contribuir a ello. Sin embargo, sirvió perfectamente de calentamiento para la primera gran actuación del festival, el primer pase (por las circunstancias arriba comentadas) de los fineses Morphology. Un pletórico set de electro, a veces evocador, a veces fiero, y siempre brillante. Un verdadero descubrimiento. Más fiero resultó aún Sergio JM aka Pervert, capo del sello, con un set impecable pero abrasador que dejó una papeleta complicada a Barker&Daumecker para el cierre. Lo solventaron con finura “cool”, cálidos ecos de club londinense y eficacia germana, como no podía ser de otra manera.

Pervert por Ibaiobo

Barker&Daumecker por Ibaiobo

Viernes 12

La jornada del viernes arrancó temprano, a mediodía, con la performance de Ainara LeGardon en una de las salas de exposición del museo. Bajo el sugerente título “Ecosistemas sonoros piensan, aprenden” Ainara presentó una bella pieza improvisada, basada en el feedback y diálogo constante entre una serie de dispositivos electromecánicos (guitarra, amplis, micrófonos, grabadoras de cassette, su propia voz y el movimiento de los objetos…) y el espacio de la sala. El aforo estaba obligadamente limitado a unas 40 personas para que pudiera ser disfrutado adecuadamente y se completó con un pequeño coloquio que permitió descubrir los entresijos de su montaje y las profundas raíces y ramificaciones que tiene su concepto de “improvisación antidisciplinaria”. La performance era el resultado de la residencia de creación audiovisual que le fue otorgada dentro de la primera convocatoria organizada por MUGAKO en colaboración con ARTIUM y la UPV. Otra de las actividades paralelas, que ha dejado un excelente sabor de boca y dibuja otra prometedora vía de expansión al festival, tanto por la excelente obra de Ainara como por la posibilidad de descubrir y dar visibilidad a una artista como la donostiarra Miriam aka Ech0, mención especial del jurado de la convocatoria, que acto seguido y ya “en abierto” nos dejó un live que mezclaba texturas y ritmos industriales con una frescura y un sentido melódico realmente muy prometedores. A no perder de vista.

Ainara LeGardon por Ibaiobo

Por la tarde, volvimos a los horarios y ubicaciones habituales para disfrutar de lo que a la postre, quizá resultó la mejor de las tres jornadas. Repetíamos figura legendaria en el arranque, nada más y menos que Mark Ernestus (Rhythm&Sound, Basic Channel…) como selektah y Paul St Hilaire aka Tikiman como MC. Poco les importó a estos dos monstruos su ubicación en el programa, para regalarnos una tremenda sesión de dos horas llena de sabiduría que nos llevó por la historia de la música jamaicana de la cadencia sinuosa del roots/reggae a las profundidades tóxicas del dub para acabar bailando auténticos trallazos de dancehall frenético y espacial. De principio a fin y sin salir de la sala, me engancharon y sometieron sin piedad. Y yo feliz, por supuesto.

Mark Ernestus & Tikiman por Ibaiobo

No menos triunfal me pareció la sesión del jovencísimo (al menos en apariencia) Skee Mask, llena de breaks y matices inesperados (del drum’n’bass a apuntes étnicos inclasificables) y fascinantes. Otro de los puntos álgidos y probablemente la mayor revelación artística del festival, en mi opinión. Aun así y afortunadamente, me tomé un pequeño respiro para disfrutar y comprobar que la sesión de Alicia Carrera apuntaba excitantes maneras, que espero confirmar en alguna ocasión futura.

Alicia Carrera por Ibaiobo

Claro que no todo fueron alegrías por mucho que el balance global fuera positivo. El set de JK Flesh me dejó muy frío. Está claro que no fue el festival de los dos ex Napalm Death. Dos leyendas también, que en su caso, no estuvieron a la altura, uno (Mick) por incomparecencia y el otro (Justin) por decepcionar mis expectativas con una actuación de tecno ramplón y atropellado (vete a saber por qué, su conocida inseguridad y ansiedad pudieron jugarle una mala pasada) que no le hizo justicia a su brillante trayectoria. Admito que no lo vi entero y pudo mejorar, pero las impresiones que he recabado no apuntan en ese sentido. Preferí comprobar que tanto Shed como Alessandro Adriani daban lo que se esperaba de ellos, con un set pulcro para el primero y más herrumbroso y oscuro para el segundo, ambos muy bailables, y DMX Krew hacía las delicias de los presentes, con un show colorista, pleno de imaginación y destreza de auténtico artesano.

DMX Krew por Ibaiobo

Sábado 13

Y llegamos al accidentado Sábado que ya he comentado en la introducción. Ruskin cumplió sin duda y Morphology se portaron con un segundo set más amable que el del primer día que supo conectar con un público entregado para generar un delicioso ambiente de baile y disfrute que ayudó, y mucho, a superar las penas. Pero la jornada había arrancado antes con los notables sets de Artificiero (foto encabezado), P.E.A.R.L o una estupenda Parallax, redondeada por mi única asistencia a la tercera actividad paralela, el workshop de sintetizadores modulares, en la que pude desconectar y flotar durante una hora que pareció un suspiro en los cálidos drones que generaba Clip. No pude asistir a ninguna de las demás sesiones y charlas que se desarrollaron por lo que no puedo opinar, aunque los comentarios superlativos que escuché sobre la pieza que ofreció Kastil, me hacen lamentarlo. Pero no se puede llegar a todo.
Como no llegué hasta la parte final de la actuación de Ascion, que no termino de engancharme a decir verdad, aunque su clase me pareció innegable. El que me desarmó por completo en el otro grandísimo “highlight” del festival, fue Bill Converse y su inconmensurable sesión DJ. Abigarrado, excéntrico, punzante, vicioso, lleno de guiños al postpunk y al minimal que alumbra los lanzamientos de Dark Entries (el sello que edita sus últimos trabajos), exigente y al mismo tiempo curiosamente fácil y adictivo. Resultaba imposible escapar a su influjo. A los pies quedo de este adorable outsider texano.

Bill Converse por Ibaiobo

James Ruskin por Ibaiobo

Para terminar, Schwefelgelb, otros outsiders en el esquema general del festival, cuya actuación, si bien es posible que de haberse alargado podría haber acabado aburriendo y me deja la razonable duda de su valor en otros formatos, fue una pequeña y necesaria bomba, no tan extrema como la de Damien Dubrovnik el año pasado, pero igual de desestabilizadora y refrescante. Reminiscencias a DAF, Ike Yard, estética NDW, bailes hieráticos a lo Ian Curtis y una puesta en escena sencilla, pero tremendamente efectiva para sacudirnos con saña (gustosa). Aunque la música es y debe ser siempre la máxima protagonista, si algo se le puede reprochar a MUGAKO es que los formatos y la puesta en escena de las actuaciones resulte excesivamente formal y siempre similar, por lo que “salidas de tono” que enriquezcan ese aspecto siempre se agradecen.

Schwefelgelb por Ibaiobo

Jass y Avalon Emerson no fallaron a su compromiso y su esperado set b2b en Kubik despidió esta edición de manera exultante. Hay vida, hay presente y sobre todo hay futuro para este ecosistema de MUGAKO. Había mucho que celebrar.

Jass & Avalon Emerson por Ibaiobo

2 comentarios
  1. Aún con las piernas entumecidas pero con la mente bastante despejada, aquí van mis valoraciones de este evento brutal. Destacar la organización del evento, más allá de su tino y cintura programando, han conseguido mantener el buen clima habitual y que se desarrolle todo con armonía, con un sonido a la altura, y sin colas en barras ni baños. En lo mejorable, siempre con ánimo constructivo, pienso que las zonas nocturnas (Kubik sobre todo) no están a la altura del evento. La calidad del sonido mengua considerablemente pero lo peor es tener que compartir las actuaciones con gente ajena al festival que, pese a haber pagado su entrada (a esa actuación puntual), no están en el mismo mood que los que venimos de Artium. Esto implica, en la práctica, empujones en la pista y aguantar a algún que otro desnortado. Un ambiente de sala en el que la mayoría hemos crecido pero que a estas alturas ya no pisamos, por hostil.
    En resumidas cuentas, pienso que el espacio Kubik debería ser un espacio paralelo al Mugako, pero no formar parte de su programa propiamente dicho, bajonea la gran experiencia que es Mugako según lo veo yo.
    Ahora vamos con mi valoración, totalmente subjetiva claro:
    Lo mejor:
    -Skee Mask. Puro talento, un set mutante y avanzado.
    -DMX Krew. Una hora única e irrepetible. Muy especial.
    -Ernestus&Tikiman. Lu-ja-zo. Y programarlos pronto, un acierto más.
    -JC. Pese al corte, un gran viaje.
    -El cierre de Ruskin. Parecía una decisión controvertida pero, ahora, no lo cambiaría por ningún otro. El hombre adecuado en el lugar adecuado. La audiencia (entera) en sus manos y la espontánea ovación final, de época.
    -En general todo el cartel, el nivel fue muuuy alto.
    En el apartado de desconexiones:
    -El cierre nocturno del sábado. Ese B2B de Avalon Emerson y JASSS no hubo por donde cogerlo, inconexo y anticlimático. El formato es riesgo puro pero, después de disfrutar la noche anterior de la explícita conexión -personal y musical- entre Cadency y CEM y cómo nos la proyectaron en sus cuatro horas de techno al cuello, afilado y vibrante, lo que pasó el sábado fue un bajonazo. Que me dolió especialmente por ser la última actuación del programa.

    Desde ya, esperando al 2019. LARGA VIDA AL MUGAKO.

  2. Aún con las piernas entumecidas pero con la mente bastante despejada, aquí van mis valoraciones de este evento brutal. Destacar la organización del evento, más allá de su tino y cintura programando, han conseguido mantener el buen clima habitual y que se desarrolle todo con armonía, con un sonido a la altura, y sin colas en barras ni baños. En lo mejorable, siempre con ánimo constructivo, pienso que las zonas nocturnas (Kubik sobre todo) no están a la altura del evento. La calidad del sonido mengua considerablemente pero lo peor es tener que compartir las actuaciones con gente ajena al festival que, pese a haber pagado su entrada (a esa actuación puntual), no están en el mismo mood que los que venimos de Artium. Esto implica, en la práctica, empujones en la pista y aguantar a algún que otro desnortado. Un ambiente de sala en el que la mayoría hemos crecido pero que a estas alturas ya no pisamos, por hostil.
    En resumidas cuentas, pienso que el espacio Kubik debería ser un espacio paralelo al Mugako, pero no formar parte de su programa propiamente dicho, bajonea la gran experiencia que es Mugako según lo veo yo.
    Ahora vamos con mi valoración, totalmente subjetiva claro:
    Lo mejor:
    -Skee Mask. Puro talento, un set mutante y avanzado.
    -DMX Krew. Una hora única e irrepetible. Muy especial.
    -Ernestus&Tikiman. Lu-ja-zo. Y programarlos pronto, un acierto más.
    -JC. Pese al corte, un gran viaje.
    -El cierre de Ruskin. Parecía una decisión controvertida pero, ahora, no lo cambiaría por ningún otro. El hombre adecuado en el lugar adecuado. La audiencia (entera) en sus manos y la espontánea ovación final, de época.
    -En general todo el cartel, el nivel fue muuuy alto.
    En el apartado de desconexiones:
    -El cierre nocturno del sábado. Ese B2B de Avalon Emerson y JASSS no hubo por donde cogerlo, inconexo y anticlimático. El formato es riesgo puro pero, después de disfrutar la noche anterior de la explícita conexión -personal y musical- entre Cadency y CEM y cómo nos la proyectaron en sus cuatro horas de techno al cuello, afilado y vibrante, lo que pasó el sábado fue un bajonazo. Que me dolió especialmente por ser la última actuación del programa.

    Desde ya, esperando al 2019. LARGA VIDA AL MUGAKO.

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