Muerdo nos muestra su religión
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Muerdo nos muestra su religión

8 / 10
Alejandro Caballo Serrano — 21-12-2020
Empresa — Festival Mil·lenni
Fecha — 19 diciembre, 2020
Sala — Santa Maria del Mar, Barcelona
Fotografía — Alejandro Caballo Serrano

Muerdo cerró el año por todo lo alto en la Catedral del Mar de Barcelona. El artista dio un recital, dentro del Festival del Mil·lenni, en el que incluyó todos sus éxitos, incluidos algunos de su próximo disco.

En el altar, disfrazado de escenario, empiezan a aparecer uno a uno los músicos que acompañaran al intérprete en este acto, cada cuál recibe una ovación por todo lo mal que lo ha pasado el sector cultural y por el esfuerzo de seguir luchando por hacer lo que les gusta. Empiezan a tocar los acordes de “Sendero de paso lento” y aparece Muerdo por el pasillo central, cómo si se tratara de una boda, cantándola mientras los espectadores se levantan a aplaudirle. Una vez concluida la canción se mete en el papel de cura y nos dice: “Hermanos, hermanas, estamos aquí reunidos para celebrar la música”. Agradece a todas las personas que han hecho posible este concierto, pero sobre todo a su técnico de sonido que ha tenido que lidiar con la reverberación de la iglesia y la mala acústica, consiguiendo que pudiera sonar lo mejor posible. Anuncia que será un evento lento, diferente a sus habituales directos, pero espera poder volver a llenar el Apolo en cuanto sea posible y ofrecer un show cien por cien a su gusto.

Antes de espetar “¡Esto es una auténtica locura!” refiriéndose al hecho de tocar en la majestuosa basílica, entonó dos piezas de su tercer disco de estudio “Viento Sur” (16): “Luz natural” y “Canto pal que está despierto”. Y se adentró en varios temas de su, hasta ahora, último disco “La mano en el fuego” (18). Lo inició con “Tendré canciones” que emocionó a los asistentes y continuó con “Invisible” que hizo que estos se animaran a dar palmas y cantar los coros. Pero fue “Llegue hasta ti” el que hizo que el público se levantará de su asiento a bailar, siempre respetando las medidas de seguridad. Cerró este periodo con “Claridad”, en la que vimos al artista realmente emocionado y dejándose llevar por el ritmo de la canción, cosa que los oyentes agradecieron con la primera de las grandes ovaciones de la noche.

La reverberación que crean las paredes de Santa María del Mar obligó a los tres músicos a estar muy concentrados hasta el punto de que Muerdo bromeó sobre que tenía reverb suficiente para unos cuantos años. A continuación llegó un tema de su próximo álbum, “Yo pisaré las calles nuevamente”, que trata sobre el conflicto que está padeciendo Chile y, en general, todos los países Latinoamericanos. Al finalizarlo, lanza un mensaje de paz y apoyo a estos pueblos alzando el puño y generando una sincera adhesión por parte de todos los asistentes.

Sin duda, uno de los momentos más emocionantes de la noche fue cuando decidió homenajear a Luis Eduardo Aute interpretando “Prefiero amar” tan sólo a piano y voz. Tras esto, despidió al teclista y animó a subir al altar a su invitada especial, la compositora y cantante cubana Mane Ferret. Juntos cantaron “Vente pa’ Barna”, el mítico tema de Amparanoia, que consiguió que la gente volviera a levantarse de su asiento para bailar. Con todos los músicos sobre el escenario, Muerdo interpreta “Vas a encontrarte”. El concierto está llegando a su fin y Muerdo nos tenía preparado lo mejor para el final.

Sumergidos en este halo místico y de buenrollismo que emanan sus canciones, llegó la antepenúltima canción, “Lejos de la ciudad”, que terminará en el pasillo central y obtendrá una gran ovación. Muerdo se lo está dejando todo encima del escenario y la gente lo sabe. La actuación siguió con “Semillas”, su tema más escuchado en Spotify, que nos llevó a todos a bailar casi en éxtasis ante lo que Muerdo pidió calma. No quiere que se incumplan las medidas. Justo después finaliza el concierto con el sencillo que da título a su próximo trabajo, “La sangre del mundo”, que acaba en el pasillo central y a capela mientras se golpea el pecho con el micrófono simulando el latido de un corazón. La basílica entera se pone en pie para aplaudirle y despedirle. El toque de queda impide que haya bises, pero el público está totalmente agradecido por el esfuerzo que ha tenido que hacer todo su equipo para celebrar este acto. De esta manera, Muerdo cierra un 2020 extraño haciendo lo que más le gusta, cantar para su gente. Lo hace en un lugar insólito, pero con un encanto especial. Y lo que es más importante, viendo que sus oyentes más fieles siguen estando ahí y lo estarán en cuanto quiera, y pueda, presentar su próximo trabajo en la Ciudad Condal.

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