Mucho, nuevos horizontes

Y de telonero, Lennon, que removía las paredes de El Sol con “I want you (she's so heavy)” mientras el ambiente se caldeaba y el humo y una luz azulada tomaban el escenario. Quedaban escasos minutos para uno de los momentos clave en la trayectoria de Mucho, y la voz algo tomada de su líder no iba a ser excusa para no comparecer ante semajente cita. Por allí no faltaba nadie, compañeros como The Right Ons, Dinero o Jero Romero mezclados entre un público expectante y convencido de las posibilidades de esta banda ya solo un 50% toledana. Stratocaster en mano, exultante y visiblemente emocionado, Martí Perarnau arrancaba con “Motores” un importante concierto que sería a su vez un golpe en la mesa y el resultado de meses de trabajo.

A su lado, bien escoltado, la decisiva base rítmica formada por Carlos Pinto y Miguel de Lucas, de apabullante personalidad en escena, tan elegante como contundente al bajo y siempre un paso por delante de cada situación. Es en la cuarta pieza del grupo donde damos con uno de sus cambios más relevantes, con un Víctor Cabezuelo perfectamente integrado en sustitución de Fausto Pérez. El también líder de Rufus T. Firefly asumía a la perfección responsabilidades tanto a la guitarra solista como al órgano o al teclado, dinamizando el concierto y liberando a un Perarnau lanzado y aparentemente orgulloso de sus nuevas canciones. Quizá no sin razón, pues tras calentar con varios temas de su álbum debut (“Si quieres, no”, “Los hijos del mal”) llegaban grandes momentos con el potente y bluesero “El lustroso alarido” o el hit que es “Como si no hubiera mañana”.

A pesar de un sonido algo mejorable, en ocasiones demasiado saturado, lo habían logrado. Cercana la medianoche, todo terminaba de encajar y Mucho alcanzaba el toque y el equilibrio perfecto en su propuesta con un tema como “Más feliz sin televisión”, apertura de su segundo disco y de una nueva etapa en la que por fin desaparecen las molestas comparaciones con proyectos anteriores y se abre un futuro esperanzador.