El pueblo de Mondra-Arrasate es siempre agradecido para cualquier visitante y el emplazamiento del festival, el parque Monterron con su anfiteatro, en pleno centro de la localidad, es ideal tanto para el público como para las bandas… siempre y cuando no llueva. Lejos de parecer Woodstock, esto puso en un brete a organización y público, que finalmente disfrutó a pesar del barro y de los patinazos. ¡Claro, a eso vamos!
El festival dio comienzo temprano como es habitual y en las primeras horas se desarrollaron las actuaciones de bandas locales y próximas geográficamente a las que desgraciadamente no pudimos ver, pero que repasaremos aquí para informar de ellas: Larru Beltzak de Oñati, veteranos músicos y música de tantas batallas punks que de una forma más pausada practican punk-rock con acento melódico y con garra. A éste le siguieron Arene 6, nueva promesa punk-Oi! desde Algorta que viene pisando fuerte; y Kaleko Urdangak de Bergara, representante vivo y en buena forma del Oi! más autóctono (de Bardulia) y -entiéndase- garrulo. Más jóvenes y más atemperados, viviendo el reconocimiento dentro del nuevo panorama euskal Street punk, Brigade Loco de Bergara conectan con nuevas y más veteranas generaciones. La única pega, la repentina tormenta que acompañó parte de su actuación.
Cambian las tornas y se hace con el escenario Madball y tal como su infatigable vocalista Freddy Cricien proclama desde el escenario, es “la única banda hardcore del festival”. Salieron a machete, como siempre lo hacen, y ejecutaron un hardcore aplastante, con importantes dejes old school y también una base metalera de hormigón. Impresionante, como es habitual, Cricien, de un lado a otro, y comunicándose y haciendo partícipe al público constantemente, tanto hermanando Cuba y Colombia con Euskal Herria, así como incitando al pogo a un público que lo acogió con sorpresa en algunos casos y mucha predisposición.
Sham 69, auténtica leyenda de punk-rock británico de los 70 y precursor también del punk-Oi! y de la conciencia obrera, visitó con el carismático -y desde hace mucho polémico- vocalista original Jimmy Pursey Euskal Herria por segunda vez -la anterior fue en el ya desaparecido y llorado Gasteiz Calling-. Con la formación casi original y en un pueblo, Mondra, donde han sido venerados, no dieron la talla que esperábamos. Comenzaron con un repertorio no generoso, con Pursey en buena forma física y ataviado en plan ‘punk star’, pero desganado, apagado y poco comunicativo. Es verdad que a la media hora tontearon con ‘I wanna be your…’ y que acto seguido atacaron clasicazos como ‘Borstal breakout’, ‘Angels with dirty faces’ y ‘Hersham boys’ entre otros, pero la llama se había apagado y el público ya no esperaba más.
Y ya para calmar las fieras y dar un cierre más goxo y bailable a la primera noche, contamos con Roy Ellis, otra leyenda viva: natural de Kingston (Jamaica), es una de las grandes voces supervivientes del reggae y precursor de la fusión con el ska y el rock steady en Europa, habiendo capitaneado entre otros a Symarip. A sus flamantes 78 años demostró, además de impecable vestimenta, una voz sugerente que se adentraba con frecuencia en el soul. Acompañado de siete músicos, ofreció un simpático y tierno directo, centrándose especialmente en su anterior banda; y no faltó, claro, ‘She´s a skinhead girl’, entre otros. Como bis -que lo hizo- nos regaló ‘These boots are made for walking’ que popularizó Nancy Sinatra.
Arranca el sábado con lluvia, que no para del todo hasta que la joven banda local Kontralde, que ha cogido con firmeza el testigo del punk-Oi! marca de la casa de Mondra, finaliza su set con buena nota.
Va parando la lluvia y atrona desde el único escenario The Chisel, joven y prometedora banda inglesa que revitaliza el punk-Oi! con energía multiplicada, un vocalista dándolo todo, rapidez, rabia y letras -muy- combativas. Su anterior paso por Gernika dio que hablar y esta vez lo ratificaron. ¡A tener muy en cuenta! Por cierto, muy buena comunicación y entrega con el público, y un guiño a la escena Oi! más underground con la cami de Cuero y Revertt que llevaba vestida.
Les siguió otra banda de las islas, esperada por muchos y muchas; de hecho, había expectación para ver a Bad Nerves de Essex. Punk-pop fresco y enérgico, y muy buena planta y puesta en escena muy currada. Suponemos que apuntarán arriba. Concierto intachable en onda Muffs, unos lejanos Buzzcocks y, por qué no, también a ratos a los no suficientemente recordados The Dickies. Y tuvieron guiños destacables como vestir una cami de Las Vulpess y versionear a Ramones. Los podremos volver a ver este año en la sala Jimmy Jazz.
Nos perdimos casi por completo a la siguiente banda inglesa, High Vis, una rara avis en el festival, pero muy esperada por parte del público. Solo intuimos que es una banda que coquetea con ambientes más melódicos y emotivos, y el deje del vocalista se movía entre el post-hardcore y el emo. ¡Lo tenemos pendiente!
Curiosamente en esta tercera edición repitieron dos cabezas de cartel -Cock Sparrer y Baboon Show- que son valor seguro para parte del público.
The Baboon Show, banda escandinava ya casi con label vasco -¿qué más necesitan?-, volvió a visitar Euskal Herria y el festival Mondra & Roll, haciendo doblete esta noche después de un bolo solidario y emotivo durante la misma jornada. Conocidos -y queridos- sobradamente en nuestra tierra, ofrecieron lo que esperábamos, lo que mejor saben hacer: esa mezcla entre punk melódico y añejo de deje alemán y ese hard-rock guitarrero marca de su tierra, capitaneado todo ello, por supuesto, por la bestia en escena Cecilia Boström, imparable, energética y comunicativa como muy pocos artistas que pisan los escenarios y con gran comunicación hacia la audiencia. En su enérgico set, con subidas -a los laterales- y bajadas -habituales- al público por parte de Cecilia, hicieron más hincapié en su más reciente trabajo ‘God bless you all’, pero no faltaron clásicos -coreados con gusto por los y las presentes- como ‘You got a problem’, ‘The shame’, ‘Me, miself and mine’ y ‘Radio Rebelde’, entre otras.
Cock Sparrer (foto encabezado), banda formada en 1972 en el este de Londres, es desde que publicaron el disco de cabecera "Shock troops" -y abandonaron su pasado glam y pub-rock- una referencia indiscutible mundial para el colectivo Oi! así como punk. Unos señores -muy- mayores, caballeros podríamos decir, que toman muy en serio su público y su repertorio, centrado casi exclusivamente en aquel disco de cabecera y en himnos coreables como ‘England belongs to me’ que ellos han solido mencionar que tardaron 30 minutos en componer y han pasado casi 30 años para que la gente la entendiera.
Esta veterana banda, con toda la formación original exceptuando un guitarra, -una auténtica cuadrilla de pub aún a día de hoy- y vestidos todos de negro, no tiene nunca fisuras en la ejecución. En esta ocasión intercalaron unos pocos temas del flamante disco "Hand on heart" aún humeante que no nos emocionaron exceptuando quizás ‘We stand’. El resto, lo esperado y ansiado por un parque abarrotado y feliz: ‘Runnin riot’, ‘I got your number’, ‘Because you are young’ –la favorita del maestro de operaciones Collin McFaull-, ‘Take´em all’ con bengalas en el púbilco, la irrepetible ‘Where are they now?’ y por supuesto ‘England belongs…’ con gran parte del anfiteatro exterior cantando a tope.
El broche final de la noche y el festival lo puso Les Testarudes, joven y prometedora superbanda catalana -una vasca en sus filas- de nueve personas que recientemente acompañó a The Interrupters en varios de sus bolos. Rica y apasionante interacción y duelos entre instrumentos de viento, coros y melodías cuidadas con mimo, fusión entre virtuosismo y buen rollo, comunicación constante con el público, performances incluidas, y una bailable coctelera de ska y rock steady, muy bien recibida por la audiencia, que aun llevando las dos jornadas en la espalda, descubrió, sorprendió y agradeció como se lo merecían, disfrutando y bailando.
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