Siguiendo con el ciclo de conciertos de los veinte años de esta publicación, llegó una tercera cita dedicada al pop electrónico. Después de contar con Fuckin’ Bollocks o Fira Fem, esta vez el baile pretendía ser el nexo de unión de la noche. Y lo fue durante la mayor parte de la velada, más que nada porque esas dos bandas amigas que son Verkeren y Mendetz tienen claro que su pop funciona mucho mejor cuando provoca el baile y el desmadre, lo cual tampoco significa que no haya medios tiempos o piezas más reposadas en el repertorio de ambos.
Verkeren tenían el placer de presentar en sociedad su nuevo larga duración, “Pudo ser Miss Mundo”, un trabajo en el que por mucho que bajen los bpm’s no se rebaja su vocación de facturar himnos pop para ser coreados. Ahora falta que el público los descubra y pueda unirse a ellos mientras los interpretan. Verkeren han dado bastantes pasos adelantes desde sus inicios como Nanook, aunque manteniendo esas señas de identidad que les acercan a bandas como Dorian, léase, las que son capaces de combinar pop con algo de electrónica y hacer girar sus canciones más accesibles entorno a estribillos que uno puede recordar con facilidad. Para que todo suene con más empaque, la banda ha pasado a ser quinteto sobre el escenario, con lo que los dos teclados amplían bastante en directo esos matices de estudio que antes se les hacía difícil reproducir. Cuando conozcamos mejor los temas, cantaremos junto a Siscu.
Stefano Maccarrone, vocalista, guitarra y teclista de Mendetz, ha sido también el encargado de producir el nuevo trabajo de Verkeren, del que hablábamos unas líneas más atrás, solo que en lugar de empapar al grupo de su personalidad ha ayudado más a pulir su sonido, cada día más reconocible, aunque menos reconocible que el de los propios Mendetz, inspirados en la generación Phoenix, sí, pero también en la electrónica comercial y eurobeatera de los noventa (su versión del “Freed From Desire” de Gala continúa marcando uno de los puntos fuertes del show) y en los ochenta. No es necesario que la banda esté constantemente a plena actividad, porque aún sin material reciente fresco o sin ninguna otra excusa que participar esa noche junto a sus amigos el cuarteto barcelonés demostró estar en buena forma, y que su público también lo está. Repasaron su trayectoria, sin sorpresas y dejando la sensación de que ha llegado un momento en el que disfrutan tocando y los nervios han quedado ya atrás para siempre.
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