El Mockers Day, una de las citas más esperadas, volvió a dejar el listón alto en la sala de Bolueta con tres actuaciones que abarcaron distintos registros musicales. Micky and the Buzz, Tiburona y The Cherry Boppers ofrecieron una velada donde el entusiasmo del público y la calidad artística se combinaron para crear una experiencia memorable. El triple cartel se encapsulaba dentro de Negufest, el ciclo de conciertos que se extiende a lo largo de varias salas, estilos y semanas y que ya ha alcanzado su ecuador.
Abrir una noche como el Mocker’s Day puede ser un reto, pero Micky and the Buzz no solo estuvieron a la altura: fueron los indiscutibles triunfadores. Desde los primeros acordes, la banda consiguió que la sala vibrara. Su set, de casi 20 canciones en apenas una hora, fue un torbellino donde no hubo un segundo de respiro. El saxo tuvo un papel destacado, liderando piezas como "Whistle Bait", que aunque breve, fue una explosión de intensidad. Temas como "Let's Buzz" y la pegajosa "Bambina" pusieron a bailar a todos, mientras que "Back From Hell" mostró una faceta más oscura y misteriosa. En "Little Lill", Micky y el saxo protagonizaron un duelo que dotó al corte de dinamismo. Micky Paiano, siempre enérgica, no dejó de moverse y agradeció con sinceridad estar por fin en el Mocker’s Day. Cerraron con un bis que incluyó la melancólica "You Don’t Know Me", un broche perfecto para un show tan intenso como vibrante.
El trío Tiburona cambió de registro avanzando alguna década, impregnado de garaje noventero y letras cargadas de ironía y crítica. Desde el primer momento, demostraron que su música no solo es para bailar, sino también para reflexionar. Lo más llamativo de su directo es la alternancia vocal entre sus tres integrantes, quienes se turnan en las canciones y a veces dentro de las mismas, añadiendo una riqueza única a su propuesta. "Horizonte de sucesos" evocó a clásicos del pop español como Los Brincos, mientras que "Huracán" mostró su faceta más rockera y "Cartel Precioso" sacó su lado punkarra.
Aunque su conexión con el público fue más irregular que la de sus predecesores, engancharon a una buena parte de los asistentes con su energía y autenticidad. "Errante" fue una pausa necesaria para tomar aire, mientras que "No Me Interesa" cerró su set con intensidad y electricidad. Sin bises y con el set más corto de la noche, Tiburona dejó claro que menos puede ser más cuando se ejecuta con tanta contundencia.
La banda bilbaína The Cherry Boppers tomó el relevo para cerrar la noche con su característico funk y swing. Liderados por Patricia Reckless, que aportó dinamismo con su presencia vocal, desarrollaron un espectáculo que se sintió como una jam session continua, solo interrumpida por las intervenciones de su vocalista. Patricia añadió luz y frescura en temas como "Attack", con sus vientos vibrantes, mientras que "Black Lolita" recordó por qué son un clásico dentro de su género. Sin embargo, cuando la cantante se ausentaba, el grupo tendía a enfrascarse en largos bucles instrumentales que, aunque técnicamente impecables, a veces se percibían repetitivos. A pesar de que la madrugada pasó factura, redujo el número de asistentes, los asistentes seguían entregándose a la fiesta que propuso la banda. En su recta final, tras un bis que incluyó letras casi mantrísticas, el grupo se sumergió de nuevo en jams y loops funk, cerrando esta edición del Mockers Day pasadas las tres de la madrugada.
El Mockers Day demostró una vez más por qué es una de las citas más destacadas para los amantes del funky, el soul o el rock clásico. Cada banda, desde los enérgicos Micky and the Buzz hasta las potentes Tiburona y los festivos Cherry Boppers, aportó su propio sello a una noche que quedará en la memoria de los asistentes. La respuesta del público, tanto en asistencia como en actitud, fue inmejorable, consolidando el evento como una celebración imprescindible para los amantes del género y de la música en vivo en general.
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