Mítica fue la presentación del G5 en Barcelona. Poseído por la energía de lo vivido uno solamente puede dedicarles superlativos a estos cinco superhéroes de barrio y a sus acompañantes, sobre todo cuando se es fan de casi todos los proyectos individuales de esta banda. Y eso por no hablar de lo excepcional de un concierto que va a ser casi imposible repetir en las mismas condiciones. En teoría, el punto de partida de esta experiencia debería haber sido el Viña Rock Benicàssim, pero la lluvia lo impidió y “visto lo visto” (atención a esta última frase, que pronto será habitual entre los fans del G5) dudamos si la explosión escénica de Manu Chao y sus Radio Bemba hubieran sido lo más recordado de esta edición si G5 hubiesen estado allí. El concierto lo abrieron Carles Mestre & La Sinfónica de Gava en formato cuarteto. Sus rumbas callejeras, irónicas y divertidas animaron la espera. Sobre las diez y diez de la noche y con el consiguiente griterío, Tomasito, Ratón, Canijo, Muchachito y Kiko salieron a escena. Detrás suyo habían dispuestos innumerables iconos en tres dimensiones que recreaban el diseño del disco, y que casi escondían una batería, un bajo y un completo set de percusión. Estos fueron ocupados por Jimmy (batería de la banda de Kiko Venemo), Lere (bajista de Muchachito) y Rafael (percusionista de Los Deliqüentes). Y menudo acierto. Estos tres instrumentistas pusieron una base sólida, rítmica y contundente a las canciones del combo, que era casi inimaginable oyendo simplemente el disco. Temas como “Calla”, “La oreja baila sola” o “40 forajidos” se convirtieron en himnos instantáneos, cantados y bailados desde las primeras filas hasta el final de la sala. Mala Rodríguez lo dijo el día anterior en Barcelona: “Si descubro a Hendrix antes, no soy rapera". Pero es que estos "chicos" del G5 le descubrieron ya cuando eran unos críos, lo cual explica que en ocasiones sonasen hasta cuatro guitarras sin que eso supusiera un problema para las melodías. El único handicap de la noche fue que Muchachito acababa de resolver unos problemillas con su garganta y debía darle reposo, así que se dedicó a su guitarra, a un banjo y a calzarse, de vez en cuando, unos surrealistas disfraces. A todos les encanta hacer el indio, y nunca mejor dicho. Acostumbrados a ver a Muchachito sentado, fue un placer verle de pie bailando con su guitarra de un lado a otro, casi tanto como ver a Kiko Veneno disfrutando como un niño y más alegre incluso que cuando toca con su banda; a Canijo igual que siempre, con su alegría y desparpajo; al Ratón, guitarreando a placer, y no digamos a Tomasito cantando, con el cajón, bailando o animando la fiesta. Una vez repasados once de los doce temas del disco, se dedicaron a las versiones. Reinventaron canciones como “El muerto vivo” de Peret, “El garrotín” de Smash, el “Achilipú” de Dolores Vargas (que popularizaron Las Grecas), hasta acabar –una hora cuarenta y cinco minutos después- con “El mejicano”, de Kiko Veneno. Este último ha sido, casi sin quererlo, el precursor de esta reunión que nació sin más pretensiones que pasarlo bien y que ahora se ha extendido irremediablemente. Y no saben de qué manera.
Hola Ge8ni, move1mosnos por la Utopeda, ese ha de ser nuestro oebitjvo. Desearla y perseguirla. Luego lo de conseguirla no depende sf3lo de nosotros. Un beso.Un saludo, Juan.Pues sed, Carmen, nadie dice que sea fe1cil, pero al menos que nos encuentren pidiendo lo imposible. Un beso.Selma, la desnuclearizacif3n es imprescindible si se quiere mantener vivo este planeta. Pero yo me pregunto si los poderosos quieren mantenerlo vivo. Tengo serias dudas. Un beso.Sed, Txema, si verdaderamente hubiera una reduccif3n y un acuerdo real de no utilizacif3n sereda para darnos con un canto en los dientes. Ojale1!Lo peor Mareda es que ni sus dioses nos cogere1n confesados. Un beso.Hola Mf3nica, bienvenida. Llevas razf3n, cuando se emplea la violencia, la guerra, todos dicen que lo hacen en nombre de una paz futura. Y lo hacen con un desparpajo tremendo. Un beso.Salud y Repfablica