Por tercer año consecutivo, el Miss The Stars Fest de Berlín hizo sold out al poco rato de salir a la venta las entradas de su cuarta edición (5 y 6 de mayo 2017). Pocos festivales pequeños pueden presumir de este tipo de hitos y lo más probable es que todos ellos se parezcan al Miss The Stars como un huevo a una castaña. Amplificador actual de una rica y activa escena emo/screamo/hardcore europea, este festival berlinés autogestionado tiene un aforo máximo de aproximadamente unas seiscientas personas y no quiere crecer más, aunque ahora mismo podría duplicar y triplicar su capacidad visto el creciente interés que suscita año tras año gracias a la calidad de su programación y a su formato. Así, sin ningún tipo de afán de lucro y más allá de la música, parte del éxito recae en que la organización se haya centrado en generar las condiciones idóneas para pasarlo bien sin masificaciones y en un entorno muy agradable: Zukunft am Ostkreuz, un centro cultural alternativo al este de Berlín que cuenta —entre varios espacios— con una acogedora sala (Tiefgrund) dividida en dos escenarios, un cálido pub y un jardín de dimensiones perfectas para los asistentes y para ubicar varios stands de venta de discos, merch y comida vegana.
Detrás del Miss The Stars está un chico alemán, Alex Grigutsch, devoto de la cultura Do It Yourself (DIY) y claramente posicionado en contra de la discriminación sexual, racial y fascista a través de su pasión por la música emo/screamo y otros estilos cruzados como el post-hardcore, el crust o el post-metal. En 2009 creó un blog bajo el mismo nombre y pronto se convirtió en una fuente de referencia para conocer a nuevos grupos de la escena. Más tarde (2012) nació el sello y, al cabo de poco tiempo, decidió organizar la primera edición del festival (2014) porque tenía ganas de ver reunidas a varias de sus bandas favoritas bajo un mismo techo.
En el Miss The Stars nunca se desvelan los horarios de las actuaciones del día hasta pocos minutos antes de que empiece el primer concierto en alguno de los dos escenarios, generando interés desde el primer minuto para no perderse ningún concierto. Aun así, siempre hay algunos grupos que consiguen deslumbrar más que otros.
Uno de los primeros grupos en tocar el primer día fue Coma Regalia. Descargaron una dosis de screamo de vieja escuela, bien ejecutado y necesario para la identidad del festival, que dejó al público noqueado. Mystery Language fueron la primera de las diez bandas suecas que pisaron el escenario de esta edición. Y es que casi un tercio del cartel de este año estaba formado por grupos suecos, un claro ejemplo de la actual vitalidad de la escena DIY del país escandinavo. Con miembros procedentes de leyendas screamo como No Omega o Careless, este nuevo combo dejó la sala impregnada de un apetecible regusto a noise pop. Dos bandas suecas más tocaran el viernes: Sore Eyelids —proyecto “emo-gaze” del guitarrista Henning Runolf de los legendarios Suis La Lune— y Vi Som Älskade Varandra Så Mycket, que ya tocaron en la primera edición y ahora mismo son un referente del screamo más épico, con uso abundante de efecto delay en las guitarras.
Justo después, y con tan solo un epé bajo el brazo, los alemanes Kepler dejaron una sensación de conquista entre el público que llenó la sala pequeña. Lo suyo fue intensidad post-hardcore que, por momentos, recordó a las primeras grabaciones de La Dispute. Pasando al lado oscuro, Archivist fueron uno de los nombres también destacados del primer día. Su denso “metal etéreo” —como a ellos les gusta decir— contrastaba con la sonrisa y vitalidad que mostraban sus dos cantantes, voces masculina y femenina. Cerraron la noche unos veteranos de la escena alemana, Swain, con su curiosa y envolvente amalgama de hardcore y grunge. En directo es difícil dejar de mirar a su enérgico y greñudo cantante: se parece mucho a Wiz de Mega City Four.
El sábado, segundo y último día del festival, fue el turno de los grupos españoles. Primero, los cántabros Drei Affen y su screamo claramente influenciado por grupos alemanes como June Paik. Más tarde despegó el screamo melódico de los jóvenes Boneflower de Madrid. Ambas fueron actuaciones que supieron ganarse una atención especial por parte del público. No es la primera vez que actúan bandas españolas en el Miss The Stars. En la primera edición del festival tocaron Viva Belgrado, y en las siguientes La Ciencia y OsoLuna. En los últimos años han surgido un buen puñado de grupos screamo que, de alguna manera, son el relevo natural de bandas anteriores que también cosecharon admiración dentro de la escena internacional como Enoch Ardon, Ekkaia o unos primeros Standstill.
Merece la pena destacar el joven grupo que abrió la última jornada, Young Mountain. También procedentes de Suecia, su música se puede equiparar con la de los ya mencionados Vi Som Älskade Varandra Så Mycket: screamo con mucha épica, y todavía más en directo. Los asistentes recordarán especialmente su última canción del concierto. El cantante introdujo que se trataba de una letra que escribió cuando le comunicaron por teléfono que su padre había muerto. La épica estaba servida y el público se puso en el papel.
El concierto más vitaminado del sábado fue, sin duda, el de los suecos I Love Your Lifestyle. Después de su disco “We Go Way Back” (2016) ya se les puede considerar como los mejores herederos del emo —con un punto math— de bandas de Philadelphia como Algernon Cadwallader, Snowing o Marietta. Una hora más tarde, Trachimbrod ofreció una de las actuaciones más impactantes del sábado. Los astros se juntaron: por las ventanas entraban los últimos rayos de sol del día, los suecos estaban en estado de gracia y el público, apretado, se dejó llevar por los remolinos y atmósferas de su personal música, cada vez más difícil de encasillar dentro del emo/screamo, como es el caso de su reciente disco “Leda” (2017).
No se puede despachar el sábado sin mencionar las actuaciones de cuatro grupos con una trayectoria sólida y que repetían tocando en el festival: Trembling Hands (chorrazo de screamo oscuro fregando al metal), The Tidal Sleep (screamo con toques post-hardcore, estuvieron hace pocos meses de gira por primera vez en España acompañando a Viva Belgrado), Ruined Families (screamo/hardcore con mucha rabia desde Grecia) y, sobre todo, Suis La Lune, indiscutible cabeza de cartel de la esta cuarta edición del Miss The Stars. Los suecos son ya unos perros viejos del screamo europeo, como los italianos Raein que tocaron el año pasado, y la suya era la actuación más esperada para la mayoría de los presentes que, en muchos casos, volaron expresamente hasta Berlín para poder ver al grupo por primera vez en directo. La sala estaba llena a rebosar, los cuerpos se tocaban y desde la primera canción, “What These Hands Can’t Hold”, de su reciente split con Shirokuma, se creó un ambiente único, de plena conexión, gracias a una ejecución perfecta con gran facilidad para crear dinámicas y despertar verdadera euforia entre el público. Todas las actuaciones del festival estaban programadas para durar media hora, pero la suya duró una hora o más. La sensación es que podría haber durado varias horas y nadie hubiera dicho nada porque el grupo consiguió algo precioso: parar el tiempo.
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