Miranda de Ebro no es LeFrak, Queens, cuna de infinidad de leyendas del rap noventero americano, ni siquiera forma parte de Estados Unidos (ruego a LCDM que me perdonen por el titular), pero el pasado fin de semana albergó la segunda edición de un festival que es capaz de aunar, dentro de su cartel, a algunos de los artistas con mayor proyección de la mal denominada música urbana (todas las músicas son urbanas), junto a auténticas estrellas del mestizaje y varias de las mejores barras del territorio nacional. El Miranda Urban Festival (MUF), impulsado por Amigos de Rafael Izquierdo y La Agencia, sigue dando pasos para convertirse en una referencia del ámbito festivalero, todo ello bajo el leitmoviv de hacer las veces de altavoz con todos esos artistas que se escuchan en la calle y no tienen hueco en los grandes medios de comunicación.
Con este contexto, el certamen musical arrancó el viernes con algo de retraso derivado de las pruebas de sonido. Los locales Miranda Hoodtrotters fueron los encargados de abrir la lata a lomos del rap más clásico. Pese a su juventud, Ayrton, el MC principal, ya se ha ganado el respeto de varios exponentes del hip hop nacional. Sus cuidadas letras y su particular estilo métrico brillaron en la Fábrica de Tornillos, cuyo respetable acabó entregándose totalmente con ‘2L’s UP’, en gran parte por Merino, el carismático acompañante del letrista.
El boombap noventero dio paso a un híbrido de trap, rap, reggaeton y rock radical con autotune. Estamos hablando de los navarros Chill Mafia, un colectivo de una escena más pegada al punk que no dejó indiferente a nadie con sus letras irreverentes. Previo reparto de latas de cerveza entre los asistentes: Kiliki, Ben Yart, Irene Cervantes, y Julen Goldazarena ‘El flaco’ hicieron bailar al respetable con sus melodías y su particular energía. Los de Rotxapea aportaron una frescura impagable al festival mirandés.
La oferta musical prosiguió bajo el dominio navarro, puesto que La Furia se encargó de recoger el testigo de Chill Mafia. La de Cascante saltó al escenario acompañada por un gran equipo de bailarinas, ofreciendo un show tan enérgico como versátil. La rapera dejó claro cuál es su posición en el panorama, lanzando letras con claro perfil feminista y de conciencia social que calaron entre los asistentes.
Para seguir con la fiesta, aparecieron en escena los ya clásicos Victor Rutty, Rober del Pyro y Dj Kaef. Los burgaleses, viejos conocidos en la ciudad, fueron los que más interés suscitaron entre el público durante la primera jornada del MUF. Así, realizaron un repaso bastante completo a su dilatada trayectoria, cabalgando entre los temas más escuchados y las creaciones recientes.
Con las manillas del reloj marcando el inicio de un nuevo día, hicieron presencia sobre las tablas de la Fábrica de Tornillos Gomad! & Monster. Su estilo musical, bautizado como Rave and Roll, se tradujo en el colofón perfecto para un público totalmente entregado al baile. Los madrileños cerraron la primera jornada del MUF con un potente directo repleto de sintetizadores, batería y guitarra, vagando entre estos dos mundos como son rock/metal y la electrónica/drum‘n’bass.
El segundo capítulo del certamen urbano comenzó, en sesión matutina, con el concierto gratuito de Dr. Sapo, un cantautor manchego que hizo las delicias de los más pequeños en la plaza de la Constitución. Bajo el título MUF Kids, puso los primeros ladrillos de la jornada con un espectáculo de corte más familiar. Posteriormente, y ya de vuelta en la Fábrica, la rapera alicantina Tanaka ofreció un show con un estilo muy personal y lleno de actitud. La artista se deslizó en ritmos de rap, reggae y rock, con letras reivindicativas, antifascistas y políticamente incorrectas para oídos sensibles. En la misma línea, los mirandeses Sentido Crítico zanjaron la sesión matinal con su punk directo y al cuello. Son muchos años en la carretera, de música y compromiso político, ingredientes que se hacen notar sobre las tablas con letras que golpean directamente en el pecho.
Después de la comida popular que la organización del festival programó en el Casco Viejo de la ciudad, la agenda musical vespertina se encendió con el concierto de Ayuso. El rapero mirandés vaga entre diferentes estilos musicales, desde el rap más marcado a otras variedades más melódicas que beben del flamenco o de la electrónica. Su recital, en el que también participaron Pelu a los platos; así como Purini Madness y Compay en las colaboraciones, gustó mucho entre el respetable que se dio cita a primera hora.
Llegaba el turno de uno de los cabezas del cartel del MUF. Nativa, el grupo capitaneado por Sen-k García y Julio Maloa, ex de La Raíz, protagonizó un concierto sobresaliente. La experiencia de los dos vocalistas unida al virtuosismo de Jordi León (guitarra), Óscar Rosello (batería) y Marc (trombón) marcaron la diferencia. Más allá de las excelentes melodías y de la estudiadísima coordinación de voces y movimientos, que no ha de ser nada fácil con un ‘animal’ del escenario como Maloa; Nativa agitó al público con los temas de su primer disco y con algún avance de lo que será su nuevo trabajo de estudio.
El segundo día de festival traspasaba su ecuador y lo hacía con el show de Gabriel Barriuso García, Barry B, un proyecto musical y artístico al que merece seguir la pista. El oriundo de Aranda de Duero aúna experimentación, vanguardia, y una manifestación generacional que desafía al establishment y las normas sociales.
Los festivaleros lo estaban esperando y llegó la hora. Varias camisetas con lemas tales como ‘vamos a prenderle fuego a la casa de apuestas’ o ‘LCDM’ copaban las primeras filas del espacio municipal, síntoma inequívoco de que había llegado el turno de Los Chikos del Maiz. Dj Plan B introdujo el show con algunos temas musicales, un gran Kalashnikov que hace las veces de logo del grupo valenciano se encendió y el resto es historia. Nega y Toni Mejías terminaron de encender a todos los congregados, iniciaron el concierto con ‘El extraño viaje’, un tema que comparten con Ana Tijoux, y todo fue cuesta abajo desde ese momento. ‘Pasión de talibanes’, ‘La estanquera de Saigón’, clásicos que enervaron a los fieles, que no pararon de saltar cuando sonaron los acordes de Riot Propaganda. También hubo tiempo para soltar un par de acapellas, un rasgo identificativo de LCDM desde sus inicios, de avanzar que el nuevo disco, ‘Yes Future’, ya está cerca de salir a la luz; de alertar sobre el avance de la ultraderecha en Europa y, cómo no, de recordar que Miranda fue uno de los primeros lugares en llamarles para actuar cuando daban sus primeros pasos. «Han pasado 16 años desde aquello, estamos muy agradecidos; y compartimos cartel con Porta, que en paz descanse», bromearon.
El broche de oro del MUF tenía nombre y apellidos: Ill Pekeño y Ergo Pro. Respaldados por el siempre talentoso Tensei One, Riquelme y Okocha se comieron el escenario. Su métricas van más allá de los simples juegos de palabras, son códigos de barrio tan respaldados y aplaudidos en Orcasitas o Villaverde, como en Las Matillas o Anduva. Los madrileños se apoyaron en su complicidad para confeccionar un concierto medido, cada palabra en su sitio, cada apoyo o refuerzo a su tiempo. El disco de Rafaela Ybarra fue coreado de principio a fin por una legión de seguidores que son una suerte de ultras. Interpretaron también las colaboraciones con Toteking y Hoke, ‘Calle Cortada’ y ‘Desamparados’. Cabe resaltar que el público entonó esta última a pulmón, sobretodo el cacho del valenciano, pese a haber sido colgada hace pocos días en las plataformas digitales. No en vano es «el disco del año» en lo que a rap se refiere, tal y como sentenció Ergo Pro en directo.
El dúo repartió barras de todo tipo entre los fieles, sí, también lanzaron pan; y cerraron un show digno de alabar con toda la entereza del mundo, como si llevasen veinte años de escenario. Si ya contaban con el cartel de grupo revelación, en Miranda confirmaron que son ya una referencia dentro del panorama nacional y que pueden marcar una época. "Concierto de Mobb Deep en Miranda", bromeaba Pekeño ante mi propuesta 'indecente' de que él mismo pusiera el títular a esta crónica; y es que hablar de Prodigy y Havoc son palabras mayores, y Miranda no es Lefrak; pero es evidente que el MUF nos brindó barras y estrellas suficientes como para malograr el cuello de los asistentes.
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