La octava edición de MIRA Digital Arts Festival ha pasado un año más por Barcelona. De nuevo, el centro de operaciones se ha instalado en el atractivo espacio industrial de Fabra i Coats. La organización del festival parece haber encontrado una fórmula que contenta a partes iguales a público, partners y artistas. El MIRA se ha afianzado y ha conseguido lo que no resulta fácil en los tiempos que corren, y es el hecho de tener un carácter propio bien definido. En su momento el festival apostó por la creación audiovisual, entendiendo los espectáculos musicales como una conjunción de dos fuentes fundamentales: la sonora y la visual. Actualmente los conciertos siguen disponiendo de un peso específico dentro de la programación, pero también lo tienen, las instalaciones, la exposición, así como las conferencias, presentaciones y workshops.
Además, se volvió a la fórmula de la despedida en el Razmatazz para que la fiesta continuase más allá de las restricciones horarias de un espacio público como el de la Fábrica de Creación.
Las instalaciones artísticas de este año corrieron a cargo de Guillaume Marmin, con “Light, Mehr Licht!” y Nick Verstand junto a Salvador Breed, con “Imaginary Limit”. En la primera, luz y sonido interactuaban con el visitante; mientras que en la segunda eran los láseres los que jugaban con el concepto de los límites, de una forma muy metafórica. Y la exposición de este año, la cual está relacionada con la imagen del festival lleva el título de “THE SEARCH FOR (modern) PLEASURE”, e indaga sobre la noción del placer dentro de la era digital y se adentra en el arte como catalizador de experiencias, emociones, sensaciones y estímulos que evocan y promueven una visión hedonista de la condición humana. Le exposición permanecerá abierta al público hasta el próximo 16 de diciembre y cuenta con obras de Brooke Candy, Carlos Sáez, Claire Tolan, Esmay Wagemans, Faith Holland, Field, entre otros.
Jueves 8 de noviembre
Lo cierto es que la edición de este año se recordará por la calidad de algunos de sus propuestas musicales. Ya, el primer día, pudimos disfrutar con algún que otro plato fuerte, como fue el caso de “Miércoles”, un espectáculo concebido por Nicolas Jaar y la bailarina contemporánea Stéphanie Janaina, que a lo largo de tres horas, ocuparon el escenario 3D Sound Room. Lo que vimos allí no tenía nada que ver con un concierto al uso, de hecho, era más bien una experiencia a medio camino entre la performance y el viaje introspectivo. Lo bueno de “Miércoles” es que siempre es diferente, ya que toda la parte de Janaina es improvisada y la parte de Jaar tiene mucho que ver con las características del espacio donde se realiza la performance y el público que participa. Y es que el artista norteamericano de origen chileno, crea texturas sonoras a partir de sonidos que recoge in situ. La propuesta contó con varios tramos, uno primero, con sonidos muy tenues y lánguidos, una segunda parte, con sonidos más corpóreos y una tercera, con intensidades mucho más marcadas. Al final, se hizo una llamada para que el público participase de unos instantes de meditación, y poco después se concluyó la experiencia con una invitación al baile, a modo de celebración, tras la purga trascendental. Mientras tanto, en el escenario principal, Eartheater, iniciaba el showcase del sello PAN. Lo suyo fue lírica mutante en estado puro, a través del sampling de arpegios combinado con una gama infinita de crepitares digitales, consiguió crear paisajes sonoros con una alta consistencia onírica dark. M.E.S.H. por su parte, se presentó con una propuesta de un peso específico del ritmo, construido, eso sí, a base de percusiones tratadas, o bien, modificando sonidos recogidos del entorno. El concierto de Amnesia Scanner present As Oracle fue de lo mejorcito de la jornada inaugural. A nivel musical la propuesta fue del todo incisiva, basándose en beats entrecortados, dispuestos en patrones arrítmicos. Lo suyo fue auténtica alquimia del beat quebrado. En la parte visual pesó más el trabajo lumínico que el visual; el concepto fue muy berlinés en todo caso: luces entre las tinieblas que lanzaban las máquinas de humo. Y Gaika cerró con una sala abarrotada -se colgó el cartel de sold out-. El proyecto procedente del barrio de Brixton es la tercera vez que pasan por Barcelona en los últimos dos años, y a lo largo de este tiempo su evolución se ha encaminado hacia una suerte de dancehall futurista que no deja a nadie indiferente. Basta con echarle una escucha a la inquietante “Hackers & Jackers” que interpretaron en MIRA, y que ejemplifica a la perfección la idiosincrasia de este proyecto de sonido denso, urbano e industrial.
Gaika
Viernes 9 de noviembre
La actuación de Carla dal Forno sorprendió por su simplicidad de sonido sintético., pero justamente esa sencillez requiere de un trabajo de cirujano previo muy elaborado. Su voz melancólica navega y se entremezcla muy bien entre esos paisajes densos y obscuros de sus melodías electrónicas y cuando agarra el bajo eléctrico profundiza en esos ambientes flotantes. Tras su actuación, le llegó el turno a otra mujer de gran personalidad e investigadora de sonoridades planeadoras, la suiza con raíces tibetanas Aïsha Devi, que aplica a su música, técnicas místicas y de meditación y las confronta con sonoridades de future beats atmosféricos. Pero su discurso y sobre todo sus cánticos, funcionan mucho mejor cuando los junta con sonoridades industriales más extremas y contundentes que cuando se pone onírica que pierde gas diluyéndose.
La banda de origen alemán, Tangerine Dream, se presentaba sin su miembro fundador, Edgar Froese, desaparecido hace tan solo tres años. El resto de la formación, Thorsten Quaeschming, Hoshiko Yamane y Ulrich Schnauss sí que continúan manteniendo encendida la llama de este prodigioso proyecto, seminal de algunas corrientes sonoras como el ambient, el krautrock o el trance, la new age. Fue la cuarta vez que visitaban Barcelona, la primera fue hace nada menos que 40 años, y la última fue en 2010, con un concierto en el Palau Sant Jordi. Lo que ofrecieron en el MIRA estuvo más ajustado al carácter electrónico de la última época, aunque hubo alguna que otra concesión a su pasado más exitoso, como cuando interpretaron “Love on a Real Train” de la banda sonora de “Ricky Business”. Aún así fue un concierto, muy desigual, debido a una selección no del todo atinada de temas para su setlist -la parte de cortes con toques más globales fue totalmente prescindible-.
Después de la actuación de Tangerine Dream, la cosa cambió de tercio, mediante sonoridades experimentales más cercanas al hip hop futurista con Coucou Chloe, que mantiene un discurso hipnótico y arrastrado con su voz sensual y lo junta con un paisaje sonoro que investiga nuevos sonidos juguetones y a veces fantasmagóricos, como las piezas que conforman su segundo e.p “Erika Jane”, para el sello Nuxxe. Después de la sugerente actuación de la francesa, cogió el testimonio The Bug, el sello de calidad por antonomasia, el rey Midas de los graves aturdidores, todo lo que toca lo convierte en oro sonoro, a más, dispone de una gran inquietud artística, que le ha llevado ha colaborar en diferentes proyectos, siempre muy interesantes y con personalidades dentro del mundo de la música, como la colaboración que presentó en la edición del año pasado en el Mira festival con Dylan Carlson del grupo de Earth, en que dejaron huella en los sufridos cristales de las ventanas de la Fábrica Fabra i Coats. En esta ocasión, Kevin Martin vino acompañado de la mc y cantante israelita Miss Red, a la que le ha producido su disco de debut “K.O.”. Su actuación empezó con 20 minutos de pura esencia de The Bug en solitario: muralla sónica de profundidades abismales de noise, grime, dubstep, dub .. hasta que salió a escena Miss Red empezó a escupir rimas por la boca dando un toque más dancehall al conjunto. Este binomio se convirtió en la actuación estrella de la noche del viernes, que posteriormente cerró el productor británico Call Super, con una sesión de dj muy orientada al baile, donde hizo muy buena selección de temas, dejando a un segundo plano las mezclas, moviéndose entre el techno más saltarín al electro más macarra, sonaron perlas como el “Destroy Him my Robots” de Anthony Rother y el clásico “hard to find” “ Monolith” de “Bit Stream”.
Sábado 10 de noviembre
La jornada del sábado del Mira Festival, se mostró como una de las mejores que ha tenido este festival en sus 8 años de vida, con unas actuaciones que estuvieron a un altísimo nivel, cumpliendo todas las expectativas que habían puestas en ellas y con una progresión en la programación que se fue elevando meteóricamente hasta explotar con el set de Avalon Emerson. Antes disfrutamos de algunas propuestas de lo más sugerentes, como el de El Sueño de Hyparco, que volvían a ofrecer un concierto en muchos años. Esta vez, la formación madrileña presentó en directo su mítico disco publicado en 1990, “Ambientes Hormonales”, y contó con el apoyo de Alba G. Corral, en los visuales. Más tarde fue el momento de Seefeel. Lo suyo fue todo un lujo, se trataba de el único concierto en nuestro país de su gira con mitivo del 25 aniversario de la publicación de su disco de debut “Quique” (Too Pure, 1993), una pieza de orfebrería sonora que supuso un punto de inflexión en la música avanzada de los años noventa. En el MIRA se centraron en esta pieza angular, que concentró las vanguardias sonoras del momento: post rock, IDM, shoegaze, dub… todas ellas se conglomeran de forma eficaz en una especie de serie sonora conformada por nueve obras irrepetibles. El cuarteto británico sonó a gloria y elevaron desde el minuto cero hasta el techo su cota de genialidad.
Uno que nunca falla es Uwe Schmidt, que lleva faenando desde más de tres décadas con una calidad y acierto extraordinaria en la música electrónica, con sus múltiples mutaciones Flanger, Atom Heart, Señor Coconut entre casi unas 70 pseudónimos. En el Mira Festival, bajo su alias más conocido Atom™, vino a presentar su reciente show “Deep State” experimentando con las frecuencias, a base de techno continuo, hipermusculado, pero con un toque de motor de dos tiempos, que se alimenta de ruidos y saturaciones. Mostrándose en plena forma con un sonido actual y sin lloros al pasado, porque el Sr. Schmidt, siempre ha sonado avanzado a su tiempo.
El estadounidense Yves Tumor se presentó ataviado debajo una máscara de gas y de un outfit de Capitán Jack Sparrow destartalado, vino al abordaje y se dejó en casa los paisajes pop más oníricos de su reciente álbum publicado en el sello Warp “Safe in the Hands of Love”, mostrando su faceta de terrorista sonoro algo demente repartiendo metralla ruidista a doquier mientras vociferaba palabras distorsionadas creando una actuación extrema e Industrial, digna de la entrada al purgatorio, que acabó noqueando a la audiencia en su totalidad. Después de la destrucción masiva de Yves Tumor, cogió los mandos Christoph de Babalon, pionero en mezclar en los años 90 el jungle más desenfrenado con el ambient más sosegado, en su mítico álbum “If You’re Into It, I’m Out of It”. La vuelta del productor alemán ha coincidido en un momento que el jungle se vuelve a reivindicar , mostrando en su live una gran frescura con los breaks rotos desencajados y cambiantes de sus poliritmos rompe piernas.
La noche estaba muy caliente y Ryan Lee West, conocido como Rival Consoles, continuó echando gasolina al incendio. Este Británico que es uno de los abanderados del sello “Erased tapes” (dónde graban Kiasmos, Nils Frahm o Ólafur Arnalds entre otros) se mostró en vías exploratorias y con mucha elegancia haciendo lo que le venía en gana en su actuación, pasando por tonalidades acústicas, hacia un techno nada robótico que parece tener corazón humano, todo enfocado a la pista de baile con un sonido muy elaborado que viaja hacia el futuro.
Lo de Avalon Emerson fue muy grande, esta productora Americana afincada en la actualidad en Berlín, tiene una sensibilidad muy especial por saber en cada momento lo que la pista de baile necesita y encima mezclado con una finura exquisita. En su set con un sonido directo aparecen diferentes estilos que van desde el techno, house americano ligado un espíritu raver burlón y cuando cuela sonidos electro se muestra magistral.
Esta octava edición del Festival Mira ha llegado a cotas muy altas en mostrar sonidos electrónicos muy sugerentes y nada convencionales, con cierto riesgo y experimentación que pueden atraer a grandes masas de público también. Cogiendo el relevo a otros festivales de música electrónica que lo han dejado de hacer. Esperamos grandes cosas para la próxima edición!
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