Gloria bendita
ConciertosMichael Rother

Gloria bendita

9 / 10
Tomás Crespo — 25-10-2016
Empresa — Giradiscos
Fecha — 18 octubre, 2016
Sala — Teatro Eslava, Madrid
Fotografía — Alfredo Arias

Que Michael Rother es una de las personalidades más importantes de la música facturada en Europa continental en la segunda mitad del Siglo XX es algo que está fuera de toda duda. Que su música es y ha sido tan extremadamente vanguardista que a día de hoy resulta, no ya vigente, sino prácticamente avanzada a nuestro tiempo es algo tan sorprendente como digno de alabanza. Costó convencerle para volver a la carretera y, aunque ya nos visitó el pasado año, temíamos que tras la inesperada muerte de Dieter Moebius quizás nunca volveríamos a verle sobre un escenario. Afortunadamente no ha sido así y el genio de Düsseldorf volvía a visitarnos antes de lo que hubiésemos imaginado. Eso sí, con una nueva formación. A la batería el mítico batería Hans Lampe, quizás la única persona en el mundo capaz de desempeñar el papel que de forma tan radicalmente magistral realizó en su momento el malogrado Klaus Dinger. No en vano, Lampe fue el batería que reclutó Dinger para La Düsseldorf y ya estuvo presente en la heterodoxa grabación del apabullante “Neu! 75”. Igualmente, el joven guitarrista Franz Bargamen (ex-miembro de los berlineses Camera) cumplió con creces la tremenda misión de interpretar en directo temas tan fundamentales para el devenir de la música en su país natal.

Con un retraso quizás excesivo para lo anunciado, Michael Rother aparecía sobre el escenario con su aspecto de afable profesor universitario y con apenas un tímido saludo inauguraba un apabullante ritual sonoro en perfecta comunión con los allí reunidos. “Michael Rother plays Neu!, Harmonía & Solo Work”. Todos sabíamos a lo que veníamos.

A lo largo de poco más de una hora los ritmos motorik se fueron adentrando en el cuerpo y alma del público hasta llevarnos a un estado de pseudo-éxtasis tan placentero como embriagador. Ese ritmo glorioso, que si bien sólo pudo haber nacido en la Alemania de los 70, podría resonar en cada ser humano del planeta, de Siberia a la Patagonia. Una música tan universal y expresiva que no necesita de palabras para comunicarse. Abriendo con “Neuschenee” y cerrando con “E-Musik”, no hubo un segundo para vacilaciones o incertidumbres. Las composiciones de Neu! se entrelazaron como seda con las de Harmonia hasta el punto de que resultó sencillo olvidar quién firmó “Veteranissmo” y quién “Negativland”. De su carrera en solitario decidió recuperar varios pasajes de “Katzenmusik” antes que centrarse en “Flammende Herzen” o “Sterntaler”. Dio igual. Rother es el creador de un sonido único en cualquiera de sus entregas.

Aquello no tuvo nada de auto-homenaje, ni siquiera de nostalgia. Sencillamente vimos a un músico disfrutando de lo que mejor sabe hacer: música. Un impresionante set que tuvo su cumbre exacta en el momento en que “Hallogallo” (Neu!) dió paso a “Dino” (Harmonia). Unos segundos que resumen a la perfección el importantísimo legado musical de Rother: el punto en que lo orgánico y lo sintético confluyen para crear algo totalmente nuevo. O en términos más profanos, la colisión perfecta entre rock psicodélico y electrónica. Cuando la pulsión rítmica deviene en cualidad melódica creando atmósferas trascendentes de una belleza incomparable.

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