El nuevo mesías soul... en semi-automático
ConciertosMichael Kiwanuka

El nuevo mesías soul... en semi-automático

7 / 10
Raúl Julián — 20-09-2022
Empresa — Live Nation España S.A.U.
Fecha — 19 septiembre, 2022
Sala — La Riviera, Madrid
Fotografía — Virginia Barbero

Había mucha expectación en torno a la doble visita madrileña a La Riviera de Michael Kiwanuka, concretada tras cambios de fechas y un retraso de dos años con respecto a la fecha inicialmente prevista debido a la pandemia. El británico presentaría, al fin, las canciones incluidas en su tercer disco, aquel espectacular ‘KIWANUKA’ (Polydor, 19) que le valió el Mercury Prize allá por 2020. Ambas citas contaban con entradas agotadas hace tiempo y, en la que fue primera de sus representaciones, dejó unas sensaciones algo más tibias de lo esperado, sin llegar a alcanzar aquellos niveles de calado y calidez emocional quizá previstos de antemano.

Michael Kiwanuka y su troupe –un total de siete músicos sobre el escenario– ofrecieron un concierto difícilmente cuestionable en cuanto a ejecución, plagado de esas grandísimas canciones incluidas en el catálogo del mesías del nuevo soul, y engalanado en todo momento con un juego de luces espectacular con el que realzar el espectáculo. Pero al mismo tiempo resulta complicado obviar que, al menos durante buena parte del concierto, la luz del piloto automático de la banda estuvo encendida, ante una audiencia que se expandía a lo largo y ancho de toda la sala deseosa de otorgar al autor todos los honores derivados de su actual estatus. Y es que por momentos al concierto le falto un plus de intensidad y quizá cierta implicación adicional, con la que prender definitivamente la llama de la emoción.

Se trata de ese sentimiento excitante que siempre se le presupone a una variante como el soul y, por ende, también al que a día de hoy podría ser máximo exponente del género. El concierto se abrió con la bella delicadeza de “Piano Joint (This Kind Of Love)”, para a continuación acerar el ritmo progresivamente con piezas como “One More Night” y las setenteras “You Ain't The Problem” y “Rolling”. También destacaron una “Black Man In A White World” con cierto ramalazo funky, la sentida “Hero”, “Light” o una “Solid Ground” que puso fin al grueso de la velada con su explosión final. El inglés reservó para los bises “Falling” y el celebrado tramo conformado por “Home Again” (preciosa en formato semi-acústico), la infalible “Cold Little Heart” y la no menos pegadiza “Love & Hate” como cierre definitivo.

El cantante se esfumó del escenario con inusual premura, al momento de tocar la última nota del último tema y mientras el resto de la banda se despedía del público, en una anomalía que alimenta la teoría de que tal vez no se encontraba del todo cómodo o, cuando menos, no disfrutó de su mejor noche. Noventa minutos, en definitiva, de indudable belleza intrínseca y con puntuales y valiosos picos de emoción, pero que no consiguieron explotar todo ese potencial latente tanto en las canciones del creador como en la propia versión en directo de la banda. Michael Kiwanuka no consiguió abarcar el total de unas previsiones que, eso sí, lucían descomunales en base a la que hasta ahora ha sido su intachable discografía.

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