Hay bandas que parecen estar hechas a la medida de una ciudad. Como si todo el público consumidor de música en directo fuera una masa homogénea con gustos y preferencias comunes y se encargara de hacer la programación de veladas frías para noches pamplonesas, si es que esto último no es una evidente redundancia. MFC Chicken es una de esas bandas que lo tiene y Pamplona se ha revelado como uno de sus mejores baluartes.
Auspiciados por Anaim Club Fest y con una sala Zentral que ya hace un tiempo dejó las sillas guardadas en el trastero, los británicos desembarcaron en la capital navarra para presentar su último trabajo "Fast Food & Broken Hearts" (2020) que, tras diez años de trayectoria, reincide de nuevo en esa fórmula ganadora de canciones de poco más de dos minutos recubiertas de puro rock’n’roll.
En formación de cuatro y engominados para la ocasión, iniciaron su actuación con uno de sus nuevos temas, "Always, always, always", y esa repetición de palabras y patrones que tan bien funciona en sus intenciones de hacer bailar al respetable desde el primer minuto. Tras esta, sonó “KFC Called The Cops On me”, con el pollo frito siempre rodeando la temática de muchas de sus composiciones, y “Goin’ Chicken Crazy”, donde el saxo da el pistoletazo de salida a una melodía marca de la casa. Todas ellas, unidas a “Hooch party” con su dinámica repetitiva y hedonista, marcaron el inicio de un directo frenético y con disparos breves al más puro estilo Sonics, The Excitements o The Wailers.
En “Waste of space”, Spencer Evoy (saxo/voz principal), toma las riendas para desplegar sus mejores virtudes como frontman de una banda con una fórmula sin grandes inventivas pero compacta y acompasada. Cualidades que se revelan en los solos de guitarra y saxo de “Dirty robber” y “Spy wail” o en el apartado rítmico de “Who gave what to who?” de su último trabajo.
Con “Voodoo Chicken” y “I Couldn’t Say No”, los MFC dieron paso con éxito al acompañamiento de palmas en lo que fue la constatación de un público disfrutando y volcado con los británicos. La banda, al ritmo del compás que marcan Ravi Low-Beer (batería), Zig Criscuolo (bajo) y Dan Dan Criscuolo (guitarra), se fue soltando por medio de coordinados bailes y gestos de alegre chulería previos a la interpretación de “Free Range Man”, en la que Evoy muestra las múltiples cualidades y registros de su voz. Con esta última se completó la primera mitad de un directo que fue retomado por directas composiciones de su último trabajo como “Free Range Man” y “Fuck you me” o el ritmo cadente e iterativo de una ya clásica “White Leather Boots”. El enajenado ritmo de “Spontaneous Combust” precedió a una “Sit Down Mess Around” con la colaboración inestimable del público y una “Tipi tapa” con un fuerte sabor local que sirve de onomatopeya acertada del compás y carácter de la banda.
Un acompasamiento que demuestran en la instrumental “Bad News From The Clinic” y que valió para encarar un final repleto de pollo frito, comida rápida, desamor y sonido Pacific Northwest rhythm por medio de las melodías graves de “Fresh Chicken, Straight From The Trash” o, como no podía ser de otra manera, “Chicken, Baby, Chicken”, el hit principal de la banda. La vida era esto. Tercios, bailes, roces, sudor y rock’n’roll.
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