Durante tres soleados días el Menorca Groove Festival llenó de ritmo y buenas vibraciones diferentes espacios de la ciudad de Mahón.
Tenemos que aplaudir que, en estos tiempos difíciles para todo lo que rodea a la cultura, haya quien siga luchando por mantener viva la llama y la pasión por la música. Las labores que desempeñan festivales de pequeño formato, como este cuidado Menorca Groove Festival o espacios como el acogedor Es Claustre, son vitales y desde aquí los queremos reivindicar. Lo mejor de todo es que se asociaron para que tanto residentes como visitantes, disfrutáramos de lo que más nos gusta, la música en directo.
Se trataba de la quinta edición de este festival que tiene la mirada puesta en los ritmos más bailables, si bien este año la programación estaba “condicionada” por la situación en la que vivimos. Propuestas más conocidas como La Mari (Chambao), los emergentes Stay Homas o el siempre sugerente Mû Mbana, tuvieron una excelente aceptación y, además, estuvieron apoyadas por una buena selección de dj’s para que el ambiente de euforia vivido en cada concierto, se extendiera (o aumentara) un buen rato más.
Hay que decir que los entusiastas encargados de Es Claustre adaptan ese espacio, a cielo abierto, según las características de cada concierto, haciéndolo más atractivo aún. Pero si vamos a la parte musical fue La Mari la que abrió el festival. Se presentó en trío y en formato acústico. Una apuesta valiente, a la que no hubiera ido mal un bajo para reforzar la base rítmica, aunque contando con el impresionante Pedro Pimentel, guitarrista multiusos (como él se define) y el “pulpo” Manuel Cabrales a la batería, (ambos compañeros en La Banda Magnética de El Canijo de Jerez), el colorista arrope a la personal voz de La Mari (foto superiror) estuvo resuelto. Y así lo entendió un público que demostró ser bastante fan de la malagueña. El repertorio consistió en un repaso a su obra con Chambao, un setlist tierno, dijo ella, que obvió sus últimos temas compuestos por cuestión de instrumentación.
“Camino Interior” y la versión de “Volando voy” ya marcaron el tono relajado y positivo del concierto. Y canciones como “Detalles” donde canta eso de “compartir mis ganas de ayudar a los demás” indicaron ese punto en el que se encuentra alguien que lo ha pasado muy mal, que ha conseguido salir del bache y que quiere que su experiencia pueda servir de apoyo. “Hemos venido a disfrutar” fue su primer mensaje al público, que lo hizo con sus personales versiones de “Lo bueno y lo malo” de Ray Heredia y el “Rosa María” de Camarón. Pero los más celebrados fueron clásicos como “Duende del Sur”, “Cómeme” o la envolvente ”Pokito a Poko”. El cierre con “Ahí estás tú”, donde el público coreó con ella eso de “me gustas como bailas tú”, incitó a la gente a levantarse, pero la responsabilidad ganó y el público se conformó con cantarlo con ella.
Tras ella los sonidos de la diáspora africana, en todas sus acepciones posibles, llenaron de ritmo Es Claustre gracias a las hábiles manos de la dj Sonido Tupinamba.
Stay Homas - Foto: Hara Amorós
La siguiente jornada no iba a ser menos exitosa, ya que las entradas para ver al grupo revelación de la pandemia, Stay Homas, se habían agotado bastantes días antes. Gran expectación por ver como esa enorme espontaneidad y creatividad expuesta a través de las redes, con las limitaciones de una terraza y una mínima instrumentación, se llevaba al escenario. Y no defraudaron, más bien al contrario.
A pesar de que su obertura con la festiva “In the end” tuvo algunos problemas de sonido, ellos lo encajaron con naturalidad, algo que les aporta un plus de acercamiento a su público. Aunque eso no debe esconder que son tres grandes músicos multiinstrumentistas, que para la ocasión estaban reforzados por otros dos no menos habilidosos.
A partir de ahí, todo fue para arriba. “Estamos mal”, “Nunca vuelven” o “Por el camino”, ese temazo donde los juegos vocales brillan, fueron coreadas a viva voz por un público, digamos que bastante joven. Más fiesta con la sambera “Tudo bem” y la sorpresa llegó con la positiva “Gotta be patient”, porque apareció Judit Neddermann para cantarla con ellos. A destacar su viaje por los ritmos latinos con la triada “En primavera”, “Cacatúa” y “Mientras respire”, o la explosivamente funky “Anything at all” con la guitarra eléctrica desatada.
Aunque no lo pudiera parecer, ellos son más que conscientes de donde están y por qué, algo que dejan claro en “No vull baixar”, uno de sus últimos temas compuestos, donde aparece el sutil Albert Pla y que también fue coreado e iluminado por una nube de móviles. Nos pusieron “Del revés”, nos hicieron viajar a Liverpool con “Another Love Son” y de nuevo karaoke con “Volveré a empezar”.
“Las merdes”, con esos aires a lo Mumford & sons, sirvió para que explicaran que sus mensajes no son solo de buen rollo y que encierran también momentos duros vividos. Con los arreglos balkan de “The bright side” y la irresistible “Let it out”, pusieron a prueba la seguridad del espacio, porque durante unos instantes el público no pudo aguantar en su silla. Y es que como ellos dicen en una de sus canciones “al ritmo de Stay Homas bailan hasta las farolas”. Pero que nadie se engañe, no son otro grupo más de “reggae-rumba”. Son originales porque su estilo no se puede definir, ellos disfrutan lo mismo con la salsa, que con el bolero, con el funky o con la samba. Música popular del siglo XXI, con mayúsculas, donde sus admirables combinaciones vocales son parte de su sello de identidad.
Recinto durante Stay Homas - Foto: Hara Amorós
Tras ellos “La fábrica del funk” nos regaló una buena sesión con la que despedirse de Es Claustre, para trasladarse el día siguiente a la Isla del Rey. Aunque no queremos dejar de nombrar a Vj Mongo que durante esos dos días estuvo proyectando en dos amplias pantallas, una mezcla de sus laboriosos trabajos con las imágenes del directo.
Como decíamos el festival tuvo su clausura en los jardines del centro de arte Hauser&Wirth, situado en la Isla del Rey, una preciosa isla situada en el puerto de Mahón. Independientemente del festival aconsejamos su visita (más info en www.hauserwirth.com/menorca).
Pero volviendo al festival, allí tuvo lugar la primera edición de las Menorca Talks donde con el título de “De la formación al espectáculo: un rumbo a medida”, se impartió una didáctica charla entre cuatro profesionales de diferentes ámbitos. María Lladó, Montse Faura, Julia M. González y Pat Quinteiro intercambiaron ideas y dieron unas directrices básicas, cargadas de experiencia, para nuevos artistas.
Tras ellas el cierre definitivo llegó con Mû Mbana, multiinstrumentista, compositor y poeta, natural de Guinea-Bissáu y de amplia discografía. A mediodía, rodeados de árboles y con un sol benévolo, Mû nos invitó a un viaje por la tradición musical de Malí, salpicada por las experiencias de su propio viaje. Con su cálida voz, su simbi (el arpa de los cazadores) y acompañado por Adama Kone al n’goni, entrelazaron un delicado y ensoñador tapiz musical que nos llevó a recordar la enorme herencia que dejó el malogrado Ayub Ogada.
Al final Mû invitó a unirse a los músicos presentes y se montó una emocionante jam. Fue el perfecto colofón a un festival hecho con el máximo cariño y que sin duda va a seguir dándonos momentos inolvidables.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.