Un regalo del cielo
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Un regalo del cielo

8 / 10
Luis Benito — 11-11-2022
Fecha — 05 noviembre, 2022
Sala — Kafe Antzokia, Bilbao
Fotografía — Pablo Cabeza

Hay citas que no dejan de ponerte nervioso por mucho que no sea la primera vez, ni la segunda... Ricardo Lezón y su banda sabían que actuar en el Kafe Antzokia era especial y no sentir ese gusanillo antes de actuar hubiera sido muy extraño en ellos. Veinte años de trayectoria bien merecían un lleno en la sala más carismática de Bilbao.

Unos jóvenes Galerna tuvieron la suerte de abrir para su grupo más admirado. La voz de Mario resultó ser la mejor tarjeta de presentación para el público que no los conocía. Canciones largas que narran un viaje a Roma, una historia que merecerá su propio espacio y que pronto verá la luz en formato álbum. Personalidad y valentía, el mejor arranque.

Galerna recibió el relevo, McEnroe quisieron entregarlo sin dejar de celebrar su música, sin perder la oportunidad de volver a regalarnos una velada para el recuerdo. Porque durante veinte años hemos tenido la suerte de coincidir con una formación única, honesta y mágica. No son calificativos gratuitos, lo siento por quien así los considere.

Vivir en directo un repaso por las mejores canciones de los de Getxo se ha convertido en una píldora de felicidad superior a una de esas experiencias en Paradores que nos venden por varios cientos de euros. Y puede que en este punto radique el valor principal de lo que significa este 2022 para todas y todos los aficionados de la banda. El repertorio que comenzó con “Al sur de mi vida” y terminó con “Naoko”, diecinueve canciones en total, supuso una magnífica revisión de un viaje que nos hace felices. Porque la perspectiva del tiempo nos permite afirmar con rotundidad que la forma de escribir sobre el amor que tiene Ricardo está al nivel de los grandes compositores y que esas canciones llevadas al escenario generan emociones que ya quisieran quienes comercializan experiencias únicas.

La madurez y serenidad de estos McEnroe nos puede hacer pensar que ya hemos disfrutado de su techo artístico. Haber podido coincidir en el tiempo con ellos es un regalo inmejorable y somos capaces de verlo claro ahora que han pasado veinte años. Todo esto sirve para dar contexto a un concierto que podría haber sido más intenso a nivel instrumental, pero no más emotivo. Porque Ricardo canta mejor que nunca, Edu Guzmán es uno de los bateristas más finos que existen y Jaime Arteche (teclados) es el “mejor sexto hombre” de la liga musical. Escuderos como Gonzalo, Jaime y Pablo merecen mención aparte por saber estar así, con una humildad silenciosa que no deja de sorprender y siempre remando a favor. El resultado final no sería el mismo con otros músicos. Sumar a Jimena Lezón era cuestión de tiempo y este año ha llegado. Ella es el complemento ideal para esta formación y un motivo más de celebración.

“La Cara Noroeste”, “Las Mareas”, “Rugen las Flores” y “Los Valientes son himnos”. No faltaron.
Y no faltó un público entregado y sumamente agradecido. No era para menos.

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