Con cerca de 200 festivales patrios resulta difícil inventarse una nueva fórmula que lo pete y se distancie de la cansina oferta sonora que se repite de un punto a otro de la geografía nacional. Aun así, los organizadores de la primera edición del MBC Fest lo han intentado (la Torre del Alto Horno nº2 del Puerto de Sagunto como ubicación icónica, la ilustración en directo de 10 bandas por parte de algunos de los mejores ilustradores de la Comunidad Valenciana, unos incomprendidos y diminutos molinillos diseñados por Domestic Data Streamers que recogían las reacciones emocionales de los asistentes a través de los fríos números, la inexistente gastronomía gourmet…). Aunque, por momentos, los han conseguido. ZA! (propuesta de rock experimental que asume todo tipo de influencias musicales, incluida la improvisación, que empezó entre el público para subir luego al escenario en un intento de insuflar vida a un festival que, a primera hora del sábado, estaba muerto) o CaboSanRoque (performance sonora de 12 rounds con retromáquina incluida que remitía a Pascal Comelade y el domingo sirvió de vínculo de calidad entre la música y las artes escénicas que tanto había llenado la boca del festival a la hora de venderse en los medios) dieron la contra y dotaron de algo de personalidad a uno más de entre esos 200.
Lo más triste, tal vez, haya sido la mala organización por parte del festival (que no la producción, que se ciñó en un elevadísimo porcentaje a los horarios establecidos en el cartel) y la cuestionable experiencia de la gente de prensa (comidilla entre los medios acreditados), que andaban cual pollos sin cabeza.
De lo malo volvemos a lo mejor. El viernes, tras la solana de las primeras y anodinas horas, llegaron Coleccionistas, que con sus hipnóticas melodías plagadas de mezcla tropical y su probada experiencia se llevaron de cuajo el frío y la humedad que había calado hondo (y para mal) entre los asistentes “cebolla” al festival. El calor siguió acompañándonos con la puesta en escena de Holögrama del inquieto y multidisciplinar Cráneo Prisma que, acompañado del guitarrista Carlos Alcántara, nos trajo reminiscencias de bandas como Suicide o Deerhunter. Modelo de Respuesta Polar desprendió, como siempre, calor en sus letras y cierta apatía en su presencia escénica que no lograron avivar el fuego, pero sí mantenerlo a buen recaudo a la espera de la solvencia y calidad del Grupo de Expertos Solynieve. Momentos después llegaría el rock potente y veloz de los Siberian Wolves, antesala al dream-pop (más que shoegaze) de los ubicuos The Pains of Being Pure at Heart con sus reminiscencias ochenteras y condescendencias pop de cuya formación inicial apenas queda el frontman. Tras los norteamericanos, le llegó el turno a Mujeres y su rock de guitarras nerviosas con un directo contundente capaz de despertar al más dormido y hacerse uno y trino con el público. Los Punsetes no iban a ser menos y sus temas más destacados y reconocidos fueron su gran apuesta y, sí, lo lograron, la hierática Ariadna, su cantante, entró en comunión con los allí asistentes. Tras ellos, llegaron Ellos y su acertado electro-pop de reminiscencias ochenteras que darían paso al plato fuerte de la noche, Perro y su atípica mezcla de punk, rock, pop y electrónica que no sólo convenció, sino que venció. Su “Reina de Inglaterra” cerró el concierto mecido por los coros de sus más convencidos fans.
Y llegó el sábado. ZA! abrió con energía free rock y buen hacer un segundo día que se iniciaba como el primero, sin apenas público, hasta que las algo más mediáticas Hinds (ex Deers) hicieron uno de sus directos más descafeinados, aunque plagados, como es habitual, de garaje pop y de tontunas verbales en su interacción con el público. La diversión y teatralización, sin duda, vendría poco después de la mano de Hidrogenesse y sus himnos entre el synth-pop y el italodisco con un set non-stop repleto de humor. Novedades Carminha lo dieron todo, provocaron y divirtieron a partes iguales con su garaje-punk que, por momentos, remitía a Siniestro Total. Pero, sin duda, era Javiera Mena una de las grandes esperadas de la tarde y no decepcionó a su público de siempre, entregados ya de antemano, y a aquellos que a esas horas ya tenían ganas de fiesta. Terminar su concierto con una versión de “Ritmo de la noche” fue el perfecto rubricón a lo que dio de sí su espectáculo. Luego vinieron los correctos y emocionales Standstill, que no sorprendieron, pero sí llegaron. Letras y emociones a flor de piel y en boca de algunos de los asistentes. Uno de los platos fuertes de la noche fue The Horrors, lástima que haya que decir eso de vistos una vez, vistos todas. Al menos, desde que se han vuelto niños buenos y todo lo que hacen en el escenario llega sin sobresaltos ni platos rotos en torno al shoegaze, la psicodelia y el afterpunk. Carl Barat and The Jackals pasaron sin pena ni gloria (la ausencia de un Pete Doherty al frente, tal vez) y, por fin, Future Islands, cabeza de cartel del festival que aunó su synth-pop, los espamódicos movimientos y juegos de voz de Samuel T. Herring, convertido en el crooner de moda a falta de uno mejor, con las ganas de pasarlo bien del público llegada la noche y el frío ensordecedor. Los británicos Wild Beasts no defraudaron. Su mezcla de art rock, indie pop y electrónica llegó en una hora equivocada, aunque el público se mostró agradecido y entendió su asociación con uno de los sellos más prestigiosos, Domino Records, con quienes permanecen desde sus inicios. The Royal Concept fue el cierre adecuado en una noche plagada de sugerentes estímulos musicales para un grupo que muchos reconocerán por su “On our way” de repetitivo anuncio televisivo.
El domingo los valencianos Betunizer, con su extraño mantra y catárquico post-hardcore, dejaron una de las mejores improntas en los directos del festival. Y para directo más que correcto, Tórtel y su pop de amplias miras que parece expandirse en cada tema y cada nota y con músicos de probada solvencia. Saltamos ficha (Yuck) y tomamos tierra de nuevo con uno de los letristas más acertados del país, Sr. Chinarro, que con “Perspectiva caballera”, su último trabajo (autoeditado), vuelve a regalarnos sus letras más agudas y un directo de palabras mordaces que lanzaba a un público ávido de cosas más bailables. Y llegaron los Ash, y con ellos los bailes para los nostálgicos del indie rock de los ’90 que reconocieron casi cada uno de sus temas. Pero igual de malo es llegar antes a una fiesta (Betunizer) que llegar tarde. Y es que Joana Serrat y sus melodías folk aterrizaron en el MBC Fest en un horario intempestivo para su intimista y melódica propuesta. Pese a todo, salvo el escollo, y dejó un buen sabor de boca en un público escaso, congelado y expectante ante la gran diva de la noche, La Roux y sus hits de electro-pop capaces de movilizar partes de tu cuerpos que creías inexistentes.
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