Tierno y nocturno

El de Rosario presentó sus canciones nuevas y buena parte de su repertorio en la acogedora sala del centro de la ciudad, mostrando las virtudes de una propuesta en la que combina de forma natural rock porteño, pop tierno, indie, funk e incursiones por los paisajes sonoros latinoamericanos, del bolero a la cumbia. Maximiliano Calvo  bebe de fuentes clásicas para revitalizar de forma orgánica y natural un rock con carácter latino que no parece agotarse.

Todo forma parte de una personalidad un poco canalla, pero dulce, con la que lleva tiempo presentándose en sociedad, y que ha encontrado su público en esa capital a la que canta. Maxi está a punto de lanzar su nuevo EP de cinco canciones “Barato y romántico” (Universal, 24). Y en directo su lado rockero se acentúa.

Buen intérprete y excelente guitarrista, el que fuera cantante y guitarrista de la banda de Buenos Aires Intrépidos Navegantes se beneficia de una banda que arropa sus canciones con total garantía (Los TDA, con su mano derecha Stefano Mascardi), y que sonó convincente en lo instrumental y lo vocal: de hecho, todos tenían micrófono para sumarse con sus coros y voces de apoyo a las historias (muchas de amor) del cantante, pero pese a las estrecheces del escenario no se sufrió ni un amago de acople. El público, muy joven y no tanto, coreó y bailó en los momentos más rítmicos.

El argentino, todo simpatía, había irrumpido en el escenario con gafas, pañuelo anudado al cuello, camiseta interior sin mangas y el pelo corto: un aspecto que podía evocar al de un Miles Kane latino. Las gafas no duraron mucho, porque se le cayeron en el frenesí de un punteo con su Telecaster (“cómo me gusta el rock”, explicó, aunque no hacía falta).

Fue contando sus historias musicales nocturnas contenidas en sus EPs y el LP “El Gallo”, que le emparentan con la escuela de Los Rodríguez y Andrés Calamaro (“Vagos y maleantes”, “Poliamor”, “Flores de plástico”, “De puta madre”), y que crecen en directo con los cinco músicos que le acompañan. El sonido, muy nítido, podría haber sido más potente en un escenario mayor, pero como sucede en estas ocasiones la banda hizo de la necesidad virtud y se benefició de la cercanía de su público. Además, Calvo y su banda contaron con un par de colaboraciones vocales con amigos, que fueron muy celebradas. En “Nunca me despedí”, otra de sus canciones más certeras, no pudo contar con la presencia de Antonio Carmona.

La velada concluyó con un bis a la vieja usanza, porque el compositor y los suyos no debían haberse guardado nada. El artista había propuesto a sus fans otro plan apetecible: que se acerquen a la tienda de discos Marilians este mismo viernes para acompañarle en la firma de su nuevo trabajo. Será otro peldaño en la escalada del artista hacia ese público masivo que podría estar a la vuelta de la esquina.