Matt Elliott
ConciertosMatt Elliott

Matt Elliott

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Redacción — 17-03-2007
Fotografía — Archivo

Casualidad o no, la fiesta de presentación de la iniciativa Tanned Tin Tours en Madrid corrió a cargo de tres verdaderos hombres-orquesta. Abrió el fuego Chris Cole, a quien no le hicieron falta ayudas externas para defender las canciones de su proyecto Manyfingers, aunque para ello tuviera que pasar frenéticamente de los ritmos sincopados de la batería a la guitarra española, el acordeón o el portátil. La dificultad de reproducir canciones con tantas capas como “Some shield...” provocó algún que otro inevitable fallo de coordinación. Cole secundó a la batería algunos de los mantras de folk lo-fi de David Thomas Broughton, cuyo directo no puede ser más caótico e imprevisible. Valiéndose de un micrófono que doblaba su hiperbólica voz para hacer los coros (como más tarde haría Elliott), pero también de acoples, botellines de cerveza y plásticos varios, un Broughton ensimismado jugó a enmarañar su repertorio conocido y presentó temas nuevos. Entre lo sublime y lo ridículo. Matt Elliott no necesitó recurrir a la pantomima para captar la atención del público. Le bastó (sentado en una silla en un lateral del escenario y valiéndose de una pedalera para doblar los bucles de guitarra) llevar a escena el fruto de su búsqueda incesante en las entrañas del folclore europeo; un camino en el que cada vez parece sentirse más cómodo. El nuevo material presentado en Neu! Club, no tan lejano del primer Leonard Cohen, confirma su progresión hacia un folk de voces más limpias y canciones menos etéreas, aunque los estallidos de furia finales recuerdan que Elliott continúa siendo una bestia parda por mucho que suavice las formas. Durante setenta minutos desgranó sus historias de gente abollada, centrándose en temas de “Failing songs” como “Our Weight In Oil” o “Gone”. Eso sí, por si todavía quedaba algún nostálgico de los tiempos de The Third Eye Foundation entre el público, el de Bristol se despidió a lo torero, con una tormenta de drum’n’bass que todavía nos resuena en los oídos.

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